𝐂𝐚𝐩. 𝟑𝟑

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POV Valeria

Gonzalo: ¿Mauro? - su voz se rompió de golpe.

Miré hacia el salón y ahí estaba el chico que tanto echaba de menos. Quería verlo y contarle todo lo que había estado pasando, ¡y es lo que podría haber hecho en ese momento! Pero me quedé ahí parada, esperando a que algo pasase. La casa se quedó en completo silencio, y una sonrisa se formó en el rostro del desaparecido cuando Gonza fue y lo abrazó con fuerza.

Mauro: Te eché de menos pelotudo... - el quiebre de su voz hizo que mi pecho se hundiese.

Se separaron y el recién llegado me miró, yo en ningún momento aparté mi vista de sus ojos. Entonces, corrí hacia el rubio y lo estrujé entre mis brazos sin poder controlar mi fuerza. Empecé a llorar de la emoción, fue todo tan repentino que no tuve tiempo ni de ver esa herida que tenía en la mejilla.

Valeria: ¿Qué tenés acá? - pregunté preocupada mirando su cara.

Mauro: Te cambió el acento y todo pendeja. - se rio evadiendo la pregunta.

Después de unos minutos de larga intensidad de parte de los tres, nos sentamos a fuera con un par de cervezas, disfrutando de la compañía mutua.

Gonzalo: ¿Y te acordás de cuando Valeria se comió la hamburguesa de rata?

Valeria: ¡No era de rata! - se rieron y noté mis mejillas calentarse de la vergüenza.

Mauro: Sí que era pelotuda. - siguió partiéndose de la risa.

Valeria: ¡Cierren el orto! - grité mientras carcajeaba junto a ellos.

Gonzalo: Bueno pibes, yo ya no puedo más. Me iré a dormir. - se levantó.

Mauro: Aaaay, la princesita tiene sueño - se burló.

Cuando Bizarrap se fue con una sonrisa, Mau y yo nos quedamos en silencio, el cual era un silencio cómodo que no tenía porqué quebrarse. Me puse a observar la luz de las estrellas lejanas en el cielo mientras pensaba en cualquier cosa, estando en un completo estado de serenidad.

Mauro: Tengo que decirte algo Leo...

Su tono serio me extrañó, ¿porqué cambió tanto su expresión de golpe? Yo lo miré a los ojos y asentí para que continuase hablando. Él, en cambio, quedó haciendo contacto visual conmigo durante unos largos segundos antes de seguir con su oración.

Mauro: He estado contigo todo este tiempo...

Valeria: ¿...Qué querés decir? - fruncí el ceño.

Mauro: Yo... te he estado cuidando de lejos. - me sonrió con tristeza.

Valeria: ¿Qué? No te entiendo Mauro, explícate mejor.

Mauro: En algunas misiones... he estado yendo... y tal. - giró su cabeza hacia el frente con un aire de nerviosismo.

Valeria: ¿Qué misiones? ¿Las que hacemos con Chirlena? - busqué una significado a sus palabras.

Mauro: Las que según Selena hacéis para contraatacar a tu padre Emiliano, ¡joder Valeria! - me contagiaba su estrés cada vez más.

Valeria: ¿Cómo que contraatacar a Emiliano? ¿¡Está vivo!? - me puse de pie intentando no alterarme en exceso.

Mauro: ¿No... no lo sabías? - su cara de susto me abrumaba todavía más.

Empecé a notar que mis manos temblaban y que un cúmulo de emociones se me enganchaba en la garganta. No sé en qué momento mi respiración se agitó y se hacía irregular. Mauro intentaba apaciguarme con caricias en los brazos y con palabras de confort, pero mi cuerpo reaccionaba con empujones. Mi mente era un desenfreno total, corrí a buscar a Gonzalo para obtener una explicación del porqué me habían dicho que mi padre estaba muerto.

Abrí la puerta de la habitación y me lo encontré tumbado deambulando en su celular, supongo que estaba revisando alguna red social antes de descansar.

Valeria: ¡¿Qué mierda con ustedes?! - grité desesperada abriendo la luz sin avisar.

Gonzalo: ¿Q-Qué pasa..? - se tapó los ojos para no dejar entrar toda la luz de la habitación en su cabeza.

Valeria: ¡¡Emiliano está vivo!!

Entonces se alertó y se acercó a mí con pasos torpes ya que la melatonina abundaba en su cabeza.

Gonzalo: Iba a decírtelo, te lo juro, yo... - lo interrumpí.

Valeria: Mentirosos de mierda... - y de golpe, un puño fue directo a la puerta de madera maciza.

Y otro golpe fue en la misma dirección... el ataque de ira era imparable.

Entre los dos chicos consiguieron sacarme hacia el salón, aunque mi mente no podía razonar. La agresividad me inundó con lágrimas de rabia y con un par de golpes más pude escapar de los brazos que me retenían.

Me fui corriendo de la casa sin que nada me importase, agarré mi moto y empecé a correr sin rumbo. La velocidad aumentaba, intentaba calmarme con la adrenalina que me provocaba el estar arriesgando mi vida junto aquel ruidoso motor. No sabía que estaba haciendo, no podía entenderme.

Era la primera vez que me pasaba algo así...

¿...Porqué no puedo parar?

Quiero parar.

¡Necesito parar!

Pero lo que me paró no fueron los frenos, si no un auto que vino en contra dirección por mi carril. Sí, salí volando, mi cuerpo por los aires iba cayendo lentamente hacia el rugoso y duro asfalto. No me dio tiempo a agarrar el casco al salir, así que intenté cubrirme la cabeza antes del impacto pero el tiempo que tuve no fue suficiente.

Dejé de escuchar mi alrededor, mi cráneo notó un fuerte estruendo y el dolor tardó en venir. De hecho estaba tardando demasiado, creo que ni si quiera apareció dolor...

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Valeria & Bizarrap | +18 - lanenadeltrapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora