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Puse un posuelo de Kimchi en mi bandeja y volteé. Recé por que nada me detuviera y pudiese irme muy lejos del dorctor Park, pero siempre ocurren pequeños... inconvenientes.

-Tn, espera- frené mis rápidos pasos antes de cerrar los ojos lamentándome en silencio. Necesito un amuleto de la suerte o un perfume repugnante que le desagrade y no me quiera cerca. Estoy a punto de elegir una de esas dos opciones.

-Ven, hagámonos compañía, si no te molesta- dijo señalando el asiento a su lado

Estiro mis labios en una pequeña sonrisa de boca cerrada y me dirijo hacia él con pasos ahora inseguros.

Coloqué la bandeja en la mesa y aparté la silla para tomar asiento. No me sentía en condiciones de encabezar algún diálogo así que me mantuve en silencio. Levanté la mirada notando que me veía fijamente por alguna razón. Dejé de mirarlo y raspé mi garganta aborrecida de incomodidad y nervios.

-¿Está buena la comida?- improvisé, cogiendo algo de sopa para probarla

-Si...ya yo casi me lo acabo todo- dijo riendo levemente

Asentí mientras masticaba.

Nuestro choque visual es demasiado incómodo, por lo que no tardo en erradicarlo. Dios, si que se nota que le gusto. Miré confundida como me tendió de su ensalada con su tenedor para que la probase.

-De esta no tienes en tu bandeja- escucharlo hace que observe una vez más lo que me he traído corroborando que era cierto

Abrí mi boca y tomé la verdura de su tenedor. El sabor empezó a diluirse en mi cavidad bucal a medida que mastico. No tenía nada en especial.

-¿Sabe bien?- dijo curioso

-Sí, es decir, igual las verduras no son mi debilidad- comenté-. Las frutas tal vez si, son dulces. En mi opinión las verduras no son tan buenas.

-Ya, pero son saludables- contradijo divertido.

Un predecible silencio se quedó a importunar entre nosotros. Paseé los ojos por mi comida como si estuviese buscando algo interesante, solo por no alzar la mirada. Con esta atmósfera no dan ganas de comer.

-¿Y tu pie? ¿Sanó rápido?- preguntó

-Sí, y eso es porque me curaste muy bien- dije sonriendo de manera leve

De repente sacó algo de su bata de doctor y lo dejó encima de la mesa. Era una cajita. De esas de las que se usan para guardar joyas. La corrió acercándola a mí. Lo miré y sin decirle nada me dediqué a abrirla.

-Es para ti. Noté que no llevas nunca ninguno. Te recordé de inmediato en cuanto lo vi y quise comprarlo, ¿te gusta?.

-N-no era necesario que se... molestara- musité viendo el collar.

No es como si no tuviera joyas, tengo varias y son muy llamativas. Precisamente porque son algo extravagantes no las uso. Valoro que Tae las haya comprado para mi con tanto amor, pero pareciera que Jungsok me conociese más. Este a diferencia de los otros era más sencillo. No me gusta presumir tanto, supongo que eso me hace mejor persona.

-Espera, te lo pondré- no pude hacer nada cuando se puso se pie y rodeó mi silla.

Extendió su mano para sacar el collar de la cajita. Yo por mi parte seguía atónita, pero aún así aparté mi pelo utilizando una de mis manos para que no estorbara. Enseguida la pasó por frente mío dejándola descansando en mis clavículas. Sus dedos me rozaron mientras me la ponía, erizando los vellos de mi nuca por ese leve roce.

-Listo- dijo- miré la prenda bajando la cabeza, lucía bien

-Parece echo para ti, te hace todavía más hermosa- dijo Jungsok volviendo a tomar asiento

Wings And Trust (ᴋ.ᴛ.ʜ ʏ ᴛᴜ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora