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Abril 27, 2005

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Abril 27, 2005

Seok-Kyung estiró sus brazos hacia el cielo con toda la flojera del mundo. Se encontraba yendo a ver a la señora Choi para sacar una buena idea de qué hacer con las cartas de DalMi.

Un largo año en el cual mil cosas habían pasado aparte de aquellas cartas que eran dejadas en la pequeña casita para pájaros. El tiempo habia pasado demasiado rápido para Seok-Kyung, mucho más rápido de lo que hubiera deseado.

En este tiempo extrañamente comenzó a llevarse bien con aquel chico amargado con el que normalmente discutía todo el tiempo. Cuando menos lo pensaron comenzaron a ser inseparables.

Pues casi todos los días se la pasaba junto a él escribiendo aquellas cartas para DalMi. Pasaron de discutir sobre cada una de las cosas que el chico intentaba escribir a estar de acuerdo con casi todo.

Pero ahora Seok-Kyung no podía evitar preocuparse, no solo por las cartas si no por el chico. Pues acababa de graduarse de la preparatoria, habia sido aceptado en una universidad en Seúl y pronto tendría que irse.

Ahora simplemente no podía imaginarse que haría luego de que se fuera. Aun faltaban dos años para que ella se graduara asi que ni siquiera podía decir que lo seguiría a la universidad. No tenia ni idea que seria de su amistad luego de que se fuera.

Por otro lado estaba el hecho de las cartas. ¿Qué se supone que pasaría con las cartas cuando él se fuera? Realmente nadie había pensado al respecto aparte de ella. Y pensaba que ya era hora de hablar al respecto con la señora Choi y JiPyeong.

No le agradaba el hecho de que seguramente se verían obligados a hacer una última carta para despedirse de DalMi, pero no podía evitar preocuparse de que aquello dejaría a DalMi con el corazón roto.

—Señora Choi!— Gritó Seok-Kyung en el momento en que miro a la señora frente al puesto. Formó una enorme sonrisa en el momento en que la mujer se detuvo para mirarla.

—Aigo, deja de ser tan ruidosa.— Se quejó la señora con su típica fingida molestia.

—¿Cómo ha estado hoy, señora Choi?— Seok-Kyung aún con su sonrisa se acercó a la señora, tomando sus manos con delicadeza y alejándolas de un tambo que intentaba levantar.

—Igual que siempre.— Un suspiro de cansancio salió de los labios de la mayor, pareciendo demasiado cansada y a la vez preocupada.

—Debe estar cansada de tanto trabajar, déjeme ayudarla.— Seok-Kyung se agachó tomando aquel tambo dispuesta a levantarlo.

Pero al intentar hacerlo solo consiguió levantarlo unos cuantos centímetros del suelo antes de volver a dejarlo caer.

—Deja ahí, lo haré yo.— La señora Choi negó con la cabeza, haciendo a un lado a la menor con cuidado para poder volver a moverlo ella misma.

I Fell In Love In Spring | Han Ji PyeongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora