I Fell In Love In Spring | Han Ji Pyeong

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Han JiPyeong se encontraba en su apartamento desempacando la comida que le habían dado la noche anterior en casa de la señora Choi. Colocando los contenedores con cuidado sobre la mesa, una sonrisa en sus labios.

Pues los últimos meses la señora Choi se habia encargado de alimentarlo. Cada semana que la visitaba le daba comida para que llevara a casa o le enviaba algo con DalMi.

—Yeong-Sil, el tiempo.— Pidió a la inteligencia artificial de la bocina en medio de la gran mesa.

—Te dire la suerte para hoy.— Contestó la Yeong-Sil.

—Bien, aquí vamos otra vez.— JiPyeong aguanto una pequeña risa, limitándose a asentir, para luego tomar asiento.

Pues no importaba cuanto tiempo pasara o las actualizaciones que Yeong-Sil tuviera, seguía haciendo lo que le plazca. Hoy tal como hace tres años volvió a confundir el tiempo con el destino. Pero esta vez JiPyeong se limitó a escuchar lo que Yeong-Sil deseaba decirle.

—Eres un bateador cobarde.—

—Muy bien. Es distinto hoy.— JiPyeong sonrió, tomando los palillos para comenzar a comer. —¿Te actualizaron?— Preguntó al ver a Yeong-Sil aun sabiendo que no le contestaría aquello.

—Temes que te saquen y ni siquiera puedes abanicar el bate.— La sonrisa que antes se encontraba en los labios de JiPyeong disminuyó lentamente hasta deshacerse por completo. —Pero, si sigues dudando, perderás.—

—¿Te contaron algo?— Murmuró.

—Se valiente y abanica el bate. Podrían sacarte, pero tambien podrias hacer un jonrón. Dos outs y una caja llena al final de la novena. Es momento de arriesgarse. Una buena bola viene hacia ti. Abanica el bate con todas tus fuerzas.—

Dejó los palillos sobre la mesa, su mirada perdida en la vista al otro lado de la pared de cristal. Su mente repitiendo las palabras de Yeong-Sil mientras recordaba la noche anterior.

Tres años habían pasado, tres largos años. Pero aun asi seguía evitando estar en la misma habitación que Seok-Kyung y SungHoon. Simplemente no podía hacerlo y si se miraba obligado a hacerlo mantenía su atención completa en cualquier otra cosa que no fuera ellos.

Desde aquella noche que supo la verdad sobre la vista de la señora Choi, desde entonces simplemente le era difícil verlos. Recordaba a la perfección la forma en que la chica se aferraba a SungHoon. La forma en que lo abrazaba, como escondía su rostro triste en su cuello, la forma en que el acariciaba su cabello dejándola quedarse ahí tanto como quisiera.

Sabía que aquella noche Seok-Kyung se encontraba llorando. Lo sabia porque la chica habia llorado desde que escuchó la noticia, dejando lágrimas silenciosas caer mientras JiPyeong conducía hacia el río Han, y no pudo parar hasta que la señora Choi la abrazó aquella noche diciéndole que todo estaría bien.