Saga y Defteros aún estuvieron hablando un rato más. Algo más tranquilos, y con el ánimo bastante más sereno. Arrojar todo el peso del pasado no había resultado una decisión equivocada, y ahora los dos estaban en disposición de poder intercambiar impresiones de forma adulta y ordenada, aunque ambos continuaran percibiendo el paso de los segundos como un compás denso y doloroso.
Defteros rehusó repetidas veces la idea de hacer viajar a Sasha de inmediato. Saga acabó comprendiendo la dificultad que suponía la situación, y hablando desde el corazón le ofreció la habitación de invitados que residía en su vasto piso para los días que Defteros decidiera permanecer en tierras griegas. El Fiscal todavía no se sentía con fuerzas de perdonarle tanta inesperada dosis de realidad, pero supo valorar y agradecer el esfuerzo que visiblemente Defteros estaba llevando a cabo amparado por una agustiosa soledad. Al fin y al cabo, era su tío, y si podía evitarle noches de hotel se sentía con la obligación moral de, como mínimo, ofrecer tal posibilidad.
Se negó, rotundamente, pero la oferta seguía en pie, y con ella la opción de poder ahorrar un dinero que no le sobraba, y que a Sasha podría dedicar. Después de una terca insistencia por parte de Saga aceptó, pero con la condición de permanecer lo que restara de esa noche en la soledad de esa humilde "suite". Había mucho sobre lo que pensar con calma y frialdad, y no solo él. Todos debían darse un tiempo prudente para poder asimilar.
Cuando Saga decidió partir después de un cortés y aún frío adiós, la obertura de la puerta le ofreció una imagen que no había esperado. Kanon se hallaba sentado en el suelo, con la espalda recargada contra la pared, la mirada perdida, enrojecida, y el rostro húmedo de lágrimas derramadas.
- Kanon...Creí que te habías ido...- Susurró con esfuerzo, debido al nudo que presenciar esa escena le armó en la mitad de su garganta, ya dolida de tragar su propio dolor.
Kanon negó con la cabeza, se cubrió la mirada con una de sus manos y ahogó como pudo las estúpidas ganas de llorar que seguía sintiendo desde su furiosa desaparición. La mandíbula se le percibía tensa, tal y como le delataban las contracciones que sufrían los músculos de su quijada.
Defteros no pudo evitar asomarse al pequeño vestíbulo, y sin necesidad de articular palabras pudo entenderse con Saga. El Fiscal asintió, y después de dedicar una extendida observación a la derrota que le ofrecía Kanon, se internó en el ascensor y desapareció.
El descenso no se presentó tan largo como le había parecido la subida, pero fue avistar a Shaka, ver cómo éste cesaba su charla con Rhadamanthys y se alzaba para acercarse a él, cuando Saga ya no se resistió más.
Un desnudo impulso le aproximó con prisas hacia Shaka, y se abrazó a él. Con todas las fuerzas que le quedaban. Con la urgencia de constatar que allí estaba, afirmándose en silencio que jamás le dejaría escapar.
El Wyvern se sobresaltó por el encogimiento que sufrió su propio corazón al descubrir a Saga deshecho y abrazado a Shaka, preocupándose de verdad al constatar que Kanon no aparecía por ningún lado, y que presumiblemente aún le quedaba alguna batalla que librar.
El joven forense también rodeaba a Saga con un sentido abrazo donde las palabras sobraban, hasta que el Fiscal pudo medio emitir un susurro vestido de dolor en proceso de sanación.- Shaka, perdóname...
- Hey, Saga...tranquilízate...- Musitó Shaka, estrechando más su abrazo al sentir cómo el pecho de Saga se convulsionaba levemente como antesala de una necesaria purga de emociones.- No hay nada que perdonar...
- Sí...sí que lo hay...Tú sabes que sí...Te herí mucho con mis actitudes, y no...no quiero que por culpa de ser como soy te alejes de mí...No quiero ser como él...
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Duelo Legal IV: Justos por Pecadores
Fiksi PenggemarCuarta parte de la serie "Duelo Legal"