Kanon estaba enfadado.
O más bien cabreado. Y mucho.
En esos momentos en los que seguía los pasos de Saga se arrepentía de haber aceptado ser su ayudante sustituto del ausente Shura. Estaba harto de todo lo relacionado con el mundo del derecho, y si este aburrimiento profesional no fuera poco, ser conocedor de ciertos detalles sobre el nuevo juicio justo antes de entrar a los juzgados no le había hecho ni pizca de gracia.
- Esta no te la perdono, Saga.- Masculló, enfundándose la americana con gestos airados.- Te juro que te lo haré pagar como sea.
- Tranquilízate, no es para tanto.- Saga llegó al control de personas con un porte seguro magistralmente fingido, tomó una de las bandejas de plástico para depositar los pequeños objetos personales y dejó el maletín de piel sobre la cinta.- Ya verás como incluso será entretenido.
El Fiscal cruzó el detector de metales sin activar ninguna alarma y se paró ente el agente con los brazos en cruz para facilitarle la exploración con la raqueta.
- ¡Los cojones será entretenido! - Se quejó Kanon, que pasó a través de la barrera de control haciendo saltar todas las alarmas.- ¡Joder!
- ¿Quieres hacer el favor de calmarte?
Saga observó con cierta diversión la escena en la que se estaba atrapando Kanon, y se halló sonriéndose mientras se colocaba de nuevo el reloj y se guardaba el móvil en el bolsillo interior de la americana. La compañía de Kanon le proporcionaba una extraña seguridad que era incapaz de entender, aunque fuera a base de ofrecerle un hilo musical repleto de lamentos, quejas e improperios.
- Vacíese los bolsillos y vuelva a cruzar, por favor.- Indicó uno de los funcionarios, con voz y gestos mecanizados.
- ¡Ya sé!
Kanon retrocedió por el mismo lugar, las luces rojas y las alarmas volvieron a sonar y la cola de personas que necesitaban acceder a las entrañas del edificio no cesaba de crecer. Echó la vista hacia atrás y se vio reflejado en un sinfín de miradas impacientes que aguardaban su turno para cruzar. Obvió la bandeja de plástico y comenzó a dejar directamente sobre la cinta todo lo que llevaba en los bolsillos de los jeans: las llaves de casa, la billetera, un par de mecheros, el paquete de tabaco, uno de chicles medio vacío y el móvil. El siguiente paso fue cruzar el detector otra vez y la fastidiosa alarma volvió a despertarse.
- ¡¿Otra vez?! ¡No me jodas!
- ¿No se ha olvidado nada en los bolsillos? - Preguntó el funcionario responsable del control.
- ¡Que no, hostias!
- Alce los brazos por favor.
Kanon obedeció porque no le quedaba otro remedio, pero no se privó de resoplar con ganas. Los objetos ya habían salido del pequeño túnel de escaneo, y fue Saga quien se vio con la necesidad de ir recolectándolos todos a la espera que su hermano fuera chequeado con la raqueta. Al alzar los brazos también se alzó la camisa libre de sujeción y quedó al descubierto un cinturón con una gran hebilla y cosido a tachuelas. Al ver ese complemento alrededor las caderas de Kanon Saga no pudo evitar algún ademán de desaprobación, pero se abstuvo de sermonearle, al menos hasta haber alcanzado cierta privacidad.
- Está claro que es el cinturón.- Confirmó el funcionario.- La próxima vez no olvide de quitárselo también. Ahora puede pasar.
Un gruñido ininteligible surgió de los labios de Kanon, que se regocijó encarándose con descaro a todas las miradas que le reprobaban tanta inútil pérdida de tiempo.
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Duelo Legal IV: Justos por Pecadores
Fiksi PenggemarCuarta parte de la serie "Duelo Legal"