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— Duff, por favor, deja de llorar.

— ¡Quiero a mi mamá! ¡Lléveme con ella! —gritó entre lágrimas el pequeño— ¡Quiero a mi papá, quiero a mi mamá, quiero a mis papás!

Slash hacía enormes esfuerzos para no llorar, era todo muy intenso. Él quería llevar a Duff a su casa, era un gran dolor no poder hacerlo. Trató de mostrarle sus juguetes y distraerlo, sin embargo, el menor seguía llorando y llamando a su madre.

¿Qué podía hacer? Duff estaba destrozado, y sabía que ésto iba a pasar muchas veces.

— Pequeño, no puedo llevarte con ella, perdóname... ¿Que tal si haces dibujos con ella? —le propuso. Duff alzó la mirada, dejando de llorar—. Cada vez que la extrañes, dibújala, también dibuja a tu padre.

— Está bien...

Duff limpió sus lágrimas, lloriqueando todavía, pero esta vez más calmado.

— Te traeré un jugo.

Slash se levantó del sillón, caminando hacia la cocina. Una vez que estuvo ahí, abrió el refrigerador, sacando una cajita de jugo de manzana, el favorito de Duff.
Al volver a la sala se lo entregó, el menor agradeció, pero no con una sonrisa como solía hacerlo.

— ¿Qué película quieres ver, Duffie?

— No lo sé... —susurró.

Tenía los ojitos rojos e hinchados por el llanto, sus mejillas y nariz también tenían un tono rojizo. Slash pensó en como alegrarlo o al menos transmitirle calma, consciente de que ésto último sería difícil porque ni él mismo estaba tranquilo.

Lo único que se le ocurrió, fue sentarse en la cama de Duff y extender los brazos. McKagan lo observó un momento, ya que normalmente el señor Hudson era alguien muy serio que no era de dar muchos abrazos.
Hizo un puchero y se acercó a Slash para aceptar su abrazo, lloriqueando en su pecho.
Slash aprovechó la oscuridad de la noche para llorar también, en silencio como siempre. Duff no podía percatarse de que el contrario estaba llorando, así que sin miedo, el moreno derramó varias lágrimas.

Abrazó a Duff  para transmitirle amor y contención en ese momento tan fuerte y difícil, algo que a él le hubiese encantado que pasara cuando lo habían alejado de su familia.
No se dio cuenta de que Duff se había quedado dormido en su pecho hasta rato más tarde. Con cuidado lo acomodó en su cama, lo cubrió con las mantas y dejó un beso en su frente.

Slash no pudo dormir en toda la noche, sólo se quedó recostado en su cama, mirando el techo mientras pequeñas lágrimas caían de sus ojos. Odiaba esas noches desvelado, eran horribles momentos de profunda tristeza.
Pensaba en muchas cosas deprimentes que le causaban dolor de cabeza.
A veces pensaba seriamente en suicidarse, era muy pequeño como para soportar todo ese dolor en su vida.
No acababa con su vida porque todavía tenía una pequeña esperanza de que su vida cambiase, de que pudiera ser libre y una persona feliz. Si bien ese sueño se veía lejano, Slash no lo sentía imposible. Si había gente que había pasado por una mala vida había logrado ser feliz al final ¿Por qué él no?

Slash solo quería su "vivió feliz para siempre", lo merecía después de tantas desgracias y dolor a lo largo de su vida. Quería ir a la escuela, quería tener una guitarra, quería casarse, quería tener muchos hijos y hacerlos felices. Él quería darles a sus hijos todo lo que no pudo tener, como por ejemplo, una infancia bonita.

Una pequeña sonrisa adornó su rostro al imaginar cómo serían sus hijos. Seguramente tendrían cabello rizado, y Slash felizmente cepillaría sus rizos mientras dice "su abuela hacía lo mismo conmigo, ella decía que parecía un león todas las mañanas"... Saul sólo pedía poder vivir eso algún día.

𝐓𝐞𝐚𝐫𝐬 𝐨𝐧 𝐩𝐚𝐩𝐞𝐫. ⌞Sluff⌝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora