.7.

167 44 3
                                    

— Fue terrible, señor Hudson, me había quedado sin aire y aunque lo intentara no podía respirar.

— Así es, fue terrible, ¿Por qué no me dijiste que eras alérgico al maní?

— Se me había olvidado que a lo que era alérgico se llamaba maní, lo siento mucho, señor Hudson.

La sonrisa de Duff desapareció y su tono de voz sonó más triste al final. El moreno suspiró, no podía molestarse con Duff.

— Está bien, jura que tendrás cuidado con el maní.

— Lo juro, nunca más volverá a ocurrir esto. Promesa de meñique. —Duff extendió su dedo nombrado.

Slash soltó una leve risa. Le encantaba la inocencia y ternura del pequeño, era algo que intentaría conservar siempre. Se escucharon unos golpes en la puerta, al ver de quien se trataba, Duff sonrió emocionado.

— ¡Cliff!

— ¡Duff pequeño! Hey, hermanito —el mayor se le acercó amistoso y le alborotó el cabello con una mano—. Me asustaste muchísimo, ¿Cómo te sientes?

— Me siento muy bien. Lamento mucho haberlos asustado.

— Lo importante es que estés bien, Duff. —dijo Cliff, Slash asintió dándole la razón.

Ahora era de mañana, a Duff le habían dado el alta así que los tres se fueron. Aún estaban todas sus maletas ahí, ya que nunca llegaron a la casa de Cliff. Tomaron un taxi y se fueron, ahora más tranquilos. Clifford se demoró en encontrar las llaves de la casa, mientras las buscaba, Slash y Duff miraban asombrados la casa.

— Wow, Cliff, que gran casa. —habló el pequeño impresionado.

— No es tan grande, eh —carcajeó el mayor— ¡Aquí están!

Cliff colocó las llaves en el cerrojo y abrió la puerta. Prendió las luces y observó el lugar con orgullo, había extrañado su casa. El agradable olor característico a su hogar inundó sus fosas nasales.

— ¡Bienvenidos a mi casa! —Burton extendió los brazos.

— ¡Sorpresa!

Los tres se asustaron al oír eso. Entonces desde la cocina aparecieron una pareja heterosexual de unos cuarenta o cincuenta años, quienes tenían un pastel en las manos. Ambos se sorprendieron.

— ¿Mamá, papá? —Cliff los miró sorprendido— ¡Los extrañé muchísimo!

— ¡Y nosotros a ti!

Cliff abrazó a sus padres con mucha emoción. Slash comenzaba a sentirse incómodo por alguna razón. Los señores Burton se quedaron viendo a los dos chicos.

— ¿Hijo, quienes son ellos?

— Oh, wow, cierto. Vaya, mamá, esto fue una gran sorpresa por su parte y tengo que explicarles algunas cosas... —Cliff rascó su nuca.

Hubo una tensión en el ambiente, para relajar las cosas, Slash se acercó a ellos.

— Buenas tardes, soy Saul Hudson. —se presentó, estrechando su mano con ambos.

— ¡Y yo soy Michael Andrew McKagan, tengo ocho años! —saludó el menor sonriente.

— Somos amigos de Cliff. —explicó Slash.

— Oh, excelente. Vengan, pasen al comedor para comer pastel. —les habló la mujer con dulzura.

Los tres siguieron a la mamá de Cliff junto a su padre. Dejaron las maletas y bolsos en la sala para estar más cómodos y cuando estaban por llegar a la sala, Slash apartó a Cliff a otro lugar para charlar.

𝐓𝐞𝐚𝐫𝐬 𝐨𝐧 𝐩𝐚𝐩𝐞𝐫. ⌞Sluff⌝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora