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Slash abrió lentamente los ojos y pestañeó varias veces cuando se percató de que el lugar en donde se encontraba no era su habitación, ni su casa.
Su corazón se aceleró cuando reconoció ese entorno. Negó varias veces con la cabeza e intentó levantarse para escapar. La puerta de esa habitación pequeña se abrió, dejando ver al monstruo por el cual lloriqueaba de miedo.

Un hombre de unos cincuenta años, bien vestido, se le acercó con una sonrisa y comenzó a tocarle un brazo.

— ¿Por qué estás tan tenso? Oh, no seas así, Saul, eres una niñita chillona.

— Por favor, no me toque.

Hudson se sorprendió, ya no tenía su voz grave; ¿Había vuelto a ser un niño?

— Te traje a unas amigas para que te hagas hombre.

— ¿Qué amigas? —preguntó el moreno, comenzando a jadear por el temor.

— Unas muy buenas amigas. Ellas te harán sentir muy bien.

El mayor volteó hacia la puerta e hizo una señal. Cinco mujeres con poca ropa entraron, y el pequeño Saul comprendió que no le iba a suceder algo bueno.
A Slash se le apretó el estómago por angustia y miedo; tanto así, que incluso se mareaba.

Las prostitutas se subieron a su cama, todas sonrientes. El hombre se acercó a una de ellas y le susurró algunas cosas. Ella sonrió y asintió con la cabeza. El hombre se retiró y cerró la puerta con llave.

Los ojos de Slash se cristalizaron de inmediato.

— ¿Estabas aburrido, guapo?

— No...

Dos chicas comenzaron a desvestirlo. Slash no soportaba la incomodidad, ellas se veían muy grandes comparadas con él. Las mujeres se quitaron la ropa, para luego toquetear su cuerpo que aún no se desarrollaba.

— Te vamos a mostrar lo que es bueno.

— Por favor, no me toquen —suplicó— ¡No sigan tocándome!

— Ya cállate, deja de chillar. Después de esto, serás un hombre.

— ¡Seré un hombre sin la necesidad de que sigan! —exclamó— ¡¿Qué me harán?!

Ninguna de ellas respondió.

Slash volvió a revivir uno de los momentos más traumáticos de su vida, con mucho detalle.

Cuando logró despertar de su pesadilla, se sentó en su cama mientras jadeaba y se agarraba la cabeza. Comenzó a sollozar, jalando algunos de sus rizos.

Odiaba con todo su ser su duro pasado.

No había tenido pesadillas así en mucho tiempo y ahora habían vuelto para joderle la existencia y recordarle que estaba sucio desde ese momento.

Su llanto logró escucharse hasta la habitación de Cliff, quien despertó inmediatamente. Se talló los ojos mientras bostezaba y miró la hora en su teléfono, percatándose de que era de madrugada.
Un suspiro salió de sus labios, reconocía que era Slash quien estaba llorando claramente por una pesadilla, la cual por lo visto había sido fuerte. Al menos eso indicaba el llanto del moreno. Burton se levantó de la cama y fue hasta la habitación de Slash.
Su corazón dolió cuando lo encontró en la esquina de su habitación, sentado en el piso mientras ocultaba su rostro entre las piernas y se balanceaba, sin dejar de llorar.

— Saulie... —susurró, para luego acercarse a él—. Tranquilo, estoy aquí.

— Ellas me tocaban, Cliff. Ellas abusaron de mí, maldita sea. Estoy sucio, ¡estoy jodidamente sucio!

𝐓𝐞𝐚𝐫𝐬 𝐨𝐧 𝐩𝐚𝐩𝐞𝐫. ⌞Sluff⌝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora