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Duff despertó y se levantó de la cama. Había despertado con mucha sed, así que se encaminó hacia la cocina por un vaso con agua. Mientras iba camino hacia la cocina, escuchó algunas risas por parte de Slash. Pensó que estaba hablando con Cliff, pero al acercarse aún más, notó que no era así.

— Oh, cariño, yo también te amo. Eres todo mi universo

Una horrible sensación invadió al rubio. Oír como hablaba tan animado por teléfono con el chico que parecía ser su novio le rompió el corazón, otra vez.
Slash le hablaba de una forma tan dulce, se escuchaba tan encantado, y... ¿Por qué no decirlo? Enamorado también. Duff no se dio cuenta cuando de repente sus ojos se llenaron de lágrimas.

Le dolía que el chico al que Slash le hablara así no fuera él.

— Entonces, ¿Vendrás hoy, cierto? ¡Sí, claro, te estaré esperando, cariñito!

Al escuchar eso, los ojos de Duff se abrieron como búho. De verdad que no podía creerlo ¿Ahora Slash iba a traer a su novio al cual nadie conocía? Era muy obvio que las cosas no iban a salir bien y habrían muchos problemas. Pero a Duff no le importaba, al fin y al cabo, fue Slash quien empezó.

Duff volvió a su habitación y se cubrió el rostro con una almohada para chillar, tratando de sacar todos los sentimientos que lo habían invadido de una manera tan feroz hace un momento.
Golpeó su almohada un par de veces, imaginando que golpeaba al novio de Slash, el hombre que tenía toda su envidia.

Se recostó en su cama y comenzó a llorar. Ahora se sentía tan deprimido, que era incapaz de levantarse de la cama. Quería permanecer ahí todo el día, sufriendo por su amor imposible.

Duff deseaba que el novio de Slash le hiciera daño, entonces ahí aparecería el rubio, siendo como un salvador y logrando que Slash se enamorara profundamente de él como suele suceder en las historias; los chicos se enamoran de quien los salva de quien los dañó profundamente, y ahí conocen lo que es el amor, con la persona correcta.

Ojalá todas aquellas fantasías se hicieran realidad.

Pasaron algunas horas y para Slash fue raro que Duff no apareciera en la cocina buscando su desayuno, así que fue a la habitación del menor y tocó la puerta.
Al no recibir una respuesta, insistió algunas veces más.

— ¡Duffie, abre la puerta! ¡¿Estás bien?! Mierda...

Duff logró sentir golpes en su puerta, así que se quitó los audífonos y se limpió las lágrimas.

— ¿Sí?

— ¡Duff, al fin contestas! ¡¿Por qué no me contestabas?!

— Estaba escuchando música, lo siento.

— ¡Llevo bastante rato tocando!

— ¡Bien, lo lamento! —el rubio rodó los ojos.

Hubo un pequeño silencio, Duff escuchó un suspiro frustrado por parte de Slash.

— Me asustaste, pensé que te había pasado algo.

— Pues, no, estoy bien.

— De acuerdo... —asintió el moreno— ¿Por qué suenas enfadado?

— Pfff... ¿Enfadado? ¿Yo? ¡Claro que no!

El tono de Duff mostraba a la perfección que sí estaba muy molesto. McKagan pensó en la razón por la cual estaba tan enojado y empuñó una mano.

— ¿Estás siendo sarcástico?

— Que te valga, Slash.

— ¿Qué carajos? ¿Por qué me respondes así?

𝐓𝐞𝐚𝐫𝐬 𝐨𝐧 𝐩𝐚𝐩𝐞𝐫. ⌞Sluff⌝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora