CAPÍTULO 23: GO GO GO

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En el fondo se encuentran una Ann y un Jungkook bastante amigables que entre susurros, parecen estar hablando y por un extraño motivo tanto sus sonrisas furtivas como el leve contacto al darle un empujón, hace que algo en mi interior se mueva.

—¿Qué pasa? —La voz de Ann es tan entusiasta como de costumbre —. ¿Quién se ha muerto?

—Tu gracia.

Mi contestación nace sola, haciendo que el rostro feliz de ambos cambie al instante. Por un momento me siento decepcionada de mi misma. Pero al ver de reojo a Jimin que se encontraba igual que yo, mi cuerpo parece adaptarse.

—Oye... —la voz molesta de mi amiga se hace evidente—. Solo intentaba animaros, parece que hayáis visto a un fantasma.

—A dos.

Ramón se hace de notar, igual que su comentario de mierda que es suficiente para que se dé por aludido y se vaya entre risas a la mesa con sus compañeros. Por lo tanto ahora solo nos encontrábamos nosotros cuatro, en silencio, con las posiciones entrelazadas debido a que Jimin está enfrente de Jungkook y Ann delante de mí, por lo que nuestras miradas hacen una cruz. Y las conversaciones también.

—¿Dónde estabas?

Jimin es el primero en hablar, dirigiéndose concretamente hacia la rubia. Me hace gracia ver el intento de una voz calmada, a juego con esa sonrisa forzada.

—En clase con este —mi amiga señala a Jungkook y espero en silencio su respuesta, pero al ver que esta no llega me tomo la libertad de replicar:

—Yo también estaba en esa clase, ¿sabes?

Mi mirada fría y amenazante va dirigida a Jungkook, que me observa expectante y con una sonrisa sarcástica en sus labios, acompañado de un chasquido.

—¿Y qué querías que hiciera?

Parece que me intenta leer, pero él único que lo hace es Jimin, al conectar nuestros ojos y saber perfectamente a lo que nos referíamos; cambiando por fin nuestras posiciones. A lo que yo me alejo un poco de los rubios, haciendo que Jungkook me siga.

—¿Tengo que decírtelo todo? —Mis palabras igual que mis gestos son fuertes, pero él tampoco se queda corto al mirarme con la misma dureza debido a mis palabras.

—Dado que eres tú —se acerca intentando acortar la distancia que nos separaba, pero lo paro con la mano, bajándola casi al instante —, la que siempre quiere llevar las riendas de todo, estaría bien, sí.

—¿Acaso también te molesta eso?

Esta vez nuestros cuerpos se encontraban calientes, pero no de ganas sino de esa rabia juntada con la frustración que tanto nos definía. Planteándome mentalmente: ¿en qué momento hemos llegado a esta situación? Es más, ¿por qué siquiera estamos discutiendo?

—Preguntas, preguntas y más preguntas —cada palabra repetida sale con más cansancio de su voz—, yo solo quiero que me des una jodida respuesta, Alex.

Por primera vez su cuerpo no me transmitía nada, simplemente era una persona enfrente de mí, que me estaba exigiendo algo que en ese momento no podía darle. Haciendo que me sintiera estúpida al ver cómo sus ojos negros se iban apagando.

—Da igual, luego hablamos.

Ni siquiera puedo mirarlo debido a la impotencia que se mantenía por todo mi cuerpo, no debido a él, sino a mi misma. Por exigirme algo, que no puedo tener.

A pesar que la mesa está a unos cortos centímetros, la distancia parece ser kilométrica al sentir los pasos de Jungkook que cada vez son más cercanos. Y parece que está dispuesto a ignorar mis palabras anteriores al sentarse junto a mí, no sin antes añadir con cólera:

Penthouse #Wattys2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora