CAPÍTULO 17: FIRE

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Llamas, Arder, Fuego.

Así nos encontrábamos Jungkook y yo al tener —a la fuerza— que dar la clase de fotografía. Era la única manera —o excusa— que teníamos para no seguir encendidos de ganas.
La tensión sexual que nos traíamos en ese momento era tan excitante que todo el contenido que me decía, era totalmente borroso. Lo único que podía analizar era al profesor, con su pelo azabache despeinado debido a mis tirones, de complemento sus labios ligeramente hinchados con esa sudadera negra que le quedaba relativamente grande arremangada dejando a plena vista todos sus tatuajes del antebrazo.

—¿Me estás escuchando, Alex?
Su cuerpo se posiciona al lado de mi mesa, mientras que mis ojos le recorren descaradamente de arriba hacia abajo todo su ser.

—No —sonrío—. Pero sí te estoy mirando.

La sonrisa ególatra de sus labios enfatiza tan bien con el brillo de sus ojos negros que hace que me levante, rodeando por fin esa estúpida mesa que nos robaba centímetros.

—¿Quién es Kai?

Al escuchar su nombre hace que mis sentidos se despierten e inconscientemente miro alrededor de la sala en busca del dueño del nombre. Jungkook, me coge de los hombros para que deje de mover la cabeza y con la mirada me dice que la baje y es ahí cuando leo:

"Mensajes A3"

Ann: Alex hay un chico que se llama Kai preguntando por ti, por cierto qué guapo es lpm.

Antuán: KAI?????????? KAI EL DISEÑADOR DE JOYERÍA????? ALEX CONTESTA!!!!!!

Alex: Ann, dónde estáaaais????

Ann: Delante de mi sala de ensayo, ven.

"Fin del mensaje"

—¡Es él! —Su móvil empieza a sonar—. ¡Luego hablamos!

Abrazo a Jungkook llena de emoción, este día no podría ir mejor. Y sin pensarlo, le suelto un dulce beso en los labios antes de salir corriendo.
Corro por los pasillos, apartando a la gente que se cruza por medio, sin importarme las miradas de asco que me dan los alumnos al pasarlos por encima. Madre mía no me creo que Kai esté aquí, en Penthouse, mi universidad.

Entre jadeos logro llegar a mi destino y una espalda formada y ese pelo rubio ceniza, hace que me tire sin dudarlo a sus brazos. Al principio su cuerpo se tensa debido al impacto nada delicado de mi parte. Al ver que soy yo, su agarre se magnifica estrechándome fuertemente hacia él.
Solo llevamos separados menos de dos meses, pero de verdad que se me ha hecho eterno. Su presencia siempre ha sido tan necesaria en mi vida, que ahora ambos tengamos que estudiar separados es algo que por más que el tiempo pase nunca nos acostumbraremos.

—¿Qué haces aquí? —La emoción de mis palabras son tan evidentes, que él solo puede ensanchar la sonrisa haciendo que sus almendrados, pero grandes, ojos café oscuro, desaparezcan.

—De promoción, ya sabes, el negocio no se lleva solo.

Sus palabras cargadas de regodeo hacen que sienta como si nunca hubiéramos estado separados.

Kai, es guapo. Muy guapo. Con todas las letras.
Su tez morena resalta donde quiera que vaya, debido al moreno surfero que se trae todos los días del año—algo que podemos presumir los dos—. Todo su rostro es tan atractivo y grande—no seas como Ann, y malpienses, pero la respuesta a tu pregunta es sí—, ya sea por sus labios carnosos , nariz chata o sus cejas bien pulidas. Por no hablar del ángulo de su mandíbula, perfectamente pulida.

El gusto de Kai era impecable, podría decir que está hasta más obsesionado que Antuán por las marcas. Sobre todo por Gucci que hoy era su prenda estrella. La camiseta blanca con el logo en grande, sobresalía un tierno osito de peluche en mitad de ella. La combinaba con una camisa a cuadros marrones—de la misma marca—, metida por dentro del pantalón azul eléctrico de pana con esas zapatillas marrones que todo el símbolo de Gucci se encontraban en ellas junto a los pequeños ositos descansaban en ellas.

Penthouse #Wattys2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora