CAPÍTULO 30: MOON

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Los últimos retoques de mi vestuario ya están listos para la fiesta temática griega del: worldwide handsome.

Miro el reloj al darme cuenta que llevo media hora de retraso, a pesar que el acontecimiento está ubicado en la misma universidad, el Partenón. Sí, habéis leído bien, la universidad está tan bien ambientada que no se da el lujo de excluir ningún lugar del mundo. En este caso el chico más atractivo del mundo ha optado por celebrar su cumpleaños lo más cerca de casa, por eso la réplica exacta del Partenón es con lo único que se conformaría Jin.

Escucho el timbre sonar y miro dudosa hacia la puerta—dado que Antuán y Ann me dejaron bastante claro que si volvían sería para llevarme arrastras a la fiesta—. Abro la puerta con la cabeza baja, pensando en la excusa perfecta para decirles:

—Os juro que ya me iba —voy levantando la vista lentamente hacia arriba —, pero no encontraba el —pestañeo varias veces—, Jungkook.

Detrás del marco estaba posado, con su sonrisa, su pelo rizado cayendo alrededor de sus enormes ojos—los cuales hacian batalla por qué era más negro, si su mirada o cabello—. A la hora que su lengua recorre fugazmente su boca hace que todos mis sentidos se alarmen, al igual que al escuchar el nombre:

—Megara —mi cuerpo se tensa igual que mis brazos se cruzan a la vez que una carcajada sale de su boca entrando sin ningún permiso —, eres tú.

Sus ojos bajan peligrosamente por mi cuerpo al mismo tiempo que sus manos, se dan el gusto de posarse desde lo más abajo de mi cintura hasta lo más alto de mi vientre. Simultáneamente al mismo tiempo que dice:

—Seda púrpura —el choque contra nuestras caderas hace que instintivamente me aferre a la suya—, labios carmín —me besa y estoy segura que ya no queda pintalabios en mí—, pero lo que claramente te delata —sube con su pulgar suavemente mi mentón—, es tu mirada, ese brillo de saber qué es lo que quieres.

Tenía razón, lo que él no sabía es que ese brillo en mis ojos, hoy le pertenecía. Nos quedamos así, por unos segundos, observándonos sin decir nada. Y soy yo la que corto de golpe esta burbuja.

—Demasiada intensidad —me separo de él yendo dirección a mi cuarto en busca del último accesorio que me faltaba.

—Si tu intención era bajarla —se sienta en la cama—, créeme que llevarme a tu habitación no ha sido buena idea.

Me muerdo la mejilla interior mientras me quedo de espaldas a él para evitar que vea la sonrisa—y ganas— que me provocan sus palabras. Encuentro la cinta morada que el italiano me dijo que fue confeccionada por las mejores telas o algo por el estilo—no diré el precio, porque realmente me asustó lo mucho que puede costar unos simples centímetros—.

Me ato el cabello—en un medio moño—, pero después de intentarlo tres veces de manera fallida hace que resople llena de frustración. Dejando la cinta encima de la mesa de mala gana. Dispuesta a irme, unos brazos me impiden el paso, aprisionándome contra el tocador al ritmo que cogen lo anterior. Sus dedos acarician mi nuca, a la vez que va dejando caer varios mechones a lo largo de mi espalda. El toque de sus manos por mi cabellera hace que una infinitud de escalofríos se apoderen de mi cuerpo que acaban al compás de mi peinado.

—¿Acaso en segundo año hay clase de peluquería? —Pregunto un tanto impactada dada la perfección de cada mechón.

—Pregúntale a Taehyung —responde un tanto receloso, pero a pesar de eso no se aleja ni un solo centímetro. Abro la boca dispuesta a reprenderlo pero me tengo que callar al escuchar—: Trenza.

Un fugaz recuerdo me viene a la mente al recordar perfectamente a lo que se refería; la escapada al instituto. Sonrío al pensar lo bien que me lo pasé, pero al ver el rostro serio de Jungkook se me pasa.

Penthouse #Wattys2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora