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Namjoon• No Rules

Época futuristas, con princesas y príncipes.
•••

Kim Namjoon, mi leal guardia real.

Sonreí cuando lo vi al salir de mi habitación, el sol apenas había salido y yo ya estaba metida en aquel vestido de un tono gris, no me llegaba más abajo de las rodillas y eso me permitía más movilidad. Mi cabello caía sobre mis hombros cubriendo los tirantes de mi vestido.

Namjoon miraba fijamente al frente esperando que yo comenzara a caminar y así el seguirme los pasos.

Sonreí y comencé a caminar en dirección al comedor. Mi abuela estaría esperándome y mi padre junto con ella, el servicio que notaba mi presencia hacía una reverencia al verme pasar. Escuchaba a Namjoon caminar detrás de mi, como mi guardia real el tenía que seguirme a todos lados y velar por mi seguridad, al principio aquello me molestaba un poco, pero hace un año eso cambió.

Entré al comedor e inmediatamente saludé a mi abuela quien estaba en la cabecera de la enorme mesa, nunca entendí el porqué era tan grande para sólo ser ella, mi papá y yo.

Nacer bajo la corona real podría parecer un sueño y hasta cierto punto lo era, pero conforme iba creciendo las cosas se ponían más exigentes, sobre todo con mi abuela que me miraba de pies a cabeza, una mujer de setenta años quien se mudó con nosotros cuando yo solo tenía cinco años y unos días después de que mi madre murio.

—¿donde está tu corona?—preguntó tajantemente mientras yo tomaba asiendo al lado de mi padre. Namjoon se acomodó al final del salón junto con los otros guardias.

—no la necesito abuela, estoy dentro del palacio, todos aquí saben mi posición.

—serás la siguiente Reina, todos tienen que saber que ese puesto no se irá y para eso tienes que portar tu corona.—respondió sin despegar la mirada de su plato— yo dejé de ser reina cuando tu padre tuvo la edad suficiente para asumir el trono, si aún portara mi corona ¿no sería eso una falta de respeto ante el nuevo puesto de tus padres?

—hablaré con ella más tarde madre—dijo mi padre al notar la molestia de mi abuela

—siempre respete tu manera de gobernar hijo, pero sigo insistiendo en que si te hubieras casado de nuevo hubiera sido más fácil para...

—no lo habría sido—hablé firmemente—las cosas hubieran empeorado abuela, mi padre me crió de la mejor manera posible después de la muerte de mi madre.

Mi padre tomó mi mano sobre la mesa tratando de tranquilizarme, ya sabía que este tipo de conversaciones me molestaban mucho.

Tras la muerte de mi madre, mi padre jamás se volvió a casar, se dedicó plenamente a cuidarme y educarme para ser la siguiente en tomar el trono. Ciertamente, crecí con más libertad que muchas otras personas que crecen bajo una corona, mi padre siempre me dejó expresarme y ser como quería ser, incluso bajo la constante presión de mi abuela por ser la mejor y sigue intentándolo aunque ya tenga 22 años.

Continuamos con nuestro desayuno a pesar de lo pesado del ambiente. Fui la primera en terminar, me levanté después de terminar mi jugo y me despedí de mi padre y abuela para así poder salir a relajarme un poco, al salir del comedor me percaté que quien estaba detrás de mi no era Nam, si no, otro guardia. Supongo que su descaso para comer había comenzado.

Fui a mi habitación para tomar un libro e irme a las mesas del jardín, era un día nublado y el leer al aire libre me parecía algo muy relajante en ese tipo de clima.

Estaba totalmente sumergida en mi libro, era mi momento de escapar un poco de todo, de mis obligaciones y deberes. Mi citación sería en menos de diez meses, casi todos los días tenía clases de historia, filosofía y política. Había días en los que podía tomarme un descanso, como el actual.