Jin•Puzzel

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Miré el perímetro para asegurarme que no hubiera nadie a mi alrededor, necesitaba conseguir entrar en menos de cinco minutos si no quería que todos comenzaran a sospechar.

Mi trabajo era encontrar pistas, armar escenarios y buscar culpables, pero no hacerme la valiente y entrar a un lugar donde se que habrá más de un maldito hombre armado hasta los dientes, pero necesitaba información.

El edifico frente a mi era enorme, sabía que aquello no sería fácil, pero si lograba las cosas se pondrían aún más complicadas. Un enorme cliché que la mafia use edificios abandonados para sus reuniones.

Logre entrar al lugar y casi me arrepentí de no llevar mascarilla, el lugar estaba cubierto de polvo, pero la seguridad en la parte delantera del edifico era mucho menos que en la parte trasera, un pequeño descuido que les costó una intrusa. Tuve que golpear a un hombre que me había visto entrar y no dudo en correr hacia mi, pero nada grave, solo necesitaba tiempo para entrar y mis habilidades en defensa personal no eran tan malas.

Traté de moverme con rapidez, no quería llamar la atención y por eso mi corazón se tranquilizaba un poco cuando encontraba algún escondite, necesitaba llegar al segundo piso.

Me detuve en seco y me pegué una pared cuando escuché risas muy cerca. Un grupo de hombres estaban riendo y bromeando entre ellos, de no ser por las armas que llevaban podría decir que eran inofensivos.

Mantuve mi espalda sobre la pared, trataba de no hacer mucho ruido, pero antes de llegar a la esquina que conectaba con la siguiente habitación un ruido proveniente de fiera hizo que los hombres giraran en todas direcciones, hasta que me vieron.

"Ya valió" pensé antes de echarme a correr.

Escuchaba los pasos apresurados venir detrás de mi. Necesitaba encontrar la salida, ya no me importaba encontrar al maldito Seokjin, pero no había otra salida más que subir. Me apresuré a llegar a las escaleras, pero no duró mucho porque me tomaron de uno de mis pies haciéndome tropezar. Caí sobre mi pecho y sentí como el aliento salía de mis pulmones.

—¿a donde ibas?—preguntó el hombre que me había perseguido, se levantó sin soltarme

Una vez que estuvo cerca, moví mi brazo de tal manera que mi codo impactó con la mano que tenía el arma haciendo que esta saliera de su mano cayendo lejos de él. Me levanté con rapidez y no dudé en darle un golpe en la cara, se recuperó rápidamente y comenzamos una pelea cuerpo contra cuerpo.

Sus movimientos eran rápidos, pero me pude separar lo suficiente para darle una patada que lo hizo perder el equilibrio y caer por la escalera. Me puse en marcha con rapidez, pero al llegar al segundo piso ya había unos cinco hombres apuntándome con diferentes tipos de arma.

Mi mejilla dolía por los golpes que el hombre de la escalera había alcanzado a darme. Me llevaron a una habitación donde la luz entraba por la enorme ventana y a diferencia del resto del lugar esta estaba limpia y bien decorada. mis manos y pues estaban atados a una silla que me mantenía quieta.

Estuve en aquella habitación por varios minutos, estaba pensando en una manera fácil y práctica de salir, pero parecía tener pocas opciones. No tuve más tiempo para idear planes cuando los hombres que cuidaban la entrada de la habitación e movieron de su lugar para dejar entrar a Kim Seokjin.

Mi principal objetivo estaba frente a mi con una sonrisa burlona en su rostro y mientras acomodaba las mangas de su camisa negra que hacía juego con su cabello. Su altura era lo único amenazante que había en ese hombre, la forma de su rostro perfectamente detallado por sus facciones lo hacían parecer alguien incapaz de hacer algo malo, sin contar la situación actual. Ese era El Fuerte de alguien como Jin, aparentan inocencia para engañar a la gente, algo que le había funcionado muy bien y lo había colocado como los principales mafiosos del mundo.

𝖧𝗈𝗍 𝖲𝗁𝗈𝗍'𝗌 | 𝖡𝖳𝖲 | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora