¡Isabel es increíble! De verdad, es tan alegre y cómica, me encanta su actitud. Después de hablar un rato con ella y quedar en vernos otro día, - he intercambiar números claro - nos guió a una mesa apartada del resto en un lugar más privado.
- ¿Te gusta? - oí a mis espaldas, sabía que era el.
- Es muy bonito.
Una mesa vestida de blanco estaba frente a mi con dos sillas, la vista del mar nos brindaba esa belleza de la playa junto a la arena era el paraíso.
La cena empezó tranquila, hablando de trivialidades hasta que nos trajeron un buen vino blanco. Sin mentir, prefiero más el tinto. Poco después nos trajeron unos platillos, ¿En que momento habiamos ordenado? Confundida mire a Alejandro y el solo le agradeció a la mesera. Finalmente su mirada azulada fría se conectó con la mía haciendo que un escalofrío recorriera mi espina dorsal, este hombre es un tempano de hielo y un glaciar cuando se lo propone.
Si. Le he bautizado con eso, lindo ¿no?
El tempano es cuando esta un poco cálido, el glaciar es todo lo contrario. Ese era su modo: "Alejate" Se lo que se preguntan, ¿Cómo lo se? Pues les recuerdo, se leer a la gente. Y no. No soy bruja.
- He ordenado por los dos, espero que no te moleste. - dijo mientras extendía la servilleta sobre sus piernas.
- Descuida, - negué, si me molesta un poco. Yo acostumbro a pedir lo que voy a consumir pero... El gustazo que a tenido de hacerlo por mi me a llegado al alma. Jamás nadie lo ha hecho, siempre tienen el claro mi postura de mujer independiente, pero Alejandro no por lo que veo.
- Espero que te guste. La comida de aquí es muy buena.
- Veamos.
20 minutos después...
Ok no voy a mentir, Alejandro tiene buenos gustos y esta comida estaba deliciosa y el postre ni se diga. No puedo parar de hacer sonidos de placer cada vez que lo pruebo y Alejandro no deja de reír con mis gestos.- Por lo que veo te encanta el chocolate. - dijo tomando de su vino, no pidió postre para el. Que aburrido. Cuando le pregunte dijo que no consumía dulces.
¡Lo mato! ¡Y lo remato!
- Con esta delicia, - señalé el trozo de tarta de chocolate - podrías enamorarme en menos de diez minutos. - Alejandro alzó una ceja.
- Pero por lo que he visto varios te han regalado esa delicia de golosina. Y no has caído en sus manos.
- Renuncie al amor hace mucho. - me encogí de hombros restándole importancia - Pero recuerdo que antes de que sucediera eso, esto era lo que me hacia feliz; ahora solamente lo como cuando quiero aliviar mis penas. - Alejandro me miró nostálgico - O solo es cuando quiero matar un antojo.
Arreglé rápidamente lo que dije, el solo asintió sin más. Levantándose de su silla se acercó a mi extendiendo su mano.
- ¿Qué tal si vamos a caminar un rato por la playa?
- Claro. - dije dándole un ultimo bocado a mi tarta.
Levantándo me con su ayuda, deje la servilleta y nos dedicamos a salir de restaurante topandonos otra vez con Isabel en la entrada.
- ¿Ya se van? - ambos asentimos - ¿Qué tal la cena?
- Sabes cual es mi respuesta.
- La misma Alejandro. - respondió Isabel rodando los ojos - ¿Que tal tú? - me miró.
- Estaba deliciosa, y la tarta de chocolate. ¡Ufs! ¡Divina! Sin duda alguna volveré por aquí.
- ¡Ves! ¡Eso si es una respuesta! - chilló mirando a Alejandro mientras me señalaba, el solo se dedicó a rodar le los ojos con fastidio.
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Black & White
ActionDos almas muy similares, pero que pertenecen a mundos totalmente distintos. En el todo grita peligro, pero eso a ella no le importa. Los dos se niegan a tener algo que ver con el amor, aunque al encontrarse todo cambia, miles de sensaciones indescri...