Cap62

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- Michael...

Mi voz sale apagada, casi en un susurro. Mi pecho sube y baja con irregularidad y siento que todo a mi alrededor se hace más pequeño. Intento retroceder, levantarme o correr pero no puedo, mis manos y pies están atados con una cadena que desaparece detrás del sofá. Tiro de ellas con furia y lo que hago es lastimarme.

- No, no, no. - se levanta de otro sofá - Te harás daño amor.

- No me llames así. - mis palabras salen con asco y enojo - ¿Cómo es posible? ¡Se suponía que pudrir te en prisión!

- Ay Mackenci. - suspira caminando a mi alrededor - La prisión es como el jardín de niños ¿sabes? Solo que allí no te dan golosinas. Pero si tienes amigos, unos muy buenos. - para frente a mi - Unos que se mueren por conocerte.

- Vete al infierno. - lo miro con odio. Me da asco tenerlo cerca, pero no me hare menos para darle satisfacción a su retorcida mente. La Mackenci sumisa de antes murió junto a sus padres.

- Pues sorprendete, por que vengo de ahí. - se ríe como desquiciado - Sabes, me sorprende que después de todo pudieras encontrar a alguien. ¿Qué acaso no pensabas en mi? ¿No soñabas conmigo? - está muy cerca de mi cuello, demaciado para mi gusto. Puedo sentir su aliento chocar con mi piel y me repugna. Quiero vomitar - Recuerdas aquellos tiempos en que eramos solo tu y yo. Lastima que ahora tengo que lidiar con un tercero. - intenta acercarse más pero soy más rápida y le muerdo la oreja.

- ¡Maldita desgraciada! - una cachetada me hace voltear mi cara. El sabor metálico de la sangre se desliza por mi paladar, el labio me arde al igual que mi mejilla.

- ¿Qué es lo que quieres de mi? - mascullo con furia.

- Ya lo veras.

Sale de la habitación dando un portazo.

[...]

Me retuerzo en el sofá donde estoy, en la habitación hace frío, no tanto pero si suficiente para que cale en mi cuerpo y aumente mis cólicos. Chillo y tiro de las cadenas, paresco cual pez fuera del agua, siento como si de desgarraran por dentro, me quema y todo mi vientre duele.

- ¡Juro que voy a matarte yo misma Michael Brown! - suelto con toda mi furia.

- Me encantaría ver eso mi amor. - abro los ojos y si pudiera lanzar cuchillos por ellos ya estaría muerto. Me mira con una sonrisa sádica, completamente psicópata.

- Te gusta verme sufrir, verdad maldito loco. - suelto un quejido al decir lo ultimo. El brillo en sus ojos se aviva cada vez que chillo de dolor y me retuerzo.

- Para que mentir. - sonríe sentándose en un sofá frente a mi - Me encanta ver tu cara de sufrimiento, ver como tu ceño se frunce, tus músculos se tensan con cada punzada en tu vientre, como el dolor recorre tu cuerpo y cada vez que tiras de las cadenas tus venas marcan tu brazo. Mmmm... Que pena que no pueda divertirme contigo. Pero pronto será, tu ciclo está por terminar. - dice con fascinación. Relamiendose los labios con cada oración mientras se va acercando a mi - A decir verdad si es satisfactorio, y verdaderamente placentero.

Lo miro confirmando mis sospechas.

- Psicópata. - vuelvo a soltar un quejido al sentir otra punzada.

- Tu me amas así.

- Corrección... - hago una pausa - Te ame. Porque mi corazón, mis sentimientos y mi cuerpo pertenecen a otro.

Lo escucho gruñir por lo bajo.

- Pues déjame decirte que tu noviecito se olvido de ti. Aveces me pregunto que le viste a ese distribuidor de fármacos barato. - se mofa.

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