Lo que faltaba

164 30 0
                                    

Después de aquel casi beso, la actitud de Alejandro cambió conmigo. Era más frío y distante, creí que lo que hizo fue un impulso por el momento, pero veo que no. Pasamos la gala entre risas y charlas con los demás, como dijo, le serví de ayuda y consiguió asociarse con dos hombres cuales desconozco. El camino a mi casa fue en silencio, nadie mencionó nada de lo ocurrido y cuando me dejó en la puerta, se despidió con saludo seguido de un: "Buenas noches Mac" sin abrazo,  ni besos en la mejilla o "preciosa."

Tak me pidió lujo y detalles al entrar, se los dí, hasta tal punto claro. No mencione que por poco y me beso con Alejandro. Esa noche la pasó conmigo al igual que todo el domingo para irnos temprano al hospital el lunes por los medicamentos y los estudios de el. Ahora mismo me encuentro en el auto con un Takeshi que me tiene la misma cantaleta desde hace media hora después de contarle porque vamos al hospital central de la ciudad.

- Mac es en serio, mira. Primero fue cuando te invito un trago, luego a cenar, te ves con el y te da la tarjeta de un tal Doctor Vlad. - señala la tarjeta que sostiene en sus manos - y para colmo te invito a una fiesta...

- Son solo coinsidencias Tak. - estaciono el coche bajando de este - Además Alejandro no me a escrito ni a llamado desde ayer.

- Mac, es que esta obvio, le interesas, no se como, pero de alguna manera le interesas. - ¿Es en serio? Es como si hubiera escuchado el 0,1% de lo que e dicho.

Caminamos en la acera directamente al edificio, al entrar el típico olor a blanqueador nos inunda. Como odio ese olor, es más, jamás me gustaron los hospitales.

- Dime algo... ¿Qué es...? No... ¡Mira no más! - exclamó apenas llegamos a recepción - Lo qué faltaba. - se cruzo de brazos sonriente.

Desconsertada mire al frente encontrándome con algo que no podía creer. Zapatos bien lustrados, pantalones de tela, planchados a la perfección, camisa blanca arremangada hasta los codos con los primeros botones abiertos, cabello peinado hacia atrás con unos mechones callendo en su frente. Su ojos azules se conectaron con mi mirada verdosa y una sonrisa apareció en su rostro, mi mirada es seria, me sentía indígnada y ahora la que no quería hablarle era yo.

Alejandro

Se que hice mal, no quería besarla, bueno si. Creo. Ni yo mismo entiendo que era lo que iba a hacer. Esta mañana me levante muy temprano, baje a tomar el desayuno y salí directo al hospital central de la ciudad, tuve la prioridad de llamar a Connor Vlad, mi médico privado para avisarle que estaría allí con unos amigos.

En este instante. Me encuentro frente a frente con la mujer de ojos esmeralda. Su mirada verdosa me escanea con seriedad, enarco una ceja y pude ver como su cuerpo se tensaba, no estaba de buenas. Bueno, creo que su alegría se fue cuando me vió.

- ¿Qué haces aquí? - masculló cuando estuvo cerca de mi.

- Buenos días preciosa, estoy bien yo también me alegro de verte. - digo con ironía.

- Presiosa, ni leches. - bufa. Si, está molesta.

- ¿Qué pasa preciosa, te levantaste de mal humor? - pregunto.

- No. - respondió cortante.

- Aja. - asiento irónico - Buenos días Takeshi, ¿Cómo te encuentras?

Me dirijo a su amigo que a permaneció a su lado mirando el espectáculo.

- Bien, es algo bueno.

- Exacto. - asiento cuando veo a Vlad acercarse -  Connor, te presento a Takeshi King y a Mackenci Winslet.

- Señorita Mackenci, e oído maravillas de usted. - ella asiente sonriente - Alejandro la describió perfectamente, por eso cuando la vi supe que era usted. - ella volvió a asentir, hasta que cayó en cuenta de lo que dijo Connor y su cara hizo una mueca.

Black & White Donde viven las historias. Descúbrelo ahora