Cap30

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Alejandro sigue las ordenes de su nana al pie de la letra. Subimos las escaleras de mármol donde al final de estas se dividen en dos pasillos, lo seguí por el pasillo a hacia la derecha, dijo que por allí que daba mi habitación y la suya. Lo mire ceñuda, ¿dos nada más? Tome el riesgo de preguntar y me aclaro que también quedaba otra habitación pero que nadie la utilizaba, del otro lado quedaban la de su hermano y su nana con una de huéspedes. En resumen la mansión tiene seis habitaciones en la planta alta, ya que en la de abajo, por un corredor al lado de las escaleras, quedan cuatro más sumandole así a díez habitaciones.

El pasillo es de color blanco y tiene una alfombra gris muy bonita, cuadros que le dan un toque de color y flores en una que otra mesa. Al final veo una puerta que identifico como su habitación, y a unos cuántos metros de esta, como a casi mitad de pasillo, una blanca con el pomo dorado. La abre mostrandome donde dormiré, es hermosa, paredes blancas pero la que está frente a mi es de un color lavanda azulado con estrellas, en ella está la cama, de sábanas color pastel. A su lado izquierdo había un ventanal con un asiento incluido y más allá una terraza que daba hacia el jardín, un buen lugar para leer. A mi derecha estaba un tocador junto a un espejo de cuerpo completo. Hay dos puertas, una al lado de la cama y otra al lado del tocador, caminamos primero a esa mostrandome un gran armario. Muy, muy espacioso, luego me llevo hacia la otra que supuse era el baño, y no me equivoque. Ducha, tina, pisos y paredes de cerámica blanca, a diferencia de la habitación que es de madera rústica, cómodo.

- ¿Y? ¿Qué te parece? - pregunta ya estando en medio de la habitación al lado de la cama.

- Es perfecta. - aseguro.

- Bien, te dejare para que te instales y te cambies. Vendré por ti en una hora, - mira el reloj en su mano dirigiendose a la puerta - Ah, y ponte algo... Elegante, pero no tanto.

Dice esto ultimo antes de dejarme sola.

Miro a mi alrededor, en verdad es muy bonita. Mi maleta ya esta aquí, por lo tanto, me dedico a instalarme. Coloco las cosas en el baño, acomodo mi ropa perfectamente en el armario y aprovecho de elegir que voy a usar, dejo mis cosas en el tocador y en el sillón del ventanal dejo tres libros que saque de la biblioteca de mi casa y el que estoy leyendo.

¿Abra una biblioteca aquí?

Dejo la pregunta en el aire y decido ducharme, entro en el baño tardando al menos unos veinte minutos, me coloco el conjunto de cuerpo completo en shorts que saque, es negro y brilla, me subo en unas sandalias de tacón atadas en los tobillos, me maquillo, peino mi cabello y listo. Sencilla, pero bonita. Dos taques en la puerta me avisan que Alejandro ya esta afuera, le digo que pase mientras me doy los últimos toques en el espejo.

- Woow.

Apenas escucho eso, giro mi cabeza encontrando al pelinegro mirándome de pies a cabeza. Trae una camisa blanca con las mangas arremangadas hasta los codos y los primeros botones abiertos, pantalones negros y zapatos del mismo color, cabello peinado hacia atrás pero siempre hay unos mechones rebeldes que caen en su frente haciéndole lucir más misterioso de lo que ya es, combinado con sus fríos ojos azules.

- Sin mentir, pero cualquier cosa que te pongas te queda estupendo. - sigue mirándome.

- Gracias. - me levanto de mi asiento - Creo que también puedo decir lo mismo de ti.

- ¿Qué? ¿Esto? - da una vuelta - Esto es guapura extrema preciosa, todas caen ante mi.

Sonríe orgulloso.

- No todas. - le recuerdo con una ceja enarcada.

- Pronto caerás preciosa. - se acerca a mi - Solo es cuestión de tiempo. - acorta más la distancia entre los dos acercandose a mi oído - Y te acordaras de este momento.

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