Llámame Harry

Capítulo 13 "Clifford Tomlinson"

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Siete días, ha transcurrido una semana desde que Louis espera a que Harry pase por su piso para entregarle el almuerzo. El oficial no puede sentirse más orgulloso.

Un arrogante pavo real con el pecho inflado, así es como luce cuando entra a la estación y lleva orgulloso aquel recipiente entre sus manos, dejándolo a la vista de todo el cuerpo policiaco quienes lo miran asombrados ya que su constante ceño fruncido casi desaparece y luce feliz.

Ésa, señores y señoras es la magia de Louis Tomlinson.

Deja el recipiente asentado sobre su escritorio, brillante y pulcro debido a que el policía le pasa el brazo para limpiarlo. De tanto mirarlo casi lo desgasta, pero ¿entienden que nunca antes nadie había hecho algo tan sencillo y noble por él? Louis no ha fallado un solo día y Harry se siente ¿especial?

—¡Hey Payne! Comemos en la cafetería ...!Oh! lo olvidaba, traje mi propio almuerzo —dice, es un arrogante hijo de puta y lo está disfrutando.

—¡Vete a la mierda Styles! Espero que te cause gases.

—Horan ¿Sigues yendo por rosquillas para la comida? Te acompañaría hombre pero; traje lo mío —da unas palmaditas al recipiente sobre su escritorio —ya sabes, hecho en casa, sin nada de esas porquerías de químicos.

—Deja de joderme la vida Styles y comparte. Se me antoja algo rico.

—A mí también —responde, con el pensamiento en cierto castaño de su edificio. Niall mira cómo el color cambia desde las mejillas hasta las orejas, Harry acaricia delicadamente el mismo recipiente y lo mira casi con corazones saltando de sus ojos.

—Quédate con alguien que te mire como Styles mira su almuerzo —responde Liam desde su lugar.

—Quiero alguien que me toque como Styles toca su cosa esa —responde Niall.

—¿Perdón? —responde el oficial Mendes, casi ofendido con lo dicho por Horan.

—Aquí no chiquis.

(...)

Es viernes por la tarde, una semana exhausta y Harry está cerca del sexto piso cuando escucha la conversación.

—Okay Z, solo una hora como máximo y por favor, no lo pierdas de vista porque le gusta corretear a esas estúpidas ardillas —le acomoda una gorra a Clifford y luego la gira con el ala hacia atrás mientras el can se queda quietecito—¡Quién es mi chico malo eh? ¿Dónde está mi bebé? —cubre los ojos de Clifford y luego los descubre —¡Aquí tá!

—Por supuesto que no lo perderé de vista ¡Soy un hombre reformado!

—Más te vale mugroso, este es mi hijo. Vale diez Zaynes. Y por favor, no vayas a dejarlo correr con la correa o se podría lastimar —se levanta y termina de acomodar su mochila —Pórtate bien con este animal, es un poco estúpido, se cayó de chiquito y quedó medio pendejo pero en el fondo es una masita ¿de acuerdo?

—No te preocupes amor, Cliff no es ningún pendejo.

—Amm, le estaba hablando a Clifford.

—¡Que te den!

—¡Uy ojalá! Gracias por los buenos deseos. Adiós animal, adiós mi bebé.

Ninguno se percata de la presencia del oficial y Harry piensa que sería una tragedia que algo le ocurra a ese peludo, se refiere a Clifford.