12: Confianza.

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Con la comida en las manos, Chaewon ingresó la clave del apartamento, invitó a Hyeju a pasar y le indicó que se cambiara los zapatos por unas sandalias.  

    — Jamás he traído a nadie, bueno, aparte de Jinsoul — dijo lavando sus manos para preparar la barra de la cocina en donde puso la comida caliente —.    ¡Bienvenida a mi hogar! lamento que esté desordenado, no he tenido tiempo de limpiar con todo esto del caso.

   — No se preocupe,  inspectora Park.

   — Deja un rato los formalismos, por un momento no quiero recordar mi trabajo.

   — ¿Puedo llamarla por su nombre? ¿No es muy abusivo de mi parte?

   — Claro que lo es, ¿quién te crees? — fingió indignación. 

   —Disculpe — hizo una gran reverencia.

    —Sólo estoy bromeando — río burlona —.  Dime Chaewon. 

   — ¿Chaewon? Me costará acostumbrarme a ello — murmuró insegura .

   — Ese es mi nombre así que acostúmbrate. Lávate las manos que vamos a comer.

"Hyeju, espero esta noche podamos conocernos mejor. Me gustas, tanto como para darte mi confianza". Pensó Chaewon. 

   — Hyeju, bebe conmigo — sugirió con una sonrisa tenue. 

   — No puedo, disculpe,  inspectora.

   — ¿No te gusta el vino?

   — Es que no sé cómo beberlo — estaba avergonzada pues jamás lo había probado. 

   — Te enseñaré.

     Chaewon le explicó las propiedades del vino y la forma de la copa;  sirvió el primer trago y se lo tendió a Hyeju que no quería aceptarlo  de la mayor debido a las estrictas normas sociales.  Se atrevió a tomarlo porque la rubia se irritó.  Hubo silencio y por primera vez el ambiente se tornó pesado. 

    — No necesitas ser tan formal, la situación no lo amerita— saboreó la exquisita bebida  y clavó su mirada seria en la menor —, olvida por un momento que somos compañeras de trabajo. 

   — Está bien, Chaewon.

  — Me gusta cuando dices mi nombre — sonrío  complacida mientras bebía elegantemente.

   — ¿Te gusta mucho tu nombre? — se sorprendió. 

La inspectora Park asintió y posó su copa sobre la barra, sus ojos brillaban y su invitada podía reflejarse en ellos. Sonrió con un semblante sobrio y comenzó a acercarse a la pelinegra.    

   — Dime que no estás nerviosa, han funcionado esas terapias con Yerim ¿verdad? — murmuró. 

    — Sí, gracias por apoyarme —dijo alegre y con el  corazón inquieto —. Gracias por preocuparse por mí, Chaewon.

   — Es porque me pareces interesante ¿sabes por qué?

   — Lo supongo, pero dígame usted.

  — ¿No quieres adivinar el motivo?

   — Tengo una idea pero prefiero escucharla, Chae.

    — ¿Cuál es tu idea?

    De repente, Hyeju se tensó;  nada podía arruinarle la velada, pero recordó que posiblemente haya despertado el interés de Chaewon al levantar sospechas: creyó por un instante que su jefa sabía que era una policía corrupta, pero  desechó la suposición  y trató de calmarse. De a poco, sus sentimientos se volvían reales: se estaba enamorando de la inspectora Park.

    — Jefa, quítese la costumbre de interrogar tanto a las personas, recuerde que estamos fuera del trabajo — dijo rompiendo el ambiente incómodo, tranquila y segura  que no diría nada comprometedor. 

Su estrategia funcionó porque Chaewon río avergonzada haciendo que Hyeju disimulara  sus preocupaciones. 

   — Son, me recuerdas a mi hermanita pequeña, Yeojin.

    — ¿Puedo preguntarle en qué nos parecemos?

    — Ella era tímida y callada, así como lo eras tú al principio, cuando no nos conocíamos. Era apartada con todos, pero no conmigo. Le sugerí que asistiera a clases de música para que hiciera amigos. Luego de un tiempo, ella se fue al extranjero a estudiar. Sé que  Yeojin volverá algún día, pero cuando lo haga,  ya será una adulta y con mi ocupación, espero seguir viva para recibirla con un fuerte abrazo.

   — Y lo harás, podrás abrazarla, Chaewon —  conmovida, sujetó la mano de la joven inspectora a modo de apoyo —:  No deberías mencionar que podrías faltarle a tu hermana.  

    — Hyeju,  trabajo contra los criminales más peligrosos del momento; ellos ya deben conocerme, soy la líder del caso...  sé que  me controlan, no sé cómo, pero es una suposición. Con seguridad te digo  que si muero ejerciendo mi labor, mi espera por Yeojin habrá sido en vano. Ella es lo más importante que tengo en mi vida,  y si muero a manos de un maldito criminal,  Yeojin no lo soportaría.

"No morirás... Te protegeré Chaewon,  aunque eso implique que yo sea el imán de los problemas venideros en tu vida. Siento estar condenada por  Chuu y afectarte, no quiero ser yo la que hunda tus esperanzas con tu hermana. Lo siento".  Pensó Hyeju con un malestar apoderándose de su quietud. 

   — ¿Te he abrumado con mi historia? Te has quedado viendo al vacío hace rato.

   — Eh, no... disculpe no me percaté — dijo apenada con una respuesta pausada —. Creo que debo irme ahora, jefa Park.

   — ¿No quieres otra copa más? 

   — Gracias pero debo irme.

   — Como quieras — susurró cortante. 

    Discúlpame, Chaewon — Hyeju tomó sus pertenencias cuidadosamente —. Pasa una linda noche.

   — Agente Son.

   — ¿Sí?

   — Ojalá vengas otro día.

"Estaré contigo, y una vez acabe mi misión te corresponderé  el afecto que me has dado".

    — Claro, jefa.

   Resignada, saboreó un último trago de vino sin imaginar que  los brazos de Hyeju la rodearían por la espalda.  La calidez del acercamiento se sentía tan reconfortante y no pudo evitar acariciar una de las manos de la pelinegra que, al recibir el contacto la sujetó con delicadeza. Hyeju escondió su rostro en  el  cuello  de su compañera y absorbió el aroma de su perfume. Abrazar era una dulce demostración de cariño que ambas habían olvidado durante tantos años de adultez.

   — Disculpe si es muy pronto que haga esto, inspectora...  — susurró en su oído —. Gracias, una vez más.

Hyeju besó fugazmente la mejilla de su superiora y huyó del apartamento antes que esta reaccionara. La rubia se quedó sola, aunque esta vez  se sentía mejor que antes:

"¿Qué fue eso Hyeju? Hubiera querido que durara más ese abrazo... creo que me equivoqué contigo, creo que no eres una simple aventura; has logrado emocionarme y hacerme sentir ese enamoramiento de juventud. Pensé que los compromisos no iban conmigo,  en esta etapa de mi vida, donde no tengo tiempo para ellos,  pero puedo hacer una excepción...  ¿Cuál es tu encanto?".  

 Se levantó del banquillo de la barra, y con una gran sonrisa se preparó para ir a dormir. 

Identidades Difusas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora