17: Éxtasis.

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      El alba se asomó  y  supuso un nuevo día para las cuatro agentes que habían destinado sus energías para las actividades del fin de semana. La primera en salir de la tienda de campaña fue Jungeun, y en compañía de su novia  se estiraba haciendo crujir la mayoría de coyunturas en su cuerpo: empezó por la parte superior y terminó con sus piernas como si fuera una especie de extraño ritual.

    — ¿En serio haces esto todos los días? — preguntó Jinsoul un poco incómoda.

   — Así es, ¿acaso no es  divertido escuchar cómo truenan mis articulaciones? — contestó riendo.

  — Es extraño, pero creo que es lindo.

Jungeun se inclinó para besarla, mas Jinsoul la apartó abruptamente.

  — Necesito cepillarme los dientes antes de besarte, cariño.

      Afortunadamente Jinsoul no padecía de resaca a pesar de haber bebido demasiado la noche anterior, era un alivio pues tan trágico malestar no era compatible con el itinerario del día. Luego de unos minutos salieron las otras jóvenes de la tienda contraria. Ambas tenían ojeras  debido al desvelo de la noche anterior, sin embargo tenían sus energías repuestas.

   — ¡Buenos días!, comisaria Kim y detective Jeong — gritó alegre Chaewon.

   — Buenos días, hoy estamos de licencia así que seremos cuatro mujeres comunes y corrientes — dijo Jungeun desmantelando la tienda de campaña —, ¿no es así, Jinsoul?

   — ¡Por supuesto!, y tengo la agenda perfecta para eso: primero iremos a escalar, luego buscaremos la cascada donde se supone que aparecen espíritus, comeremos por ahí en alguna zona escondida y veremos la lluvia de estrellas de esta madrugada. ¿Están todas emocionadas?

Las tres asintieron ante una ilusionada Jinsoul que apenas podía hablar con tanta pasta de dientes cayendo de la boca.

*****

      Está de más decir que cuando el reloj marcó las once de la noche aproximadamente, el día se había esfumado dejándoles los más graciosos y amenos momentos que nunca antes habían disfrutado en su vida adulta. Las cuatro cumplieron al pie de la letra lo planificado. 

    Se encontraban descansando a orilla de un pequeño y solitario arroyo que apenas se iluminaba con la luz de la luna, apenas permitía entrever el reflejo misterioso de la cara más fascinante de la naturaleza; una vez más, le agradecieron a Jinsoul escoger un lugar con una vibra tan exótica, y es que hay paisajes que se distinguen más que otros por los recuerdos que guardan en sus entrañas.

   — ¡No es posible!, el cielo está nublándose, creo que no veremos la lluvia de estrellas. Suceden pocos eventos como estos al año, estoy muy decepcionada. 

   — Pronto habrá otra, o quizás más tarde se despeje el cielo. Mientras tanto, yo veo las estrellas en tus ojos, Soulie.

Las dos más enamoradas se dedicaban frases cursis que tenían un propósito muy claro: molestar  a sus subordinadas para burlarse de sus reacciones.

   — Por cierto Chaewon, tengo una pregunta para ti y para Son — dijo la anfitriona reposando sobre la mochila de la comisaria.

   — ¿A ver?

   — ¿Ya le confesaste a Son que te irás del país?

   — ¿Te irás, Chaewon? — Hyeju se sintió repentinamente desconcertada, todas lo sabían menos ella. El ambiente se tensó por un momento.

   — Será por unas semanas, iré a recibir un curso policial a Estados Unidos y  luego regresaré. Estoy considerando seriamente  tomarlo o no, no puedo dejar el caso abandonado.

Identidades Difusas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora