25: Expectativas.

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    — ¡Qué gusto! Así que tú fuiste quien me entregó el pastel en el estacionamiento.  Estoy sorprendida y muy agradecida contigo.

    — Espero te sientas mejor, luces muy linda cuando sonríes.

    En el Río Han tuvieron su primera cita con la que empezó su historia. A la publicista le atrajo misteriosamente esa chica pelinegra, tenía algo que sus ojos escondían y que la llamaban a experimentar la intensidad de una peligrosa aventura. Esa noche tuvo la oportunidad de verla a la cara sin una mascarilla que obstruyera sus rasgos; escuchó su voz y sostuvo su mano  cuando se la extendió luego de una breve presentación:

  — Encantada de conocerte. Soy Jiwoo.

   — Lo sé, lo escribiste junto a tu número de celular.

   — Pero quería presentarme formalmente, como en los negocios — bromeó.

   — Entiendo— rio, — me llamo Sooyoung ¿a qué te dedicas?

   —Tengo una empresa, es pequeña... pero bueno — se encogió de hombros —, dime ¿tú qué sueles hacer? Sooyoung.

  — Soy publicista, así que hago campañas para mi trabajo.

  — Interesante ¿Dónde trabajas?

  — En la compañía Swan.

  — Ese es un negocio fuerte... es la compañía que controla el monopolio alimenticio — respondió asombrada.

  — Sí, es parte del chaebol.

  — Comprendo, tienes una buena posición laboral. Que bien por ti, Sooyoung —dijo sonriente. 

  — Gracias. Es un trabajo muy estresante y difícil pero esta noche no quiero hablar sobre eso.  Hoy quiero conocerte, Jiwoo... ¿Te gustaría ir a comer sushi?

  —¿Por qué no?

  — Perfecto, conozco un muy buen lugar por aquí.

    Ambas mantenían una fluida conversación al mismo tiempo que caminaban por las solitarias calles de un barrio rico comercial; Sooyoung resplandecía gracias a las luminarias de los locales y eso le favorecía al resaltar el atractivo y encanto que naturalmente tenía. A veces sus ojos se conectaban con los de su compañera que le sonreía con calidez, y con eso sentía que Jiwoo le  inspiraba confianza a pesar de llevar menos de una hora juntas.   Jiwoo sabía que Sooyoung era distinta, le llamó la atención genuinamente así que esta vez no se aprovecharía a causar daño.  

    — Jiwoo, no te quedes atrás, camina junto a mí. 

    — Es que no conozco este barrio — mintió —, me estás guiando. 

Sólo quería observar mejor su andar elegante y su cabello de fuego. 

"Sooyoung... ¿Puedo tener intenciones buenas contigo? Pareces una chica agradable, creo que nos llevaremos bien pero quizás deba esconderte ciertos aspectos negativos de mi vida... Alguien tan dulce como tú no debe saber la verdad".  Pensó la pelinegra. 

    Luego de cenar fueron la  lujosa mansión de Jiwoo ubicada en una de las zonas más exclusivas del centro de la ciudad. Jiwoo condujo su camioneta adelante indicándole la dirección al Maserati de Sooyoung. Al llegar, abrió  desde el coche el precioso portón dorado y les recibió un jardín digno de un impresionante palacio. 

    —Puedes aparcar el coche aquí. 

    — Qué linda casa, todo es muy exquisito y delicado — murmuró admirada. 

    — Vamos al salón principal. 

   El lugar estaba adornado con amplias columnas, pinturas y estatuas tradicionales que las recibían y hasta cierto punto las intimidaban. Algo llamó la atención de la invitada: una escultura de una mujer vestida con un manto que asemejaba a una túnica, tuvo miedo de acercarse  pero su expresión no contuvo su inquietud. 

  — Oh,  esa escultura es de mi madre. Todos dicen que nos parecemos — exclamó Jiwoo con una sonrisa incómoda.  

  — ¡Es preciosa! Ella debe ser muy guapa en persona. 

  —  Está muerta.

  — Ah — silencio incómodo—. Lo siento mucho.

  — No pasa nada, la perdí hace tiempo — dijo tranquila —. Yo misma la esculpí.

  —¡Qué talentosa eres! No sé de arte  pero está muy bien detallada, es impresionante.

  — Gracias. Estudié artes cuando era más joven, en esa época era muy feliz pero mi familia me dijo que no era para mí, debía dedicarme a otras cosas. A ellos no les agradaron mis decisiones y lo que quería para mi vida. 

   —Pienso que podrías retomarlo, se te da muy bien y si eso te da paz vuelve a ello. Lo que piensen no tendría que importarte a tal grado de negar lo que te apasiona.

   — Vaya, realmente nunca lo había considerado.

   — Piénsalo, Jiwoo... —sonrió. 

"Sooyoung eres tan interesante. No conozco mucho de ti pero me hipnotizas con tu actitud. Tu seguridad es algo que me encanta, porque es casi imposible que yo encuentre a una persona tan arriesgada y alocada como  pareces serlo... Creo que tú y yo podremos disfrutar de nuestra compañía...".

   —Lo  haré,  gracias Sooyoung. Por favor, toma asiento...

Identidades Difusas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora