Su pierna temblaba sin control, la confrontaría aunque sabía que sería difícil. Al otro lado de la mesa, una expectante mujer esperaba su confesión ante la pregunta; a fin de cuentas ella era su Gowon, la chica por la que no se impacientó para contactarla. La rubia alzó levemente las comisuras de su boca y comenzó a estrujar con su mano una servilleta de tela. Se fijó en ella: los años la habían vuelto más bella, su físico y su esencia personal irradiaban confianza y seguridad, era atractiva en todos los sentidos.
Yves sonrió una vez más al verla mover el mantel de la mesa a causa de su incontrolable nerviosismo. Lo estaba logrando, así que disfrutó de su exquisito vino y posó su mirada sobre esos oscuros ojos que la llamaban. Mas algo cambió en ellos pues comenzaron a opacarse. Mordió sus labios conteniendo la tensión y se cruzó de brazos sobre la mesa aún sosteniendo su bebida.
La escuchó responder:
— Me encuentro con alguien actualmente. No en una relación como tal, pero si tú me lo preguntas y puedo ofrecerte respuestas, te diría que no estoy disponible. Te quiero mucho, pero por favor, desiste conmigo. No puedo ofrecerte nada que no sea un tropiezo para tu vida.
"Te sigue gustando vivir sin compromisos y estabilidad, aunque reconozco que maduraste un poco en tu responsabilidad afectiva, Gowon". Pensó.
—Gracias por hacérmelo saber, hasta tu sinceridad es algo que valoro mucho, por más inesperada que sea la noticia.
—Lo siento, debo ser honesta contigo porque no quiero ser la misma imbécil de antes. Acerca de eso, perdóname por haber hecho eso en el pasado.
— Gracias, Chaewon y en cuanto a eso, es pasado.
— Lo sé, pero necesitaba ofrecerte una disculpa
— Lo haces siempre, ya te he perdonado
— Herí tu confianza esa vez, y agradezco tu perdón aunque sé que no me lo merezco.
— Perdonar es el acto más humano que puedes hacer. En aquel momento no lo hice por ti, lo hice por mí, porque necesitaba sacar todo lo que traía encima. Luego lo acepté y te dejé ir para disculparte con el tiempo. No te preocupes más con ese tema.
— Gracias por lo que hiciste por mí en aquellos años.
— No hay problema — mintió—, ¿puedo preguntarte cómo es ella?
— ¿Quién?
— Tu "novia" — hizo hincapié en esta palabra ya que conocía los títulos que solía utilizar Chaewon.
— Mi novia... — vaciló pensando la respuesta.
—No es tu novia, ¿verdad? — alzó una ceja y sonrió irónicamente.
— Hum,... pues... es mi compañera de trabajo... — liberó estrés llevando su cabello atrás de su oreja —. Llegó hace unos meses a la estación, es asistente forense y trabaja conmigo en la división.
— ¿Entonces eres su jefa? Recuerdo que tu nombre salió en el periódico y te mencionaban como la titular del cargo.
— Sí, soy la encargada del caso, ella es mi subordinada — no sabía qué más agregar, no porque Hyeju careciera de atributos sino porque con Yves se sentía cohibida a comentar de más, como si en su lengua se activara un freno.
— Espero te vaya muy bien con ella, Chaewon.
— Gracias — sonrió ante el comentario, creía que le desea la mejor de las suertes pero se equivocaba. Prosiguió con total confianza —. Nos conocimos hace poco tiempo, puedo decir que es una buena persona.
— Tú atraes buenas personas siempre — suspiró cansada sin que Chaewon lo notase —, ¿Cómo se llama?
— Son HyeJu.
— Son Hyeju — repitió —, que afortunada eres. Espero cuides mucho de Park Chaewon.
— Lo hace, no te preocupes por eso — sonrió vagamente.
Yves la observaba con gran atención sin variar sus expresiones. Se limitaba a pellizcar su comida y masticar lentamente, el patillo no le sabía a nada a pesar de comer en su restaurante favorito. Chaewon la miraba en silencio, pero era incapaz de sostenerle el contacto visual; se dio cuenta de algo en su cuello cada vez que tragaba:
— ¿Te tatuaste, Yves?
— Así es — parecía romperse la tensión —. Mi tatuaje es más grande de lo que aparenta. Lo que ves en mi cuello, entre la oreja y la clavícula, no es más que la continuación del que tengo en el centro del pecho.
— Es una... ¿una flor?
— Sí, se llama tuberosa.*
— Oh, no creí que te tatuarías. ¿Cuál es el significado?
— Con los años descubrí otras facetas de mí que me gustaron. No experimenté mayores peligros cuando nos conocimos, por lo que quizás es inimaginable para ti — rio —, pero ahora puedo asegurarte que me gustan otros intereses... arriesgados.
— Parece que ya no te detienes en los límites de tu zona de confort.
— Desde que estoy sola no me apetece.
— Me alegra saberlo.
Terminaron de cenar y charlaron a gusto, y aunque Yves se sentía incómoda sabía disimular como una ave enferma sus síntomas de decepción y desilusión. Reconocía que no debía fantasear con su ex-novia, pero conservaba una esperanza que arrastró sin notarlo a través de los años.
Cuando acabaron, se ofreció a llevarla a su casa en su auto, pero al ver de lejos el exótico coche extranjero de Yves, Chaewon le agradeció y decidió tomar el transporte público argumentando que ya había hecho demasiado por ella.Yves lo aceptó sin reconsideraciones y le vio alejarse hasta la estación del metro. Caminó por el parqueo techado del restaurante hasta encontrarse con su Maserati Quattroporte azul y se montó en este. Los cómodos asientos la acogieron y bajó un poco las ventanillas. Tocó el tablero del vehículo y se aferró al timón hasta que sus nudillos se volvieron blancos. Un camino húmedo recorrió sus mejillas. Golpeó el volante y sonó el claxon accidentalmente, luego se hundió en el asiento y respiró tratando de calmarse sin éxito.
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*Créditos a Seulcrescent en twitter.
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Identidades Difusas.
Fanfiction"Lloró porque encarnó el refrán del lobo vestido de oveja". La experimentada inspectora policial Park Chaewon debe detener al poderoso grupo criminal Edén, con ayuda de su equipo de trabajo y en especial, con el apoyo de la asistente forense So...