Periodistas hacían imposible el acceso al salón de conferencias de la Oficina Central de la Policía ubicado en el edificio sede del Ministerio de Justicia. La sala de conferencias asemejaba un auditórium universitario debido a la distribución de los asientos que rodeaban una gran carpeta que proyectaba las presentaciones audiovisuales.
Al frente, algunos reporteros entrevistaban a la Ministra de Seguridad Wong Kahei. El motivo era la inauguración del taller policial más importante del año, por lo que se reunieron representantes de varias delegaciones policiales de todo el país y Grupos Especiales; incluyendo a La División de Investigación contra el Crimen Organizado.
La comisaria Kim sostenía los protocolos de la celebración y los repartió a sus compañeras de delegación para que se enteraran de los puntos importantes. Las presentes lucían elegantes uniformes en los que se distinguía su rango y grupo especial al que prestaban servicio.
— Ya casi comenzamos — dijo seria la comisaria Kim—. Jeong y Son, cuando mencionen sus nombres ustedes caminarán al frente y harán una reverencia de presentación. Hay un aproximado de 6000 personas aquí, así que no estén nerviosas, en especial usted agente Son.
Sus palabras lograron calmar a la pelinegra que sentía cómo Chaewon le acariciaba la mano bajo los asientos, estaba nerviosa porque nunca se había dedicado a la docencia. Por el contrario, la abogada Jeong sonreía orgullosa pues era la séptima vez que la presentaban como máster en Ciencias Jurídicas impartiendo su especialidad en el taller: Derechos Humanos.
La ceremonia dio inicio con las palabras de apertura de la Ministra Wong:
— Tengan una atenta bienvenida quienes nos acompañan en la doceava edición del Taller de Perfiles Criminales y Victimología impartido por el Ministerio de Justicia para las personas aspirantes a trabajar con la Policía Nacional. Es un gusto contar con la presencia de cada uno de ustedes; la importancia del taller se basa en el artículo veinte de la Ley de...
Honestamente, la ministra hablaba de temas a los que Hyeju no les prestó atención, y con eso aumentaron sus deseos de ir al baño pues se acercaba el momento de ser el centro de atención. Envidiaba la elocuencia de Kahei, era una funcionaria a la altura que sabía dirigir el Ministerio de Justicia. Pensaba que estaba en el lugar correcto al observar a esa entregada mujer dando su discurso con tanta confianza en sí misma, cualidad de la que carecía Hyeju; siempre habían dirigido su vida, dándole órdenes e impidiendo su capacidad de soltura. Se sentía ansiosa a tal punto que sus pensamientos comenzaron a consumirla.
Según sus cálculos dentro de dos semanas se cumplirían cinco meses desde su trato con Chuu. Cinco largos meses en los que obstaculizó evidencias, inspiró confianza en sus compañeras y enamoró a la inspectora Park con el fin de pasar desapercibida. La cabecilla del grupo criminal entrenó muy bien a Olivia Hye. Se tensó porque a veces actuaba como la insegura Son Hyeju, una ridícula persona que escondía su verdadera identidad criminal bajo un uniforme y ciertamente no hacía honor a su alias.
De hecho, se extrañó que Heejin no la había amenazado durante semanas, creyó que ella ya no trabajaba para Chuu pero si fuera así, ya estaría unos cuantos metros bajo tierra...
— ¡Agente Son! Ya casi sales con Jinsoul al frente. Prepárate — ordenó la comisaria.
— Suerte, mi Hyeju.
Ambas agentes dieron su discurso bajo la atenta mirada de Chaewon y Jungeun que sonreían orgullosas.
"Hyeju, eres espectacular. Te veo ahí parada al frente hablando apasionadamente y puedo decir que eres muy profesional. Creciste mucho personalmente y estoy orgullosa de ti, de tu constancia y disciplina con la que has vencido tus miedos, no eres la misma persona que conocí. Te quiero, Son". Pensó Chaewon.
Aplausos del público resonaron en el auditórium.
*****
Ese mismo día en horas de la tarde, sirenas sonaban y el caos reinaba en la impresionante y lujosa mansión de la Familia Jo. La prensa tuvo un nuevo foco de atención que entretendría a los curiosos lectores durante unas semanas: el grupo criminal más famoso de los últimos tiempos, ahora conocido como Edén, incendió el hogar de la opulenta empresaria.
Destruyeron una de sus propiedades más exóticas de toda la península. Haseul estaba devastada viendo su casa rodeada por decenas de policías fuertemente armados.
A su lado estaban la inspectora Park y la detective Jeong, repasando las declaraciones de la vez anterior y analizando sus expresiones. Cuando por fin le llegó el turno de hablar, Haseul estalló en lágrimas:
— Les confesaré todo, pero por favor, no quiero que ellos me maten... en el ataque pasado ellos me querían asustar porque yo no accedí a depositarles diez millones de wons. Querían arriesgarse a extorsionar a alguien acaudalado, por eso ya no se han metido con empresarios con menor capital. Yo me negué a darles dinero y por eso me están acosando.
— Díganos cómo la han contactado en esta última ocasión, ¿alguien la amenazó por medio de alguna llamada telefónica, correo?
— Me enviaron una carta que está firmada por el alias de uno de los de Edén: Penguin, no tengo idea de su identidad, jamás he escuchado de ese maldito criminal... pero esa persona es la que está detrás de todo esto.
A lo lejos, Hyeju escuchaba atenta y a diferencia de la señora Jo, ella sí sabía quién era Penguin: era la firma de Chuu en las cartas personales y la historia se remonta a los años de secundaria de Kim Jiwoo, una adolescente a la que sus compañeros molestaban porque le encantaba dibujar pingüinos en las horas del recreo.
— Señorita Jo, tenemos en nuestro poder la evidencia necesaria; pero debemos reconstruir los hechos, repasemos nuevamente ¿Cómo sucedió ese primer contacto con el grupo Edén?
— ¡Pero si ya se los dije! — exasperó indignada—. ¿Qué no hacen bien su trabajo? ¡Malditas autoridades incompetentes las de mi país!
— Señorita Jo, tranquilícese — pedía Jinsoul con paciencia —. Estamos trabajando para reestablecer la seguridad.
Cuando se dio cuenta de su error se disculpó y continuó el relato:
— En aquel tiempo yo no sabía que ellos se hacían llamar "Edén", yo no le prestaba atención a los ataques que salían en las noticias, por esta razón, las medidas de seguridad en la compañía hotelera no eran tan extremas, porque nunca me imaginé ser el blanco de ataque. Además de que me hackeron, me enviaron esa carta firmada por Penguin y como no deposité el dinero, quemaron la primera oficina hotelera. Se supone que esa carta fue enviada al hotel de Jeju. Yo me quedé para administrarlo durante un tiempo y pude saludar a unos pocos clientes y empleados. No sé quién llevó esa carta.
— Necesitamos examinar los registros del hotel de Jeju.
—Claro, si con eso me traerán paz entonces háganlo.
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Identidades Difusas.
Fanfiction"Lloró porque encarnó el refrán del lobo vestido de oveja". La experimentada inspectora policial Park Chaewon debe detener al poderoso grupo criminal Edén, con ayuda de su equipo de trabajo y en especial, con el apoyo de la asistente forense So...