2: Percepción.

77 9 4
                                    

      El reconocimiento de la escena había finalizado gracias a la confianza depositada en una de sus integrantes más vitales: Son Hyeju, la joven y novata agente en la División Contra el Crimen Organizado.  Ella apoyaba a los forenses  gracias a sus conocimientos en criminalística que le permitían acercarse y recrear los pasajes más turbios y complejos del móvil y modus operandi de los delitos. Ella era bastante apartada con el equipo de trabajo en su vida personal y Chaewon sabía de su existencia en la delegación  hacía apenas unos cuantos meses. 

      De repente, regresaron los policías que se encontraban dispersos entre la vegetación.  Todos observaban de lejos a la inspectora Park a quien conocían por ser estricta en las investigaciones que lideraba; ellos a veces murmuraban sobre su carácter "complicado".  Esto tenía sin cuidado a la agente Park que se auxiliaba de su colega más cercana: Jeong Jinsoul, detective y abogada. Ella era  encargada de levantar informes policiales y jurídicos que una vez solicitados, serían enviados a la Fiscalía.

    La agente Park se acercó y únicamente Jinsoul le sonrió a través de su ligero equipo de bioseguridad. A su lado, estaba la agente Son, quien tenía un traje de protección blanco y posaba una mirada misteriosa en Park a través de sus lentes de protección. 

     A veces Jinsoul molestaba a Hyeju confianzudamente y le decía que parecía un animal salvaje en busca de su presa, ciertamente era una chica reservada.  Además, Hyeju observaba a su jefa con sumisión y raras veces sostenía el contracto visual entre ambas, tampoco le dirigía la palabra si no era absolutamente necesario. Park creía que como casi nunca convivía con ella no habían desarrollado una relación de confianza. 

De hecho, su llegada a la Delegación fue tan casual que Chaewon no se percató de su presencia hasta pasada una semana.


(Flashback).


    — Inspectora Park,  disculpe, traje estos informes para usted.

   — Gracias... no la he visto por aquí, parece que usted es nueva  — hizo esfuerzo por leer la insignia en su pecho —, qué dice su placa policial... Son Hyeju, asistente forense. Oh bueno qué gusto conocerla, agente Son.

   — Gracias — reverenció a su jefa y giró sobre sus pies dispuesta a irse.

  — Espere, no nos hemos presentado formalmente.

      La pelinegra se levantó de su escritorio y se ubicó frente a la recién llegada. Su uniforme se ajustaba perfectamente a su cuerpo y era de las pocas agentes que lucía tan bien esas prendas de servicio; tenía una  mirada penetrante y una hermosa sonrisa que lucía en los momentos más tranquilos dentro del trabajo. Sus placas e insignias estaban bien ordenadas sobre su pecho y sus botas brillaban dándole un aspecto  impecable. Estiró la mano para estrecharla con la de su subordinada y exclamó con voz firme:

      — Park Chaewon, un gusto.

      — Encantada de conocerla  — le devolvió el apretón de manos con cierta inestabilidad.

Hyeju terminó el contacto cuando se percató que su jefa la  observaba con incertidumbre ante la tardanza de su reacción. 

      — Lo siento.  Me retiro. 

Salió de la oficina mientras Chaewon la veía atónita. 

Pensó:

"No me observe más de lo que debería, Jefa Park. Su perfume se ha  impregnado en mi mano, sin duda tiene gustos exquisitos en fragancias...".

(Fin del Flashback).


    En fin, Chaewon estaba convencida que una vez estuvieran en vacaciones podría invitar a sus colegas a una cena, beber  y conocer a la recién llegada, sólo así podría demostrarles que no era la jefa prepotente y mandona que describían.

     La abogada Jeong Jinsoul recibió a Park y la invitó a acercarse a la escena. De forma breve, le explicó la manera en que procesarían el hecho y posteriormente resumió sus hallazgos ante la atenta inspectora.

      — ¿Sicariato? — dudó la jefa del equipo.

       No estaba convencida del todo, así que le pidió explicaciones detalladas a Son Hyeju, quien se encargó del procesamiento de la escena.  Esta se limitaba a contestar con frases simples, señalando la evidencia reunida en sus escritos y la que se encontraba en bolsas trasparentes selladas.  La frustración era evidente en Park,  pues le parecía increíble que la recién llegada hablara tan bajo y entre dientes, transmitiéndole una sensación de desconfianza e inseguridad.  Observaba con detenimiento cada objeto, párrafo y dibujo reunidos por su subordinada. De pronto,  estalló colérica: 

     — Agente Son... ¿Por qué no ha metido las colillas de cigarrillo en una bolsa?

     — No lo creí necesario, hay otras en el laboratorio.

     — ¿Sabe usted que cada maldita cosa hallada en las distintas escenas de delitos se guardan?  — se tensó. 

     — Lo haré.

     — Me pregunto cuántas veces más ha entorpecido algún reconocimiento policial.

     — Disculpe, jefa Park.

   Silencio. La recién llegada se arrodilló  para empacar los objetos con la supervisión de Park.  Al terminar,  elevó la vista al rostro de la inspectora que permanecía indiferente. Suspiró y percibió cómo los ojos de la pelinegra la atravesaban despectivamente. 

     — Cumpla bien con su trabajo, no permita que le diga qué hacer. Para mí es vergonzoso y para usted debe serlo igual... ¿o me equivoco, "experta" en criminalística?

Hyeju se limitó a verle las botas cercanas  a  los cadáveres. Finalmente se atrevió a sostenerle el contacto visual  cuando hirió su orgullo: 

    — Haré mejor mi trabajo, jefa.

    — Ojalá... talvez no le queda grande el cargo, Son — dijo irritada—. Equipo, recojamos todo y vámonos. 

Identidades Difusas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora