40: Perdón (final pt. 3).

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12 : 45 del mediodía. 

"Reporte noticioso de último minuto: Edén tiene capturada a la CEO de Red Swan  y  el dueño de la compañía no ha llegado a un acuerdo con los delincuentes. Hace unos minutos la policía entró para desarticular a los atacantes pero estos tienen el control debido a las múltiples bajas en los elementos policiales. Se sospecha que la cabecilla del grupo criminal Kim Jiwoo,  ha herido de muerte a  la reconocida líder del Caso Edén, la recién nombrada comisaria Park Chae Won que se cree, agoniza en el último piso de la torre central... estaremos constantemente actualizando la información".

    Ese reporte radial destrozó a Yeojin ya que no podía creer que  Chaewon tuviera heridas graves... no era posible porque su cuerpo estaba protegido por prendas especiales la última vez que la vio.   La chica quería convencerse  que su hermana mayor estaba bien, pero la incertidumbre la abatió.  Guardó el celular en la mochila, y como pudo se escabulló por los basureros de la torre central hasta  alcanzar  una ventana abierta de donde sobresalían unos cuantos vidrios. A pesar del peligro de sufrir un corte profundo,  se impulsó de un brinco y esquivó los filosos fragmentos de lo que una vez fue el ventanal de la cafetería. Escuchó las voces de un grupo de policías  que rodearon la pared exterior de la compañía y sintió pánico de ser descubierta, nadie debía encontrarla porque necesitaba rescatar a su hermana de las  manos de la maleante de Edén. 

    Pero el deseo de salvarla no era tan sencillo de concretar  para una chica de tan sólo diecinueve años nada acostumbrada a las persecuciones. La prodigio musical  nunca se había enfrentado a una situación de extrema violencia como la que estaba viviendo, ni siquiera podía imaginar qué pasaba en ese momento, tampoco podía analizar las razones ni el contexto social que propició la rebelión de Edén.  Yeojin  era incapaz de  razonar los peligros a los que se estaba exponiendo, sencillamente porque su sensibilidad le impedía creer que gente tan perturbada como Chuu pudieran causar tantos estragos. 

    Si tan sólo Yeojin se hubiera asustado cuando vio a veinte policías enfrentándose a disparos contra los delincuentes de Chuu, talvez su alocado plan habría desistido. Pero ella era valiente, aunque a veces la valentía  desmedida causa ceguera y se transforma en imprudencia... 

     Cuando todo se tranquilizó en las afueras de la cafetería, salió de su escondite y caminó horrorizada sorteando los cadáveres de los combatientes.   Sintió lástima  por algunos de ellos, porque sus muertes eran la culminación de una vida delictiva tormentosa que quizá se hubiese evitado si algo no hubiera fallado en sus procesos de desarrollo.  Yeojin lo suponía, porque algunos de sus compañeros de universidad se libraron de ese mundo gracias a la música. 

Quizás si Jiwoo se hubiera dedicado a las artes plásticas, Chuu jamás habría fundado Edén. 

     Yeojin se descompuso cuando descifró el croquis de la torre central: Si quería llegar  a su destino debía correr hasta el piso doce por las gradas de evacuación. Estaba sola y perdida ya que jamás había pisado la compañía. Más voces de criminales y policías interrumpieron sus pensamientos; si de verdad quería ayudar a su hermana, tendría que escabullirse por los confusos pasillos y oficinas de Swan. 


 *****

    En el piso de las jefaturas, Chuu maldecía colérica  al dueño de la compañía al no obtener recompensa  por el secuestro. Si bien el magnate era parte de los chaebol del país, no estaba dispuesto a pagar por la vida de una empleada ni salvar la infraestructura de Red Swam. 

 Al otro lado de la oficina estaba Hyeju, sollozando amargamente y azotando su cuerpo contra la silla con el propósito de deshacer las ataduras. 

     — Cálmate, Olivia.

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