𝗠𝗮𝗹𝗮𝗯𝗮𝗿𝗶𝘀𝘁𝗮 [𝗝𝘂𝗻𝗴𝘄𝗼𝗻] 𝗙𝗶𝗻𝗮𝗹𝗶𝘇𝗮𝗱𝗼

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— ¿Despedido? —Jungwon abrió mucho los ojos—. Señor Cha, le prometo que esto no se volverá a repetir, pero por favor no...

— Lo siento niño, pero llegar tarde cuando apenas llevas trabajando un par de semanas aquí, no es una buena excusa —le entregó las pelotas de los malabares.

Jungwon miró al piso sintiéndose algo arrepentido.

¿Ahora que se supone que haría? ¿Volver a los malabares en el semáforo de la calle 7?

Con las ganancias diarias del trabajo en el café podía comprar una que otra cosa inusual para comer.

Y justo cuando comenzaba a sentir que le iba mejor, pasaba todo eso. En primer lugar parecía que Sunghoon y tú tenían algún tipo de acuerdo (no estaba muy seguro de para qué o qué) y ahora lo botaban del trabajo.

En fin. No tenía tiempo para sentirse miserable por todo. Tendría que regresar a su trabajo anterior como malabarista callejero.

Mientras tanto, estabas en la escuela. Tu vista no se quitaba de la ventana. No prestabas atención a lo que decía el maestro y lo último que querías era llegar a casa, sabiendo que te esperaba un reproche por parte de Gaeul y de paso una conversación con tu padre.

Mientras el maestro de la siguiente clase llegaba, Heeseung se puso de pie y se acercó a ti, viéndose preocupado.

— ¿Todo bien? ¿Tienes fiebre? —tocó tu frente y negaste.

— No, no, es solo que... —lo pensaste un momento. ¿Qué excusa se supone que le inventarias?—. Eh... Mi padre, si. Él quiere que Sunghoon y yo vayamos a Jeju en las vacaciones.

— ¡Genial! ¿Puedo ir? —preguntó emocionado—. También podrían ir Jay y el indigente. Los puedo llevar en mi auto si quieres. Y si el indigente viene lo voy a obligar a que lleve a Maeum.

Miraste a la nada un segundo. Sunghoon te había dicho que no dijeras nada sobre el tema en específico a tus amigos. Nunca mencionó nada sobre no poder invitarlo a las vacaciones.

— ¡Sabes, me parece una gran idea! —sonreíste—. Pero...

— ¿Pero qué? —preguntó.

Inventaste algo rápido en tu cabeza. Una pequeña mentira.

— Mi padre no quiere que muchas personas vayan. Así que hagamos como que nos hemos encontrado ahí de casualidad —Heeseung sonrió, animado. Nada le gustaba más que actuar—. Y yo me encargaré de lo demás.

Heeseung aceptó. Te encontrabas mas tranquila que en la mañana.

Pero te ponía nerviosa que también quisiera llevar a Jungwon. ¿En serio Sunghoon cumpliría su parte de la promesa?

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— Déjame acompañarte a casa —dijo Sunghoon, corriendo hacia ti y tomaste, rápidamente, el brazo de Heeseung.

— Heeseung me llevará en su auto —tu amigo te miró raro.

— ¿De qué hablas, loca? Ni siquiera he traído mi... —le diste un golpe en el estómago dejándolo sin aire por unos segundos, así que se corrigió —. En mi auto. Ella y yo nos iremos en mi auto —dijo a duras penas.

— Lo ves. Lo siento, tal vez mañana —lo evitaste.

Sabías que estabas arriesgando bastante al hacer eso, pues no querías hacer enojar a Sunghoon y que él fuera de chismoso con papá, pero no querías verlo más, al menos no ese día.

Al estar Heeseung ahí, Sunghoon solo te sonrió de una manera algo fingida y se retiró.

— Gracias por casi matarme con ese golpe —exageró Heeseung—. Si quieres nos vamos juntos, pero no he traído mi auto.