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-¡Buenos días con todos los postulantes! Mi nombre es Hwang YeJi y junto a mis hermanos les haremos las entrevistas uno por uno. Por favor les pedimos que tengan paciencia. Muchas gracias por venir —les dió una alegre sonrisa que los hizo sonreír a todos—

Estaban por entrar los tres a la oficina, cuando los ojos de la chica lograron captar a un tierno peliblanco entre todos los muchachos de allí.

Recordó el día anterior, cuando había revisado el correo electrónico que el muchacho le había enviado. De todos, era el mejor candidato al puesto, pero... Con su muy obvia inocencia y su moral bastante presente, honestamente, ella no creía que aceptaría.

Ignorando aquellos pensamientos, sacudió su cabeza para borrarlos, saludando al muchacho discretamente con dirigirle una mirada cómplice.

Por su parte, Sunoo interiormente se dijo que con ese gesto prácticamente tendría el puesto asegurado. Pero sintió que tal vez no era correcto pensar eso, podría ser tomada a mal su seguridad ya que creyó ser el único que conocía a Hwang YeJi (aunque sí estaba en lo correcto con eso).

Las entrevistas serían por apellido y en orden alfabético. Así que debía esperar un poco ya que en la lista se veía que era el número 21 de unos 25 participantes. Los minutos después de que los hermanos ingresen a su oficina pasaron con un poco de velocidad y el primero fue llamado. Así sucesivamente tras algunas horas que parecían eternas, fue llamado el postulante que estaba sentado antes que él. Desde allí se convirtió en un manojo de nervios con la carpeta en sus manos, las cuales su daban tal como lo hacía su frente. Muy al contrario de algunos que salían sonrientes como sí ya tuvieran el puesto, otros que salían nerviosos esperando obtener el trabajo, y los que salían desanimados, el chico que acababa de entrar salió furioso.

-¡Bien! ¡Si no me quieren contratar ustedes se lo pierden! —exclamó irritado mientras miraba a la puerta que había azotado—

Entonces uno de los tres salió por la puerta, el que menos hubieran todos esperado, salió por ella y le respondió de nuevo con una forma poco usual a la que en realidad lo haría, diciendo groserías y llegando a los golpes, más no fue de ese modo obviamente.

-¿Ah sí? Seguro que no lo hago, de no haber contratado a un irracional como tú no creo arrepentirme, honestamente... ¿Por qué mejor no vas a quejarte con tu mami? Quizá ella te soporte, aunque lo dudo.

-¡¿Y tú qué sabes niño insolente?! Respeta qué soy mayor qué tú.

El muchacho soltó una risa un tanto amarga y sarcástica. Negó con la cabeza y a paso lento pero firme se acercó, tomando del hombro al joven frente a él.

-A ver... Mentalmente parece ser qué soy mayor qué tú, tipejo de segunda. Además... No sólo soy más racional, sino que soy superior a tí. Mira todo esto, en el futuro será de mis hermanos y mío, y claro, tú vas a morir siendo un simple segundón con toda esa actitud ególatra. Mejor lárgate, estás dando pena ajena.

El sujeto lo miró un tanto perplejo, ¿todas esas cosas dichas de forma decente habían salido de los labios de ese niño malcriado?

Se soltó bruscamente de aquel agarre que fácilmente puso haber estado en su cuello con toda la insolencia que era consciente que había demostrado ante un Hwang y salió de allí completamente frustrado.

-¿No te hizo nada, Riki? —cuestionó su hermana viéndole negar—

-¿Seguro? Puedo partirle la cara junto contigo de ser que te haya hecho algo —le agregó su hermano—

A los ojos de los demás en el lugar, la preocupación de los chicos era mucha y no era fingida cómo la sería de otros hermanos en estos casos. Los guardias estaban acostumbrados al sarcasmo e ironía entre los dos hermanos varones, pero era notorio a leguas que hasta HyunJin estaba bastante preocupado por él. Mientras tanto, SunWoo estaba algo incómodo, no deberían preocuparse porque también fue infantil de parte de el rubio el hecho de que hubiese salido a ponerse al mismo nivel de bajeza del tipo que había salido pocos minutos antes.

-No chicos, estoy bien. Sólo estoy enojado con ese imbécil de quinta. Sigamos en lo que importa.

-Bueno cariño, ahora pasen los dos, que ya voy. Lo sentimos muchachos. Sigamos con... Kim SunWoo. Pasa por favor.

Nervioso desde la punta del cabello hasta la punta de los dedos de sus pies, se levantó de aquel asiento del que no se había movido desde ya varias horas atrás. Arregló con sus manos su ropa y siguió a la dueña de la dulce voz femenina que lo había llamado.

Entró a la habitación encontrando una imagen de tres jóvenes realmente imponentes frente a sí. Claro, ya los había visto poco rato antes en el incidente que había pasado con aquel chico.

El mayor de todos ellos, vestido con una camisa celeste pastel y un chaleco negro ceñido a su torso, haciéndole ver como uno de esos chicos de las películas en qué sólo se ven jodidamente bien por compromiso. Tenía su codo derecho apoyado sobre el escritorio con su mano sosteniendo su cabeza, mientras su mano libre iba peinando algunos mechones rebeldes, en sus orbes se reflejaba una mirada que parecía examinarlo de pies a cabeza.

La cobriza, con aquel traje azul eléctrico se veía simplemente como una mujer empoderada, su semblante intachable e impecable como el día en qué la conoció. Con sus cabellos lacios cayendo tras sus orejas, teniendo una ceja alzada y una sonrisa ladina asomando entre sus labios; había colocado sus manos sobre la mesa, para luego apoyarse en sus antebrazos mostrando sumo interés por él, ampliando más su sonrisa al verle.

El otro por el contrario, no estaba vestido tan formal como sus hermanos. Traía una camisa blanca, con las mangas dobladas hasta poco antes de los codos y sin abrochar los últimos tres botones mostrando así parte de sus clavículas, con su cabello rubio cayendo sobre su frente sin molestarle, cada facción de su rostro viéndose bastante bien con una expresión de cierta incomodidad con el mero hecho de estar allí, sin embargo se veía tan... Pero, ¿qué estaba pensando y por qué se había quedado en ello respecto al chico allí sentado con los brazos cruzados sobre su pecho y mirada indiferente a la ventana? Aunque la mirada de este se transformó en una un poco extraña al verle, para luego fruncir el ceño como un niño caprichoso volviendo a mirar por la ventana.

-Hey, saluden. —dijo entre dientes con la voz más baja qué pudo—

-Buenas tardes, joven. —asintió el chico de largos y dorados cabellos—

-Buenas. —soltó a secas y con indiferencia el otro, soltando luego un pequeño quejido de dolor cuando el codo de su hermana llegó a su brazo derecho—... Tardes...

-¡Hola querido! Por favor toma asiento —le señaló la silla frente a ellos—

-Buenas tardes, muchas gracias —hizo una reverencia de casi 90° y les sonrió mientras se sentaba—

-Ahora ya puedes presentarte chico, vamos adelante. Te escuchamos.

-Mi nombre es Kim SunWoo, estoy a punto de graduarme de la carrera de bioquímica en la Universidad de Seúl. Y tengo 23 años.

-¿Y por qué deseas el puesto?

-Pues, quiero tener experiencia en el ámbito. Tengo mucho entusiasmo de poder aprender y ser un aporte para la empresa. Además, sé que ustedes son excelentes en todo lo que incursionan y me emociona poder ser parte de esta nueva etapa.

Los dos quisieron reír pero se contuvieron dé, mientras que YeJi se comenzaba a sentir preocupación por el chico y su inocencia.

-Bien, ¿qué puedes tener tú que no tengan los otros? —cuestionó, mirándolo al fin arqueando una de sus cejas— Para serte sincero, la mayoría de los postulantes ha dicho eso.

Su hermana mayor lo observó alarmada, siempre decía cosas que no venían al tema y ponía en aprietos al resto.

-No tienes qué responder sino quie...

-No, descuide señorita Hwang, estoy seguro de poder contestar esa pregunta...

You're My Criminal [SunKi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora