10

575 77 49
                                    

Aquella humedad que había sentido en él era debido a las constantes y excesivas lágrimas de su acompañante, que estaba aferrado a él como si su vida de ello dependiera. Soltando muchos sollozos y alguna que otra incoherencia con la voz rota.

Ninguno tuvo noción del tiempo. Sólo fue cuando llegaron a las instalaciones que se dieron cuenta que el viaje había acabado y que al menos ahora, estaban a salvo.

Sunoo bajó con cuidado, pues sus piernas temblaban aún. Seguido a él, bajó Riki.

A leguas cualquiera notaba que el mayor no podía caminar por su propia cuenta. No tenía más opciones. Lo alzó sobre su hombro como si fuese un costal sin siquiera pedirle algún tipo de consentimiento. No tenía ganas de protestar aunque la posición no fuese para nada cómoda, a fin de cuentas era mejor que caminar solo en esas condiciones.

De todas las personas que iban de un lado a otro, muchas se les quedaron viendo completamente atónitos ante la escena.

No le dió ninguna clase de importancia y se dirigió a la pequeña oficina que habían acordado darle al nuevo científico.

Abrió la puerta con la llave que gracias al cielo aún se encontraba en su bolsillo después de todo lo ocurrido. Se adentró rápidamente y cerró nuevamente con seguro.

-¿Estás bien ahora?

-N-no lo sé... Me duele el cuerpo, me tiemblan las piernas, traigo el corazón en la boca... ¿Qué fue eso? —su voz cortándose por momentos y lágrimas nuevamente fluyendo en sus mejillas regordetas—

-Eso... No debió suceder. Olvídalo.

-¡Casi me viola ese sujeto! ¡Casi los mueles a golpes! ¡Casi muero ahí! ¡¿Y sólo me pides que lo olvide?! —gritó, completamente exaltado y con los nervios de punta—

-Yo...

-¡¿Tú qué imbécil?!

-Lo siento. En serio SunWoo. Yo... No sé cómo supo que me iba a reunir contigo. No era mi intención que estuvieras en peligro. —admitió, y era cierto no tenía la más mínima idea de cómo fue que lo supo—

-Él... Ese sujeto... Casi...

-Sí, lo sé... Lo ví. Y te juro que aunque no lo pasé, me sentí terrible... Debes... Estar muy mal... ¿Hay algo que pueda... Hacer para remediarlo?

-No... No lo sé.

-Creo que es mejor que por hoy descanses, yo hablaré con YeJi. Te llevaré a casa.

-¡N-no! Es decir... No es muy conveniente...

-¿A qué te refieres?

-Mi padre... Está hoy en casa y yo... No quiero que me vea, ya sabes, así.

Fue en ese instante en que se dió cuenta de cómo se encontraba la ropa del que aún estaba tiritando sentado en aquella silla.

-Diablos... Tenemos que cambiarte esa ropa... Iré a traerte algo para que te cambies.

Iba a salir por ello, cuando el otro se abalanzó hacia él y se aferró a su cuerpo.

-¡No! No me dejes aquí... No me dejes solo... No te vayas... Por favor —dijo sorbiendo su naricita que ya se encontraba rojiza—... Todavía no te vayas...

Su cuerpo completo se paralizó. ¿Qué carajo se suponía que iba a hacer? En el pasado, en otras circunstancias, hubiera salido sin importarle la otra persona. Pero ahora, con el delicado cuerpo abrazado con fuerzas al suyo. Suplicando por no quedarse solo, porque lo siguiera protegiendo.

-Si me dejas... Podría pasarme algo... No te vayas aún, te lo imploro Hwang...

Su corazón se arrugó. No supo qué hacer. Pero pocos segundos después, bajó la cabeza, topándose con la vista hacia las pequeñas manos sujetando su camisa, arrugándola casi tanto como lo estaba ya su corazón.

You're My Criminal [SunKi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora