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-¿Eso fue lo que te dijo? —el menor asintió— Bueno, siempre supe que sabía de todas estas cosas... Pero... Ya sabes, si su padre se entera de cómo habla su retoño, uh, y sobre todo el motivo...

-¿No sabe nada aún?

-Tsk, se lo quisimos decir, pero se niega a aceptar que lo más seguro es que sea un idiota enamorado más, cómo tú.

-¿Yo? ¿Enamorado? ¿De quién podría estar yo enamorado?

-Hasta la pregunta ofende.

Su amigo a veces no sabía cerrar la boca y al final siempre acababa diciendo tonterías como esa. En fin, Jake jamás podía quedarse callado respecto a la vida personal de los demás.

De pronto, un arma fue dejada con una discreción calmada en la mesa donde estaban sentados ambos, lo que los hizo voltear en dirección a la persona que acababa de romper el ambiente cómodo que guardaban.

Los ojos de Riki no se asombraron siquiera un poco ante la espigada figura masculina, volteó a ver nuevamente su teléfono sin darle mayor importancia.

-Hwang. —saludó seco a su "amigo", si es que ambos podían ponerle aquella etiqueta a su relación—

-Park. —respondió alzando la cabeza como saludo involuntario—

No es que fueran mejores amigos tampoco. Pero había cordialidad y una muy pequeña cantidad de afecto. Eran guardaespaldas y jefe, de todas formas tenían un lazo débil que los hacía tener una buena relación.

Dirigió nuevamente su vista al objetivo por el que iba y se limitó a preguntar una sola cosa, que en realidad era bastante insignificante.

-Shim, ¿puedo saber que demonios haces aquí?

El chico puso una expresión triste y asustada, tal cual la de un pequeño cachorro. Esa mirada penetrante parecía querer calar su alma.

Maldecía el momento en que dejó ganar al menor en aquella competencia tan ridícula que se organizó entre todos los guardias jóvenes para ver quiénes protegerían a cada hermano y quiénes ayudarían en eso.

Ahora era mandoneado por un ser poco menor que él, lo suficientemente arrogante como para tratar de humillar la poca dignidad que le quedaba.

-Bueno, yo... Estaba protegiendo a Rikidiki, ¿ves? —señaló con ambas manos al menor quien se encogió de hombros, como si no tuviese que ser protegido—

-No te encargué eso por la mañana. Te dije claramente que te ocupes de otra cosa. Soy yo el guardaespaldas principal del menor de los Hwang, no tú. Sólo estás haciendo vida social con tu jefe. Conoce tu lugar, Shim. —le regañó—

Pareció un chillido triste lo que salió de su garganta mientras bajaba decaído la cabeza. Ahí estaba otra vez, rebajándose.

-Lo-lo... Lo siento Sunghoon. Y-yo bueno sólo... Nada... —exhaló cansado cuando no supo explicarse de lo nervioso que estaba con la expresión que le dirigía—

El chico volvió su rostro al rubio, por poco y olvidaba el recado que le tenía.

-Riki, he hablado con unos contactos, el chico nuevo... Ummm, necesitamos darle un ascenso.

-Si necesita dinero, que robe una tienda o yo que sé. No vamos a darle ascensos a cada persona "necesitada". Que Hyunjin ni se entere, explotar-

-No, no lo entiendes. Ese chico es un as con toda la mercancía, vende hasta lo más corriente y con menos efecto a gran cantidad. Los drogadictos se han vuelto más estúpidos y él más listo.

Lo pensó un corto rato, ahora que lo decía, sí podían darle un pequeño ascenso al misterioso nuevo entre las filas de la mafia.

-Además, uno de mis informantes dice que... Podría servir de mucho en cuanto a informes en el futuro, pero tiene un precio... Ya sabes, como cualquiera.

You're My Criminal [SunKi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora