- ¿Quién es ella? - la joven pelirroja preguntó. Sus ojos puestos en la mujer que estaba parada en el ala de favoritas.
- Ella es Mevkibe hatun, la favorita de su majestad - dijo la kalfa en voz baja - Su majestad la adora.
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Según datos histórico...
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El cálido viento de primavera daba paz y tranquilidad a las mujeres sentadas sobre un toldo en el gran jardín de Manisa. La mayor sentada en un trono bebía el té con tranquilidad, disfrutando la armonía del momento. A sus pies su hija menos la Sultana Hatice conversa de forma alegre junto a Gulfem hatun, por otro, lado sentadas en la misma mesa las Sultanas Mahidevran y Mevkibe solo ignoraban la precencia de la otra.
Mevkibe sostuvo su pecho, una dolorosa inquietud y un mal presentimiento surgió en su ser. La mujer volteó a ver a la Valide hatun, solo para ver lo calmada que la mujer estaba, miró sus manos antes de posar su mirada en Mahidevran.
- Mahidevran - la mujer llamo en voz baja - No quiero conflictos entre nosotras, ambas somos parte de Suleiman - dijo de manera que solo la susodicha escuchara.
Gulbahar pestañeo una vez para mirar a un costado, soltó un suspiro - Solo no te metas en mi camino - dije apretando los labios - Aunque ya lo has hecho - murmuró más para si misma.
- Mantengamos la paz entre nosotras por el bien de nuestros hijos, no tengo nada en tu contra - Mevkibe habló de manera honesta.
- Mi Mustafa lo es todo para mí y si piensas que compartiré el amor de Suleiman contigo, estas equivocada - la mujer miró con desdén a su rival.
- Al igual que tu soy alguien preciada para nuestro Príncipe, no puedes simplemente pedirme que deje de lados mis sentimientos - Mevkibe bajo la vista para luego sonreír con simpatía - Eres la primera consorte y te respeto por ello. Puedo ver en tus ojos cuanto lo amas.
Amabas dieron por finalizada la conversación, uniéndose a Hatice y Gulfem. De alguna manera dieron el primer paso, para que su estadía sea más llevadera.
- ¿Qué sucede Daye? - la Sultana Ayse Hafsa preguntó a su fiel criada.
- Es una catástrofe, al parecer hubo un accidente que involucra a los pequeños príncipes - la Kalfa dijo con lamento.
Las mujeres sentadas bajo aquel toldo se pusieron de pie rápidamente, todas teniendo lo peor. Mahidevran y Mevkibe comenzaron a correr con dirección al lago donde sus Príncipes fueron llevados por orden de la Sultana Ayse.
Ambas mujeres corrieron con desespero, al llegar vieron al Şehzade Suleiman abrazar los dos pequeños cuerpos de sus hijos, Mahidevran cayó al suelo de la impresión; sin embargo, Mevkibe tomó el brazo izquierdo de Gulbahar para levantarla y servir como apoyo para la mujer. Al acercarse más pudieron notar las vestimentas mojadas del Şehzade, Mevkibe miró el lago a unos metros de distancia y quedó helada al entender la situación.
Mahidevran con ojos llorosos miró a la mujer a su lado sin comprender el porqué detuvo sus pasos, siguió su mirada hasta dar con el lago, tragando en seco obligó a Mevkibe a caminar, pasando un brazo por su cintura. Se detuvieron frente a los Príncipes, Suleiman levantó la vista encontrándose con las madres de sus hijos.