Capítulo 16 Nuestros hijos

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- ¡¿Dónde está?! ¡¿Dónde está?! - el grito feroz de Hurrem se hizo presente en mis aposentos

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- ¡¿Dónde está?! ¡¿Dónde está?! - el grito feroz de Hurrem se hizo presente en mis aposentos.

Con prisa me levanté del mueble dejando a un lado un pañuelo a medio coser, Gulnihal sujetaba del brazo a la flamante pelirroja.

- ¿Qué sucede Hurrem? - la miré interrogante.

- Quiero a mi hija de vuelta, quien te crees que eres ¡eh! - la mujer empujó a su antigua sirvienta lejos de ella para acercarse a mi - No te quedaras con mi hija, sé cual es tu intención y no ganarás nada con eso -

- Por Allah, es mejor que regreses a tu habitación, no puedes venir hacer escandalos y mucho menos a decir que quieres a tu hija de vuelta cuando negaste de ella en el momento que más necesito de su madre, ahora me tiene a mi -

La mujer abrió sus ojos con sorpresa y sus cejas se fruncieron en enojo.

- Como te atreves - se acercó hasta quedar cara a cara conmigo - Lo haces para quedar bien con Suleiman ¿no es así? Pero no funcionará ¡no funcionará! - me sostuvo de los hombros con fuerza moviendo mi cuerpo de alante para atrás de forma brusca.

- ¡Detente! - exclamé sintiendo mi estómago dar vueltas.

La mujer siguió diciendo incoherencias mientras sacudía mi cuerpo.

- ¡He dicho que te detengas! - coloqué mis manos entre su cuerpo y mío y la empujé con fuerza haciéndola tambalear.

Sostuve mi pecho sintiéndome mareada por el repentino movimiento, sin contar el hecho de que aún me encuentro en estado de reposo y se supone que la mujer frente a mi también.

- ¡Largo! Sal de aquí serpiente - señalé las puertas, puertas que se abrieron justo en ese momento.

La Sultana Hatice entró con el ceño fruncido, nos miró a ambas con descontento.

- ¿Qué es lo que pasa? No deberías estar aquí Hurrem - la pelirroja hizo una reverencia aparentemente avergonzada.

- Solo estoy buscando a mi hija pero esta mujer se niega a entregármela - informa.

- Hurrem por el amor Allah, mi madre puso a Mihrimah bajo el cuidado de Mevkibe, no puedes solo venir hacer berrinches - Hatice se acercó a mi - Es mejor que regreses a tus aposentos. Pensé que eras diferente, tu actitud para con mi sobrina no será perdonada - la mujer fue firme en su desición.

- Pero Sultana... - Hatice levantó su mano derecha deteniendo su verborrea, Hurrem hizo otra reverencia antes de salir.

- ¿Estas bien Mevkibe? - la ojos marrones preguntó amable, ciertamente la mujer frente a ella le preocupaba.

- Estoy bien, gracias Sultana. Esa mujer está loca - dije sincera.

- ¿Dónde están mis sobrinos? - la mujer cambió de tema.

La eterna favorita || Mevkibe SultanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora