- ¿Quién es ella? - la joven pelirroja preguntó. Sus ojos puestos en la mujer que estaba parada en el ala de favoritas.
- Ella es Mevkibe hatun, la favorita de su majestad - dijo la kalfa en voz baja - Su majestad la adora.
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Según datos histórico...
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- No hables si no te lo pide, no la mires a los ojos ¿Entendido? - Kemal agha habló tajante a la morena frente a él.
La mujer asintió, con un suspiro entro en los aposentos, sus ojos fijos en el suelo, siendo guiada por el agha atreves de lugar. Un aroma suave inunda todo el lugar, lavanda, así lo ha identificado la recién llegada.
- Aquí está la mujer que pidió mi Sultana - Kemal hizo una reverencia.
- Gracias Kemal. Rasha ¿Cierto? - la voz aterciopelada son caricias para los oídos de la mujer.
- Así es Sultana - Rasha se obligó así misma a mantener la vista en el suelo.
Cosa que le fue imposible al escuchar la delicada rusa de la mujer, sus ojos se abrieron con demasía ante la imagen frente a ella ¿Es esto una diosa? El rostro casi angelical deja sin aliento a cualquiera que lo vea. La sudanés sonrió, siendo obvia la razón por la que el Sultán es loco con su consorte.
Mevkibe Sultan sin dudas es una de las mujeres más hermosa que ha visto en su vida, además de las cosas que dicen en el harem sobre ella, amable, así la describen.
- Te he elegido para que cuides de mis hijos, de ahora en adelante estas bajo mi cargo - la francesa se levantó de su asiento.
- Para mi será un placer - Rasha hizo una reverencia - Permítame - despacio se acercó.
Mevkibe alzó una ceja a la vez que asentía, entregó el frasco de perfume a la hatun. Rasha destapó el frasco liberando en el aire un delicioso olor a canela, con cuidado colocó sobre el cuello de la mujer la sustancia.
- Es usted muy hermosa - habló colocando sobre la mesa de noche el perfume.
Mevkibe Sultan se paró frente al espejo de cuerpo completo, admirando su reflejo.
- Burcu te dirá cuales son tus obligaciones - con un suspiro la mujer volteó a ver a su nueva criada - Descansa bien, mañana empezarás con tu nueva labor -
- Sultana, ya es hora - Gulnihal dijo con una sonrisa.
- ¿A dónde va Sultana? - la de piel morena cuestionó.
Gulnihal frunció el ceño ante tal atrevimiento ¿Cómo se atreve a cuestionar a su Sultana? - Con el Sultán - María respondió obvia - Creo que aún no le enseñan las reglas del harem -
- Perdón - rápidamente la mujer tomó una postura resignada.
- Lo dire una vez más, soy capaz de cuidar por mi propia cuenta de mía Príncipes y Sultanas - la joven rusa dijo indignada.
- Mis Príncipes te volverán loca y de paso a mi - la Sultana dijo amigable - Creo que Rasha será de gran ayuda. Me agrada - Mevkibe palmeó el hombro de su amiga.
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