- ¿Quién es ella? - la joven pelirroja preguntó. Sus ojos puestos en la mujer que estaba parada en el ala de favoritas.
- Ella es Mevkibe hatun, la favorita de su majestad - dijo la kalfa en voz baja - Su majestad la adora.
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Según datos histórico...
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Mujeres, esclavas para mi Sultán. Sus apariencias eran deplorables pero aún así puedo ver la belleza debajo de toda esa mugre, la Sultana Ayse parada a mi lado las observaba con atención y al lado de la Sultana Hatice su hija hacia lo mismo.
De todas las jóvenes quien llamó nuestra atención fue la escandalosa pelirroja quien parecía lanzar insultos en otro idioma, ruso. La Valide se alejó del barandal y comenzó a caminar hacia sus aposentos.
Hatice y la Valide caminan delante de mi y de Gulfem hatun. La mujer mayor se detuvo un momento para decir algunas palabras a una criada la cual hizo reverencia para posteriormente marcharse. Una vez sentadas en los aposentos principales del harem, junto a Gulfem comencé a tejer, era una buena forma de perder el tiempo, cuando las puertas son abiertas y Daye entra tomando de un brazo a la pelirroja de antes. Dejavú, así se sintió. Justamente así fue como vi a la Valide por primera vez.
Muy en el fondosabía que aquello no era bueno. Mevkibe hatun solo se preguntaba así misma si aquella chica tendría su misma suerte. La idea no le agradó.
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Con delicadeza tomé una de las rosas del inmenso jardín, a la distancia Suleiman me observa y a un lado suyo Ibrahim de Parga habla sin parar. Si de algo estoy segura que deben ser temas políticos. Sigo caminado alrededor del lugar mirando las diferentes flores, su aroma, sus formas y colores. Son hermosas.
Me doy la vuelta sobresaltada al sentir un toque sobre mi espalda, al ver los azules ojos de Suleiman suspiro para luego dedicarle una sonrisa. Su mano derecha se posa sobre mi rostro, colocando una flor en mis cabellos. Un tulipán. Con cuidado toque la bella flor en mi cabeza.
- ¿Cómo me veo? - dije poniéndome de lado, dando una mejor vista de mi perfil.
- Hermosa como siempre - hablo con sus manos tras su espalda.
Saqué la flor de mis cabellos para acercarla a mi nariz y degustar de su exquisito olor.
- Es un tulipán rojo - dije para posteriormente mirar a nuestro alrededor la bella plantación de tulipanes de diferentes colores.
