| Capítulo 16 |

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Estoy embarazada 

"Era malditamente doloroso ver como la gravedad nos unía y luego nos volvía alejar" —Belosnezkha

🦋

Abdel. 

Conozco a Gabriel y no exactamente porque trabajé en mi agencia, para nada ya que yo no suelo conocer a todos mis empleados. No le tengo celos, es solo que conozco sus mañanas muy bien. Nuestra relación en la agencia es profesional, nunca hemos involucrado nuestras indiferencias dentro de ella, y espero que no pase.

No puedo dejar de ver como le sonríe a Adhara, esa sonrisa de pendejo follador me está sacando de mis casillas y juro que estoy haciendo el intento de que no se me note. Estoy seguro de que solo se ha quedado aquí solo para molestarnos a Céline y a mí. 

En cuanto a Adhara, se puede notar a pesar que estamos a una distancia prudente, que ella lo trata lo más fría que puede; no sabe nada de lo que ha pasado entre él y yo pero aun así es una mujer que pone límites.

—No le hagas caso, de seguro ya se imagina que tienes algo con Adhara y te quiere fastidiar —habló Céline con una sonrisa, poniendo su mano sobre mi hombro.

Asiento.

—Sí, de seguro se dio cuenta, no hace tanto tuvimos un pequeño percance. —Suspiro tras haber apartado la mirada de aquel baboso y de la pelirroja más bonita que he conocido—. ¿A qué has venido?

Hace unos minutos estuve en una reunión con muchos de los trabajadores de la agencia, entre ellos estaba Adhara, sus amigas y por supuesto que Gabriel, y justo cuando salí de la reunión me encontré con Céline.

Céline parece acordarse a que había venido, y como cosa rara, se pone nerviosa inmediatamente.

—¿Qué pasa? —pregunté extrañado. 

Ésta pone su mano sobre su pecho intentando calmarse para no hacer un drama frente a todos, y con discreción me pide que por favor vayamos a mi oficina para poder hablar mucho mejor allí dentro.

Miro a Adhara por última vez, pero ésta no se percata de nada, así que termino yéndome con Céline.

Solo bastó con cerrar la puerta para escuchar el llanto de Céline y balbuceos que no se le lograr entender nada de lo que trata de decir. Va y viene de un lugar a otro rápidamente con desespero. Yo me quedo frizado en la misma posición de cuando me di la vuelta sin saber que rayos le pasa y mucho menos en que hacer para que se carme.

—Yo... yo... yo. —Se sienta en el sofá y su llanto aumenta repentinamente—. Lo siento tanto, Abdel, por presentarme así en tu agencia, es que realmente necesitaba hablar con mi único y verdadero amigo.

Sus palabras hacen que me despierte de mi absurda confusión.

¿Cómo es posible que me haya quedado de esa manera viendo lo mal que está? ¿Cómo se atreve ella en pedirme perdón por haber venido cuando yo he sido quien ha estado tan mal frente a ella miles de veces? Y lo peor de todo es que nunca termino de abrirme ante ella, solo cuento pequeñeces de lo que me sucede. Pero supongo que es por el tiempo que ha pasado desde que la vi llorar de esa forma tan devastadora que me he quedado atónito. 

Camino hacia donde está y me siento a su lado.

—No pidas disculpas, tú sabes muy bien que siempre y cuando necesites sacar algo que te duela puedes recurrir a mí. ¿Qué ha pasado? —pregunte.

Hasta ahora es que me doy cuenta como ha venido: desmaquillada y al parecer con la primera ropa que encontró en su perchero. Y de algo de lo que sí estoy seguro sobre esta mujer es que es alguien que se cuida mucho como sale a la calle; su porte es una de las cosas que lleva más pendiente.

Quita sus manos de su rostro dejando ver su desespero, su angustia, todo su dolor. Tiene ojeras, al parecer ha pasado unos días de calamidades, pero como si no tuviera control alguno sobre sus emociones vuelve a llorar desesperadamente por varios minutos hasta que entre mis brazos logró calmarla. 

Le ofrezco whisky, cigarrillos, otras cosas y se niega a todo esto, pero al final acepta el pañuelo que le ofrecí.

—Abdel, estoy embarazada. —Absolver por su nariz y me mira con sus ojos rojos—. Estoy embarazada de Steven.

Para otras personas esto puede ser una bendición o una desgracia, pero para otros pueden ser el recordatorio de dolores antiguos, siendo aquí la desgracia los sucesos que pasaron anteriormente.

Céline, en su vida a quedado embarazada solo dos veces, ahora con esta han sido tres. Hace 28 años, cuando apenas tenía 15 años, tuvo una hija a quien por obligación tuvo que dar en adopción. ¿Razón, motivo o circunstancia? No tengo ni la más remota idea de que o quien la llevó hacer aquello. Hace 6 años, cuando la conocí me contó llorando de la misma forma que estaba haciendo hace unos segundos, que tiempo atrás tuvo una relación muy tóxica con Gabriel y había quedado embarazada pero un día lo encontró en su cama con su hermana, la impresión fue tanta que perdió a su hijo.

Céline había pasado por tantos traumas en sus dos embarazos anteriores que no me parece algo exagerado que esté como está ahora. Ella tiene la facilidad de bloquear de su mente a cualquier persona que le haya hecho daño, por eso es que se comporta tan normal frente a Gabriel, como si entre ellos dos nunca hubo nada que los uniera. En cambio él es como si todo el tiempo quisiera recordarle aquellos momentos tan dolorosos para ella, y por esos motivos Gabriel y yo hemos chocado varias veces.

—¿Steven lo sabe? —pregunté.

Niega.

—No sé como contárselo. —Su mirada parece estar perdida.

—Lo que ustedes tienen...

—Abdel, lo que realmente Steven y yo tenemos es como lo que tenía contigo. Él es un hombre que ama su libertad, no le gustan los compromisos, y me ha dejado muy claro que en sus planes no está tener hijos —explicó—. Se irá de nuevo a Estados Unidos, la filmación de su película ha terminado. No puedo y no quiero obligarlo a que se encargue de algo que nunca ha querido asumir, estoy segura que estaré metida de nuevo en una relación tóxica y sin buenos frutos que cosechar.

Asiento.

—Para ser sincero, pensé que si tenían algo sólido. No estoy de acuerdo que no intentes decirle que estás embarazada de él, las personas cambian de idea, Céline, no te limites solo con lo que tu supones que pasaría si se lo cuentas.

La escucho nuevamente sollozar, niega con su cabeza agachada.

—Te juro que no se que hacer. No quiero volver a tener que pasar por lo mismo de antes. —dijo.

Estoy muy lejos de comprender su dolor, eso es más que obvio.

—Escuchame, Celine, debes decírselo, si él no quiere encargarse pues de todas formas ten a tu hijo.  Tú eres una mujer emprendedora que no necesita de nadie para seguir adelante y tendrás tu conciencia limpia y sin el remordimiento de pensar todos los días que hubiera pasado si se lo hubieras dicho. 

 

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Sweet love© (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora