| Capítulo 06 |

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Fiestas.

"Había  extrañado tanto ser cruel. Esa sensación de controlar y no ser controlada se escapó de mis manos tan solo en un instante, e inmediatamente me di cuenta porque prefería  ser tan mierda con todos"—Belosnezkha. 

🦋

Abdel

Es que de tan solo  verlo aquí se me iluminan los ojos. Dilan es como un hijo para mí y me hace muy feliz tenerlo debajo de mi propio techo, aunque él dice que está grandecito y que no tengo que mimarlo tanto, pero yo no pienso lo mismo.

Sonrío al ver como habla de aviones, le fascina ese tema. 

—Tu avión privado es muy bonito, tío. ¿Lo has pilotado alguna vez?   —preguntó en un portugués algo pésimo, pues el acento ruso no lo ayuda mucho. Le he dicho que intente hablarlo seguido a pesar de que hable conmigo para que pueda acostumbrarse y hablarlo mejor. 

Me dio muchísima risa cuando Emma dijo que hablaba rarísimo, parecido a mí solo que él lo hacía mucho más raro que yo. 

Noté que el primer día, antes de irme a la agencia en la tarde, ambos estaban celosos pero al otro día estaban como si se conociesen de toda la vida.      

—Si, a veces lo hago.

Estamos tumbados en mi cama. Este se pone de rodilla sobre ella  y pasa su mano por su melena rubia llevándola hacia atrás.

 —¿Y ahora que estoy aquí por fin me enseñaras? 

Sonrío, acomodo mi brazo derecho debajo de mi cabeza y siento como mi cabello húmedo se pega a este inmediatamente.

—No es tan sencillo como lo imaginas, Dilan. Esperaré a que lleguen las vacaciones  de tu colegio. Llamaré a alguien que sabe del tema para que comiences tus prácticas.

Este hace el mismo gesto que hacía Dimitri cuando algo le agradaba, arruga su nariz, levanta su ceja derecha y ladea sus labios cerrados.

—Yo quiero que me enseñes tú. 

Me siento en la cama, —Tengo trabajo, campeón, pero te prometo que tomaré unos que otros días libres para darte las prácticas yo. Mi amigo es especialista en eso, también fue piloto naval, era compañero de tu padre y mío,  ahora solo da prácticas, será mejor con él.

La puerta de mi habitación es abierta por una casi enojada Lara, ésta pone sus manos en su cintura y regañándome, dice:

 —Abdel Martins, a cambiarse, rápido. —Señala la puerta queda hacia el closet, y al ver que solo sonrío rueda sus ojos—. Vamos, se te hace tarde.

Levanto mis brazos hacia arriba.

—Está bien, mamá, está bien  —bromeé, comenzando a caminar  hacia donde apuntaba—. Pero por lo visto, tú ni siquiera te has duchado.

—No me iré contigo, antes debo hacer unas cosas y luego llevaré a Dilan a la casa de Eva. 

Asiento. 

—Entonces, Orlando regresará por ambos —dije levantando un poco la voz para que me escuchara ya que estoy dentro del closet que sirve como vestidor por igual. 

Las paredes que tienen muy poca visibilidad son blancas, el guardarropa es de melamina negra, en el centro hay un sillón del  mismo color y el piso está hecho de mármol arabescato.

—Está bien. Vamos, Dilan, ve a bañarte.

Han pasado días desde mi cumpleaños, pero saliendo un poco de lo habitual, hoy domingo Lara organizó una fiesta privada en un club de bebidas que estará abierto solo para las personas que ella  invitó, los cuales todos son acercados a mí. Aunque no haya sido el mismo día en el que cumplí 38 años, le dará un poco más de sentido a pesar de todo, digamos que ese día tras la ida de Adhara del departamento me fui  cuesta abajo. 

...

En mis zapatos de vestir bien ilustrados se reflejan las luces del local. Estoy vestido con un traje color vino, una corbata negra y una camisa del mismo color de la corbata. Mi cabello no está del todo peinado, provocando que algunos que otros mechones húmedos estén cerca de mi frente.

Mi mano derecha sostiene un vaso con Agua de Valencia, el mismo que ha dejado ese sabroso sabor a naranjas. Sonrío. Lara invitó a muchas personas que sin duda yo no esperaba ver aquí, y para la suerte de Dilan,  Lorenzo,  el mismo hombre con el que me iba a poner en contacto para sus prácticas de pilotear,  está aquí.

Lara conoce a muchos de mis amigos, que tan bien fueron amigos de Dimitri, pero hay otros que han llegado porque yo los invité. 

Céline está en la  pista de baile con el hombre que trajo de compañía, y Diana está sentada a mi lado con las piernas cruzadas aún sabiendo que así  su vestido se sube  un poco más. Una muy sensual Cayetana esta sentada  frente a mí, es una excompañera de la marina, solo que esta sigue perteneciendo a ella con mucho honor; su cabello es muy corto y  negro y  tiene un cuerpo fibroso que no le quita lo extravagante, sino todo lo contrario; ésta cuando habla lo hace en Ingles ya que todos los que estamos sentados aquí hablamos el idioma, una manera de que Diana y Lewis puedan comprender lo que decimos, ya que si habláramos en ruso no entenderían absolutamente nada. 

Los demás hombres y  mujeres también son ex compañeros y todos Rusos. Hay muchas personas más, pero esas están bebiendo o bailando.

—¿A qué hora llegará, Lara? Ya ha pasado una hora. —habla Lewis. Lo miro. Tiene razón—. La he llamado pero no lo contesta, también le he dejado mensajes pero tampoco los ha visto.

—La llamaré yo.

—¿Sucede algo, Abdel?  —preguntó Diana al ver que me levanto sacando mi teléfono para irme a un lugar donde pueda escuchar la voz  de Lara si me contesta, si no lo hace ella, llamaré a Orlando. 

—Espero que no. 

Camino con el teléfono pegado al oído, rebasando a la masa de personas que están dentro del club. La música está muy alta, pero no me desagrada. 

Tres tonos...  Cuatro tonos... Cinco tonos y Lara no contesta. 

Suspiro. 

¿Por qué rayos no contesta? 

Despego el celular de mi oído y antes de poder agachar la mirada la veo entrar con un vestido azul y su cabello claro recogido en un moño, detrás de ella viene Orlando y a su lado, muy cerca de ella está Adhara. La confusión no tarda en formarse como un gesto en mi rostro. 

¿Adhara? ¿Desde cuándo éstas dos se conocen? Hablan con tanta familiaridad y una sonrisa en sus labios; la situación me desconcierta de una manera inexplicable porque desde mi punto de vista esto no tiene  nada  de sentido.

La hermosa pelirroja está vestida con una  falda negra adherida a su pálida piel, una blusa verde oscuro con un escote bastante pronunciado, así robándose unas cuantas miradas de los hombres y de algunas mujeres; sus pies están cubierto  por unos botines del mismo color que su falda y, su cabello está suelto. Ésta deja de hablar con Lara y mira el lugar extrañada, como si notara que algo no concuerda; su rostro se torna sorprendido menos o más que el mío cuando Céline se acerca a ella y la saluda. 

Miro a Lara con una ceja alzada al ver que ésta ha notado mi presencia cerca. Me mira con una sonrisita y se escoge de  hombro como si supiera lo que estoy  pensando en estos momentos.

—Esto se ha puesto aún más interesante, amigo —dijo Lewis al llegar a mi lado con su vaso en mano. 

Céline me mira, Lara por igual, pero yo solo miro a quien está en el centro de ella dos, con miles de dudas rondando en mi cabeza.

—Lo mismo pienso...   

   

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Sweet love© (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora