Pensé que no te iba a encontrar.
"Lo había intentado todo para hacerlo sonreír, y todo resultó ser nada" —Belosnezkha.
🦋
Abdel.
Sé que he despertado a una fiera, a una fiera muy peligrosa, esa mirada de hace un rato me lo dejo muy claro. Me hizo gracia de como se deshizo de Michelle para que nosotros tuviésemos la libertad de dirigirnos a mi oficina, y escucharla resoplar en el trascurso me quito todas las dudas a que veníamos.
—Mi amor...
Puso su mano frente a mi rostro haciendo que me callase al instante.
—No, no vengas a decir que ella tiene la razón y miles de cosas que ni al caso, porque te juro que tú vas hacer el único afectado —masculló más que molesta, ahora apuntándome con su dedo índice—. Tú no la conoces, esa mujer es tan embustera, y para su mala suerte yo no soy ninguna boba.
—Tal vez haya cambiado, preciosa, nadie sabe.
Cierra sus ojos frustrada al ver que aun intento hacerla entrar en razón.
—¿Acaso no me estás escuchando? Esa lambiscona no es buena y yo lo sé, quiere algo y ese algo lo tiene alguna de nosotras las chicas.
Comienzo a reír.
Se perfectamente que no se quedó con una buena impresión de Michelle por lo ocurrido hace meses, pero las personas cambian, Michelle no puede ser la excepción. Lo tengo que admitir, a mí tampoco me gustó lo que hizo.
—¿Te estás riendo? —pregunto atónita—. ¿Sabes qué? Si quieres hazte tú amigo de ella, pero ni piense que yo sí lo seré.
Intenta irse pero yo la detengo poniéndome frente a ella. No me mira, mantiene su vista puesta hacia mi derecha; está bastante molesta, y estoy seguro de que piensa que me estoy poniendo de lado de Michelle.
—¿A dónde crees que vas así? —preguntó.
—Tengo mucho trabajo —respondió.
Pongo mi mano debajo de su barbilla haciendo que gire su rostro hacia mí.
—Eres toda una cabeza dura.
—¿Cabezadura yo?
—Si, tú. —dije. Esta vez sí me mira, solo que de una forma retadora—. La más bonita que conozco.
Quita mi mano de su barbilla.
—No quieras venir a endulzarme, eso no te va a funcionar. Mejor...
—No quiero que te enojes conmigo, no más de lo que ya estás. Pensé que era lo mejor que ustedes dos hicieran las paces, pero al parecer no es así. —Ésta relaja su facciones, como si le gustara lo que acabo de decir—. No quiero pelear contigo por eso, aunque me encanta como te ves cuando estás como una fiera.
La veo sonreír.
—Tal vez esté paranoica, pero Michelle no me agrada —dice, poniendo sus manos sobre mis hombros.
—Creo que eso me quedó claro, lo has dicho de diferentes formas.
…
Es una bonita tarde. Los rayos de sol traspasan los cristales del edificio donde vivo, haciendo que la recepción se vea tan brillante, tranquila y con un aura que me agrada.
Tuve que venir de pronto a cambiarme el atuendo, lo necesito.
—Abdel…
Una voz masculina hizo que detuviera mis pasos antes de que pudiera llegar al ascensor. Uniendo mis cejas me permito darme la vuelta para así darme cuenta de quién era aquel hombre que me ha llamado por mi nombre.
—¿Qué haces aquí, Francisco?
Ya sabía la sensación que uno siente cuando un día tan bonito como este es arruinado de repente y asombrosamente de la forma menos agradable posible.
Creí que no volvería a ver la cara del padre de Emma por un tiempo más largo, cuando cuyo desprecio hacia él haya desaparecido, pero la vida da sorpresas, no gratas al parecer.
—Pensé que no te iba a encontrar —dijo, aún parado en el mismo lugar.
Enarco mi ceja izquierda.
—Te hice una pregunta —dije.
—Estoy aquí para hablar contigo. Sé muy bien que no te caigo bien, pero no he venido aquí para pelear contigo o molestar a Adhara —respondió.
—¿Y sino, entonces, qué exactamente haces aquí? ¿Hablar sobre qué y por qué conmigo?
Estoy seguro que mi mala cara y mi forma de hablarle le han dado a entender que no estoy contento con su presencia aquí. Tal vez todo sería diferente si tan solo se hubiera acercado a Adhara de una manera diferente.
—Te podría explicar todo eso, pero me gustaría hablar en otra parte. ¿Y si subimos a tu departamento? —propuso.
Niego con mi cabeza.
¿Qué querrá este hombre conmigo?
No podemos subir al departamento ya que allí se encuentran Emma y Eva, junto a Lara y Dilan.
—Vamos a un bar que está a una cuadra de aquí. Y lo que sea que me quieras decir tiene ser rápido, no tengo todo el tiempo del mundo y mucho menos para ti.
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Sweet love© (Libro 2)
Romance-Estás enojado. Mis ojos, los cuales se habían cerrado tras aquella sencilla caricia, se abren al sentir como aquel tacto con el que he soñado durante días desaparece de mi piel. -Y tú borracha. No sabía el poder que tiene en mi tan solo un toque...