| Capítulo 17 |

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Héroe.

"Que egoísta eres, sabes que no sucederá nada entre los dos y aun así no lo dejas ir causándole expectativas que nunca se harán realidad"—Belosnezkha.

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Adhara.

Fue una tarde algo ajetreada, por así decirlo. Hoy ayudamos a Lara a empacar las pocas cosas que tenía en el departamento de Abdel, para que pudiese trasladarlo a su nuevo hogar el cual solo queda a un piso antes que el de Abdel. Fue una sorpresa para Lara porque su amigo no le había dicho nada de esto ya que era una sorpresa que él estaba seguro que a ella le iba a encantar porque antes le había comentado que le gustaría mudarse cerca, y sin dudas Abdel tomó eso a lo muy literal.

La tarde ha pasado demasiado rápido, ya cuando me quise dar cuenta estaba de noche y no me lo podía creer, con tanto afán de poner cada cosa en su puesto se nos fue la noción del tiempo sin duda.

—¡Ay, hija! ¿Y esa roncha? ¿Con que te has pegado? —preguntó mi madre en un tono alarmante.

Miro mi brazo derecho y me escojo de hombros.

—No lo sé, no me di cuenta en que momento sucedió —contesté. Arrugo mi nariz al sentir dolor cuando mis dedos hicieron contacto donde me he dado el golpe—. Tiene pinta de que si no me pongo algo rápido se me hará un moretón feo.

—¡Uju! Muy feo. Tienes que tomarte algo para que se te desinflame —indicó mi morena.

Asiento.

De verdad no tengo ni idea de como me sucedió eso, no sentí que me di un golpe en ningún momento, pero ha de ser cuando bajamos las cajas.

Aun estamos en el departamento de Lara, esperando que Abdel termine de hablar con Hannah, su exesposa, quien vino también en la tardecita a ayudar al igual Lewis.

 Estamos sentados en el sofá. Emma se ha quedado dormida con su cabeza sobre mis piernas y a su lado está Dilan jugando un videojuego en su tablet que lo mantiene lo suficientemente concentrado como para que no se haya percatado de que su amiga ya se encuentra durmiendo; lo escucho quejarse y decir algo en ruso que obviamente no logro entender.

—Emma, te toca jugar a ti —dijo apartando la vista de la tablet y al verla en un profundo sueño parpadea varias veces—. ¡Ush! Siempre se queda dormida cada vez que jugamos.

Cruzas sus brazos sobre su pecho y mira a Emma con su entrecejo fruncido. Mamá y yo solo nos reímos por su reacción.

—Es que rinde tanto que no hay manera de que no se quede dormida —comentó Abdel al llegar ante nosotros—. Tu tambien deberias irte a dormir, ya esta muy tarde.

—Hazle caso a tu tío, pero primero cepíllate los dientes —dice Lara, quien ha regresado de la cocina con Lewis.

Dilan se levanta del sofá y me mira con cara de aburrimiento, —Dile que mañana sí le voy a ganar. 

Le sonrío y asiento. 

Éste se va corriendo hacia donde lo mandaron y Lara lo regaña, y la entiendo, también tengo un remolino viviendo conmigo.

—¿Nos vamos, mi amor? —preguntó Abdel.

Si acaso supiera como se me pone el corazón cuando me llama así, me pone bobita, bobita.

—Si, vámonos. Ayúdame con Emma, por favor —pedí.

Éste toma a Emma entre sus brazos sin despertarla para que yo me pudiese levantar. Mi mamá se quedó sentada y dijo que ella iba a dormir a su casa, que un rato Don Manuel pasaría por ella y la llevaría, y que mientras tanto se iba quedar a cavar una cosa, así que solo terminamos yéndonos Abdel, Emma y yo al departamento.

Una sonrisa se forma en mis labios, una sonrisa libre de tristeza alguna. Estoy parada en la puerta de la habitación que era de Dilan, escuchando la conversación que ha establecido Emma con Abdel; al parecer se despertó en una de esas en la que mi chico quiso acomodarla. No hay nada mejor como ver dos personas que amas mirarse con tanta adoración.

—¿Te acuerdas cuando te dije que el día que tuvieras algo con mi candy tenías que dejarme llamarte papá? —preguntó Emma, abrazando la manta con la que está arropada.

Abdel ríe y asiente de rodillas en el suelo, muy cerca de ella.

—Eres mi héroe y mi mamá mi heroína, entonces, ya te puedo llamar papá.

Abdel no parece asustarle nada de lo que Emma le está diciendo, todo lo contrario, en su rostro se puede visualizar que le encanta lo que sus oídos les han permitido escuchar.

—Estoy mas que feliz en tenerte como hija, pero solo hay un problema —dijo Abdel. 

—¿Cuál?

—Que aquí la única heroína eres tú. —Tras haber dicho esto, éste comienza hacerle cosquillas haciendo que ésta explote en una tierna carcajada, cuya risa, como siempre he dicho, solo le pertenece a él.

Me aparté de allí dándome la vuelta, no quería interrumpir aquel momento entre ellos dos. Aproveché aquel instante para darme una ducha en el baño de la habitación de Abdel, revisar la roncha que se me formo en el brazo derecho y buscar algo en el botiquín de primeros auxilios para ponermelo, para luego cubrir mi desnudes con unas de las tantas camisas de closet de Abdel, la cual me queda larga y desahogada, pero estoy muy segura de que a su dueño le queda muchisimo mejor.

La noche está fría y el cielo no para de relampaguear, al parecer lloverá esta noche. Estoy parada en la sala, muy cerca del gran cristal que da hacia el barcon, aun no soy capaz de pararme allí sola.

—Con que aquí estas. —Me volteo al escuchar la voz de Abdel—. La mini candy se despertó cuando la fui acostar y no quiso que me fuera hasta que se quedara dormida.

Sonrío.

—Creeme, hasta para dormir es un remolino —bromeé.

—A mí no me molesta eso, fue una de las primeras cosas que me atrapó de ella. Lo que quiero saber es que si te molestaria que Emma sea como mi hija y yo como un padre para ella.

Si supiera que hace unos minutos atrás había escuchado la conversación de ellos dos, y que eso no me molestó en lo absoluto, de hecho, Emma escogió una buena persona para darle ese puesto tan importante en su vida. 

Mi cara de asombro es como si no hubiera escuchado nada de lo que hablaron. Lo abrazo y beso su mejilla en respuesta a su comentario.

Abdel ha sido tan único en mi vida, no se si fue porque no les di la oportunidad a los demás, pero lo que sí sé es que nadie me habría complementado tanto como él.  

  

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Sweet love© (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora