| Capítulo 40 |

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El poder  del amor

"En está, en la otra y en millones de vidas más te buscaré y te encontraré. Estoy seguro que en ningunas de nuestras formas, existirá alguien más que me haga sentir como tú lo haces" —Belosnezkha

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Adhara. 

Alexandro es todo un bombón italiano. Por donde quiera que pasa arrastra miradas de mujeres, incluso de hombres. Está vestido solamente con una bermuda azul, y unas sandalias negras, su torso está descubierto por lo que está totalmente bronceado en esa área. 

Está disfrutando sus vacaciones en Brasilia como quiere y dónde quiera. Ahora mismo estamos en la playa compartiendo con mamá, Lara, Dilan y obviamente con mi pequeño remolino; lamentablemente Abdel no ha podido venir con nosotros por asuntos laborales, pero aún así disfrutamos del día. 

Miro a Emma, quien corre junto a Dilan como si tuviera toda la fuerza del mundo, mientras que mamá lucha por ponerle crema solar a ambos. 

—Niños, dejen que mamá les ponga 

la crema, sino no les compraré helados y mucho menos entrarán al agua —dije con tono firme, a los que éstos inmediatamente se miraron y se detuvieron. 

—Mamá regañona, ¿Eh? —habló Alexandro con una sonrisa en sus labios. 

—De vez en cuando hay que ser firme. Dilan y Emma juntos son una bomba. —Suspiro. 

A lo lejos veo como Lara se acerca a nosotros, completamente mojada; estaba nadando un rato, nosotros aún nos mantenemos sentados, un poco alejados de la tierra, y el agua, bajo el techo de paja cubriéndonos del sol. A unos cuántos metros hay un bar, restaurantes, y muy cerca de nosotros hay un karaoke, en el cual Alexandro irá a cantar. 

—Tienes algo diferente, no sé, es como una especie de brillo —dice Alexandro, analizando no rostro. 

Levanto mi ceja, y una sonrisa de burla aparece en mis labios. 

—Le he dicho lo mismo —dice Lara al terminar de llegar. 

—Ujum. —pronunció mi madre, de acuerdo con ellos. 

—Tal vez porque no he estado tan estresada, ¿No creen? —dije.

Alexandro levanta y mueve sus manos como si estuviera formando un arcoiris. —No, no, no. Todo es por  causa del poder de el olor. 

Mamá, Lara y yo nos echamos a reír.

Alexandro sabe bastante del portugués, pero aún se confunde con algunas cosas. 

—¿Zio, como te has podido confundir con las palabras amor y olor, si son tan diferentes? Que bruto. —Incluso Emma se burla de él. 

Todos nos reímos fuertemente. A mí por poco se me salen las lágrimas. 

—Bueno, bueno ya, me he confundido. —Éste intenta decir algo más pero es interrumpido al escuchar que es su turno—. Ya escucharon, me tengo que ir a cantar. 

—Después de esto, ni bañarte podrás, vas a tener a todas las mujeres corriendo detrás de ti —bromea mi madre. 

Alexandro arquea una de sus cejas y forma una sonrisa ladeada, —Eso si que me interesa. 

Tras decir aquello, este toma su camisa, y al darse la vuelta camina con total seguridad hacia el pequeño enserio que hay. 

Si Abdel hubiese estado aquí hubieran hecho un dúo perfecto. Ambos cantan de maravilla. 

Sweet love© (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora