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Wattpad como siempre, haciéndome estas mamadas de los capítulos. Así no se puede ctm
𝘾𝙖𝙩𝙤𝙧𝙘𝙚
❝ 𝐕𝐢𝐬𝐢𝐭𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐧𝐨𝐜𝐭𝐮𝐫𝐧𝐨 ❞
- ¿No podías pedirle a Alex que te ayudara?
-No te quejes, te estás haciendo vieja. -reí.
-Perdona, pero esta cara y este cuerpo tiene mucha guerra que dar. -presumió Julieta frente al espejo.
-No le pedí el favor a Alex porque está ocupada escribiendo. -tomé los demás libros.
- ¿Y por qué limpiar? -se quejó. - ¿no podía ser que te ayudara a escoger un vestido? -se tiró en la cama como si estuviera cansada cuando no había movido un dedo.
Se notaba centrada en su propio mundo. Como si vagara en las nubes blancas y suaves, que te susurran canciones de la lluvia mientras visten y áspero velo blanco. Le tiré un libro y calló en su abdomen.
- ¿Me vas a ayudar o qué?
-Está bien. -rodó sus orbes.
-Vamos, hace mucho que no paso un buen rato contigo. -le alcancé la mano para que pudiera incorporarse.
- ¡Vaya, que bonito momento de hermanas, una divertida tarde de limpieza! -anunció sarcástica. Puse los ojos en blanco. -Vale, vale. -se colocó las manos en las caderas.
-Luego tendremos que limpiar la habitación.
Ella volvió a mirarme como quejándose, pero se mantuvo callada.
[ . . . ]
- ¡Mamá, voy un rato a la cabaña de TaeHyung! -le avisé a mamá que andaba en la cocina.
Y finalmente abrí la puerta. Ya hace tiempo que le había comentado a mi familia sobre la existencia de mis otros amigos, los llamábamos "los chicos del bosque" por tal ocurrencia de que se la pasaban solamente en ese sitio. No eran de salir a la sociedad y no los culpo, la inmensa arboleda en la que solían vivir era realmente hermosa, era imposible no enamorarse y quedarse apreciado a la naturaleza por horas.
Iba variadas veces a la semana a verles. Ahora éramos amigos, aunque con TaeHyung... la cosa no cambiaba mucho, se seguía comportando de forma cortante que cuando lo conocí... pero mis sentimientos no habían dejado de ser los mismos. Sentía esa vibra en los antebrazos y esas cosquilladas piernas, como si temblaran y te exigieran resistencia hacia su mirar. Aún lo miraba con ese intenso deseo de amarlo y no dejarlo irse a los brazos de nadie. No me molestaba que no me hablara, sólo con verlo a la cara me proporcionaba esas irremediables ganas de olerlo y acariciar su pensar, como un niño pequeño al que le duele la rodilla raspada por la piedra. Pero había algo, algo dentro de mí que no me dejaba descansar con tranquilidad, como el frío en el espacio, si no existiera uno, no hubiera otro. Era soportable, pero era la mínima preocupación que menos me importaba ahora.
Miré al cielo, llovía, como cada sábado. Otra vez las nubes me saludaban con lindas caricias que me brindaba la lluvia, frías pero consideradas. Varias de ellas me saludaban mientras se paseaban por mi pelo y hombros, siempre con buenas intenciones. Le sonreí a los árboles. Muchos sacudían sus hojas las cuales empapaban más mi vestimenta y espíritu, reuniendo gota a gota para que al final callera con un mayor tamaño y cantidad hacia el suelo. Algunos de los animales estaban ocultos, refugiándose de la leve lluvia para evitar cualquier enfermedad o malestar. La luna, una doncella blanca con vestido negro y muy observadora, que estudia todo ser que es iluminado por su magnífica belleza y ese manto de estrellas que siempre la acompaña hasta el crepúsculo. La única que me guiaba en la oscura noche, la más soñadora, la más luminadora. Escuché algo. Me di la vuelta por puro reflejo.
- ¡_________, si viniste! -me sonrió JiMin haciendo que sus ojos desaparecieran.
-Por supuesto, además de que tenemos toda la noche para pasarla todos juntos. -cerré mis puños cerca de mi pecho emocionada.
-Seguro TaeHyung se alegrará de verte. -me sonrió Namjoon.
- ¡Claro!
[ . . . ]
- ¡Ya llegó por quien lloraban!
- ¡Nonna!
- ¿Qué tal HoSeok?
Me abrazó en cuanto me percibió. Aun siendo más alto que yo, me trataba como su mayor. Me parecía bastante tierno en mi opinión, un niño grande al que había que mimar a menudo y brindarle la atención que pedía. El otro, se encontraba leyendo un libro, reposando sus pies en la pequeña mesa de la sala. Me acerqué a él.
- ¿Qué lees TaeTae?
Él jamás me dio la confianza como para ponerle apodos, pero si no lo hacía yo ¿quién lo haría? Solía enojarse si no lo nombraba con el nombre que le había sido otorgado, pero me gustaba molestarlo.
-Que no me digas así.
-TaeTae.
-Te he dicho que no me llames así.
-TaeTae.
- ¿Acaso no escuchas?
-TaeTae.
-No... -suspiró cansado.
Bien, había sido victoriosa en esta batalla. Ya comenzaba de cansarse de contradecirme todo el tiempo, empezaba a tolerar mi personalidad, y eso era bueno... al menos hasta el punto de no hacer que me odie. Además de que todo lo que hacía también me gustaba llevarle la contraria para ver cómo podía lidiarme y ver esa faceta con poca paciencia de él. Un interesante acontecimiento.
Se levantó y se dirigió a la cocina. Sonreí satisfecha y me dirigí devuelta con los chicos que conversaban en el sofá.
- ¡No debes entrometerte HoSeok!
- ¿Pero por qué? -hizo puchero el mencionado.
-Porque siquiera se lo has preguntado. -dijo con obviedad el mayor de todos.
- ¿Qué pasa aquí?
-Verás _________, HoSeok hace días quería preguntarte algo. -dijo NamJoon dándole un codazo al nombrado.
-Yo... quisiera conocer a tu familia. -me miró sonrojado. Tierno.
-Claro mí querido Hobi. ¿Tanto te costaba preguntar? -tomé sus manos acariciándolas mientras le sonreía.
-No quería que te incomodaras y pensaras que era raro. -me dio una sonrisa ladina sin mostrar los dientes.
-_________...-habló nervioso JiMin. - ¿yo también podría conocer a tu familia?
- ¡Claro! -reí con ternura. Miré a NamJoon. -Tú también puedes Namjonnie.
Escuché pasos venir de la cocina.
-Y tú. -señalé a TaeHyung a mis espaldas. -también puedes. Es más, nos vamos ahora mismo.
Todos me miraron emocionados, claro, excepto el dueño de la cabaña que pasó por mi lado hasta llegar a mi derecha y solo mirarme seriamente.
-Vamos a mi casa, seguro aún no se han ido de cacería.