𝑹𝒆𝒅 𝑳𝒊𝒑𝒔 ━━━━ ᴊᴊᴋ ; ᴋᴛʜ[✔︎]

❪29❫

𝙑𝙚𝙞𝙣𝙩𝙞𝙣𝙪𝙚𝙫𝙚

❝ 𝐂𝐚𝐥𝐦𝐚 𝐚𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐭𝐨𝐫𝐦𝐞𝐧𝐭𝐚 ❞

Justamente esa carta, aquella carta llena de misterio, era una solicitud de la mismísima Corte Vampírica, poderosos vampiros de todo el mundo, más ancianos que el mismo mundo, a cargo de llevar importantes decisiones. Y ellos me habían solicitado mi presencia, seguramente para nombrarme Líder del Clan Pura-Sangre, como por supuesto, habían varios Clanes en todo el mundo, que gobernaban una región diferente, a nosotros nos tocaba ser los señores de América, gobernando parte del norte y centro, el sur le pertenecía a otro Clan, los Devora-Alma. La máxima corte exigía mi presencia en la cuna de todo vampiro, origen de los chupasangres, el comienzo de todo espectro nocturno, Transilvania, Rumanía.

Debía viajar hasta allá, para que finalmente me diesen el cargo que yo correspondía. El motivo del que me controlaba para no ir yo misma y matarlos por mi propia cuenta. Hace unas semanas yo había mandado una carta a La Corte, para la solicitud, en aquel tiempo estaba entrenando con Freddy, él mismo me lo sugirió cuando me aseguró estar preparada. No debo sentir miedo por tener la mitad de un continente a mi mando, por supuesto que no, para esto me preparé. Mamá también me había aconsejado algunas cosas que conllevan ser líder, toda mi vida me preparé para esto, y luego de tener el suficiente poder, dictaré a exterminar a todos los licántropos que a Dios se le ocurrió crear. No quedará ninguno, y al final podamos celebrar la victoria y paz del mundo.

— ¿En qué piensas pequeña? —Sonó Max a mi lado.

—En que por fin, después de tanto tiempo esperando. Podré vengar a papá. —Max me sonrió asintiendo. —y no me digas pequeña.

—Es solo una forma de cariño, cielo.

— ¿De verdad debo llevar tantos abrigos? —me crucé de brazos mirando a mamá.

—Por supuesto que sí, en esta época del año allá nieva mucho. —rio con delicadeza y cerró los ojos contenta.

—Está bien.

Terminamos de colocar las últimas prendas en las maletas de milagro, ya casi no cabía nada de tanto. Con ayuda de mamá y Max bajamos las maletas, los extrañaría, aunque solo me quedaría fuera cuatro días. Madre me rogó que cerrara los ojos, alegando tener una sorpresa. Ansiosa accedí y cerré los ojos mientras que mis tacones resonaban en todo el comedor, impaciente por la gran sorpresa. Los segundos pasaban, yo y mis zapatos no dejábamos de resonar con el tacón de estos, luego escuché la señal. Abrí los ojos, y como si de una luz celestial se tratase, cegaron por un par de segundos mi visión, llenando de alegría mi corazón.

— ¡Sorpresa!

La música empezó a sonar en toda la mansión, una canción de un puertorriqueño: llorando en un Ferrari. Ofrecieron su mejor sonrisa y risas mis familiares y amigos, emocionados por mi logro, ya no había tiempo de entristecerse, solo de celebrar. Algo que jamás volví a ver, una celebración desde la muerte de papá. La gente se animaba a bailar como unos psicópatas, ¿y por qué no? No habría bebida, pero si diversión. JiMin bailaba junto a YoonGi, mientras que los demás cantaban al ritmo de la canción. HoSeok y Alexandra se contoneaban como la pareja que eran, claro que Julieta y Max daban lo mejor de sí cerca de la barra de la cocina. Madre se aseguraba de que todo fuese perfecto, entregando aperitivos a quien lo pidiese.