❪34❫

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𝙏𝙧𝙚𝙞𝙣𝙩𝙖 𝙮 𝙘𝙪𝙖𝙩𝙧𝙤

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𝙏𝙧𝙚𝙞𝙣𝙩𝙖 𝙮 𝙘𝙪𝙖𝙩𝙧𝙤

❝ 𝐄𝐥 𝐢𝐧𝐟𝐢𝐞𝐫𝐧𝐨 𝐛𝐚𝐣𝐨 𝐦𝐢𝐬 𝐩𝐢𝐞𝐬 ❞

Su flequillo ocultaba su cara, más las lágrimas que se resbalaban con ellas, todo esto mientras su labio inferior era presionado por el superior, temblando enfurecida. La fuerza de sus puños era cada vez peor, enterrando sus uñas en la carne de sus manos, logrando sacar grandes cantidades de gotas rojas.

Un sínico hombre, de apariencia selecta se meneaba sobre su eje. Con una sonrisa que hasta el mismo Belzebú aterraría ver, con los ojos vacíos y llenos de locura, razones incoherentes en su pensamiento, la mente de un auto nominado dios, decidido a exterminar la vida de quien le apeteciera. Por lo contrario, la chica lo había entendido, su cara, sonrisa, sus gestos, sus conversaciones, sus miradas, los acontecimientos, todo indicaba que algo estaba sucediendo dentro de esa mansión. No se iba a tragar eso de que su familia había desaparecido por arte de magia, siempre había una razón. Tras todo movimiento, había un pensamiento, cada minuto era examinado y aprovechado al máximo, cada palabra que soltaba de su boca era ensayada, buscando las posibles respuestas a ella, cada seña en sus ojos y boca era planeado con tiempo anticipado, todo estaba absolutamente estudiado y realizado con los más minuciosos detalles.

No podía sentir ser más traicionada. Enojada, enfurecida, colérica, miraba a través del cabello que caía sobre su rostro, estaba experimentando ese mismo odio que había presenciado al ver la extremidad sin vida de su padre. Y aún más se sintió así cuando lo vio dar unos pasos al frente.

No pensé que llegarías tan pronto querida, te doy la bienvenida.

Su presencia ahora le repugnaba, la agobiaba, sentía esa rabia entrar por sus brazos. Su cabeza quería verlo sufrir, sufrir de la peor forma.

¿Cómo te atreviste?

Fue realmente fácil, verás es muy sencillo amarrar a una persona cuando está ligeramente tomada.

—Les pusiste algo en la bebida…

—Muy lista querida sobrina.

—No me llames así. —lo miró con un y mil demonios en sus ojos. —ya no tienes el derecho de hacerlo.

—Que mal que las cosas tuvieran que ser así querida.

Un deseo de matarlo se apoderó de la pelirroja, de sus manos ahora brotaban grandes cantidades de sangre, llenándola de rabia incontrolada. Su grito se escuchó en toda la mansión.

¡¿Cómo te atreviste a traicionarnos?!

Sus lágrimas seguían corriendo mientras fijaba la vista en su madre, el ser que le había regalado la vida, una vida que disfrutó al máximo junto a sus demás seres queridos. Su madre, Alexandra, Julieta y Max estaban amarrados a unas cadenas mientras que su cuerpo colgaba boca abajo. Madre lloraba, lloraba por el enojo de no poder hacer nada, de no poder proteger a sus pequeñas que según aseguraba ella, eran lo más preciado que tenía. Esa fue la imagen que colmó a la chica antes de lanzarse sobre Freddy, quería matarlo, no entendía el motivo por el que quiso hacer lo que hizo, pero eso no era excusa para no intentar acabar con su vida. Era su propia familia, su misma sangre, ¿cómo podía ser capaz de eso? Tampoco necesitaba explicaciones, el ver a su familia en ese estado ya le quitaba toda inquietud por saber realmente el por qué.

𝑹𝒆𝒅 𝑳𝒊𝒑𝒔 ━━━━ ᴊᴊᴋ ; ᴋᴛʜ[✔︎]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora