Tanto humanos como selkies voltearon hacia la dirección de donde vino la saeta, pero no lograron distinguir quién había disparado. -¿De dónde vino eso? - preguntaron varias voces a la vez.
-Por la manufactura de esta flecha, es de los selkies.
-Pero ninguno trajo arco y flechas; todos traemos lanza, espada y escudo.
-¿No vino acaso del lado del castillo?
-Así parece, pero sin duda no es nuestro tipo de flechas.
-¿Cómo podemos confiar en sus palabras?
-Tampoco podemos confiar en las suyas.
Lo más probable era que, aunque se aclarara de dónde venía la flecha, ambas especies terminaran peleando; por lo tanto, lo primero que pensó Daven fue alejar a Engla de allí. Sin embargo, esto fue lo que en verdad desató el caos: cuando se acercó a su compañera, los hermanos de la princesa intentaron hacerlo retroceder, por lo que los selkies, previendo que intentasen algo contra su príncipe, rápidamente sacaron sus armas y las apuntaron hacia los humanos. Desde luego, éstos respondieron, desenfundando sus armas también. No fueron necesarios más que unos segundos para que comenzara la batalla.
Los guardias del castillo se apresuraron a ayudar a los reyes y príncipes humanos, enfrentando a los selkies, quienes no se dejaron superar a pesar de que sus adversarios tenían una mayor variedad de armas.
Daven y Engla se defendieron entre ellos, sin apegarse a ninguna de las dos especies. De cualquier modo, el lado que ganara les pondría restricciones para estar juntos. Lo mejor que podrían hacer sería escaparse en algún momento del combate.
Abel tampoco estaba muy seguro de qué hacer, por lo que se limitó a ayudar a su hermana y sus papás, quienes ya estaban defendiéndose también, evitando que los alcanzaran los estoques de los contendientes de ambos bandos. Mientras, Erik se quedó paralizado. No tenía miedo, pero la incertidumbre esta vez no le permitió reaccionar.
Eero, aunque estaba un poco desorientado, había podido alejarse del epicentro de la batalla, lo que en parte le disgustaba, ya que no podría ayudar a Einar y Daven, pero tampoco era como que pudiera hacer mucho. Entre todas las armas que manejaba su especie, la que mejor usaba era el arco, y en primera no lo llevaba consigo, y en segunda podía disparar mejor estando un poco lejos del objetivo. Se dispuso a volver al interior del castillo para buscar su arma, pero apenas decidido, se topó de frente con la figura fornida de Cearbhall. De alguna manera, el guerrero había escapado de su sentencia. Eero se asustó, y aunque trató de ocultarlo, la falta de expresión en el rostro del criminal no le permitió cerciorarse de si lo había logrado.
El guerrero, después de observar al príncipe por unos instantes y darse cuenta de que no llevaba sus armas, tampoco sacó su espada. Simplemente le golpeó la nuca con la mano, dejándolo inconsciente, y lo arrojó fuera de su camino. Eero rodó por las rocas y cayó en el mar.
Cearbhall se dirigió, al contrario que el príncipe, hacia el centro del enfrentamiento. Sin siquiera sacar ningún arma, pasó sin problemas, esquivando lo que era necesario, sin inmutarse, directo a donde se hallaba su objetivo. Finalmente, al encontrarse frente a Daven, desenvainó su espada. El príncipe reconoció al guerrero, y se dispuso a pelear con él. Sin palabras de por medio, sólo a consciencia de que esta batalla era gracias a las decisiones de ambos. Los aceros chocaron, cual gif en bucle, resistiéndose a caer, hasta que Daven, quien ya había gastado parte de sus fuerzas, se agotó, lo que permitió a Cearbhall dominar el duelo, hasta el punto de bastar sólo un golpe más para acabar con el príncipe selkie. Pero, antes de poder hacerlo, Engla corrió hacia él para atacarlo, en defensa de su compañero, haciendo que el guerrero tuviera que contraatacar los mandobles de la princesa, pero ella tampoco estaba en muy buenas condiciones, ya había combatido a muchos adversarios antes de la llegada de Cearbhall, por lo que este pudo doblegarla al poco tiempo, relamiéndose por poder deshacerse de ambos con un solo golpe, pues Daven aún estaba débil. Pero, el rey Christian vió esto, y corrió para defender a su hermana, recibiendo él la estocada del selkie. El monarca de Heland cayó al piso, sin oportunidad de salvarse, pero había dado tiempo a Engla y Daven para alejarse del guerrero, quien aun así, los buscó con la mirada y fue tras la pareja.

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No hay reinos en el mar
FantasySegunda historia de "La visión del hechicero". Después de volver a Heland, el príncipe Erik descubre que su reino no es el único que debe volver a vivir en paz con los seres mágicos. Corre el año 825 d.C.; Aren es el joven príncipe de Kallioinenmeri...