El príncipe se forzó a hablar para cambiar el ambiente extraño que se formó entre los dos: -Te sacaré de aquí. No sé por qué Erik te trajo, pero no puede mantenerte aquí contra tu voluntad.

Como ya habrán notado, se había olvidado de preguntarle cuál había sido el propósito del rey para llevarlo al castillo, pero en este momento se sentía tan confundido que se dejó llevar por el primer pensamiento que tuvo.

Delph lo miró y dijo: -De acuerdo. Pero, no me has respondido por qué estás aquí.

-Te explicaré en el camino. Primero debo ir por mi caballo, volveré pronto - respondió el muchacho, y salió corriendo del patio.

Aunque Nilsa aún estaba vigilando y trató de detenerlo para que le explicara a dónde iba tan a prisa, Aren sólo le dijo que siguiera vigilando, ya que volvería en un santiamén.

En efecto, no pasaron más de quince minutos cuando el joven regresó al patio principal, llevando por las riendas a su caballo, quien parecía un poco enojado por haber sido tan irrespetuosamente despertado por su dueño. La guardia se sorprendió por ver a Apocalipsis, y exigió una explicación al respecto.

-Voy a sacarlo de ahí. Pero no me lo puedo llevar cargando, así que eso le va a tocar a Apocalipsis - respondió Aren. El corcel lo miró enojado y resopló.

-Ah bueno, pero, ¿ya te dijo con qué propósito lo trajo el rey? - interrogó Nilsa, alzando una ceja.

Entonces el príncipe recordó que ese era el plan original, y contestó avergonzado: -Se me olvidó. Pero le preguntaré ahorita.

Nilsa lo iba a regañar, pero la interrumpió la aparición de la señal de alerta de Helge. Rápidamente, Aren guió al equino al patio y se pegaron a la pared para no ser tan llamativos, mientras la muchacha se dirigió a la entrada del pasillo para interceptar a quien se dirigía al patio.

Aunque ya se lo esperaba, de todos modos le sorprendió ver llegar al rey Erik, sobre todo porque se notaba que había despertado hacía pocos minutos, así que tenía un aspecto algo gracioso. El silfo estaba molesto, pero no quería desquitarse con la joven guardia, y simplemente le preguntó: -¿Has visto a Aren?

-No, su majestad. ¿Por qué pregunta?

-Porque escuché el sonido de las herraduras de su caballo, y en vez de dirigirse hacia la puerta, venían para acá.

-Oh... ¿y cómo está tan seguro de que ese caballo era Apocalipsis?

-Porque es el único que Aren elegiría, y Aren es el único que podría estar despierto a esta hora y que intentaría venir acá.

Nilsa no podía contestar nada ante esa lógica porque era verdad; por lo tanto, sólo le quedaba dejarlo pasar al patio.

Erik rápidamente caminó hasta el centro del patio, y miró para todos lados, encontrándose en un instante con su pequeño primo y el caballo, intentando no llamar su atención. Pero, como no lo consiguieron, Aren tuvo que acercarse al mayor para dar una explicación.

El rey habló: -Debí suponer que no te quedarías quieto y tranquilo en tu habitación.

-Me declaro culpable. Pero no puedes traer a una persona y mantenerlo encerrado sin motivo - respondió el príncipe.

-¿De quién hablas? - preguntó Erik. Aren señaló hacia la fuente, y el mayor contestó entonces: -Ah, te refieres a ese pececillo. No es mi intención causarle ningún mal. Sólo... me recordó a alguien que conocí. Supuse que podría ser... parte de su familia.

-¿Y lo es?

-No respondió ni una palabra a mis preguntas, así que no estoy seguro.

-¿Entonces, lo tendrás encerrado hasta que te lo diga?

No hay reinos en el marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora