Afortunadamente, no había ningún motivo de gravedad por el que los selkies habían salido del reino, y para explicarlo, vamos a regresar al momento cuando Einar le entregó a Aren la piel que antiguamente Daven usaba para cambiar de forma.
Como recordarán, el rey debía salir a atender otros asuntos, así que dejó a su nieto robarse algunos panes y se marchó.
Aren, después de desayunar, regresó a la habitación con sus primos, quienes apenas empezaban a salir de la dimensión de los sueños. Los que ya estaban bien despiertos, al ver llegar al muchacho, lo saludaron.
El príncipe les respondió tranquilamente, y se acercó a Ossian, (quien era el que había despertado primero), para preguntarle qué debían hacer este día, pues si no recordaba mal, había mencionado que comenzarían a prepararse para el torneo.
El mayor, al notar que Aren ya tenía la piel de foca que le permitiría cambiar su aspecto, se sintió más tranquilo para responder: -Hoy iremos de caza. Pero supongo que ya sabes que es bastante diferente al método que usan los humanos.
Notando la mirada del selkie en dirección a la piel, Aren entendió que cazarían peces en su forma zoológica, así que se sentía tanto emocionado como preocupado por lograrlo.
Ossian se levantó de la cama y recomendó: -Sería buena idea que te cambies de ropa, así te será más fácil quitártela y ponértela al transformarte -, y buscó en una mochila que había guardado bajo su lecho algunas indumentarias que entregó a su primo. Una túnica y un pantalón holgado, muy parecidos a los de los demás selkies, y que sólo variaba en los bordados con que estaban decoradas las orillas.
Cuando Aren se las puso, le quedaron un poco largas, pero como eran suaves, casi le dan ganas de dormirse otra vez."
Muchas personas se rieron, contagiando al narrador, así que tardó unos minutos en encender un nuevo fósforo para seguir contando la historia:
"Como ya no era hora de dormir, pues no lo hizo, pero lo que sí hizo fue seguir a los demás jóvenes fuera de la habitación.
Aren creyó que se dirigirían a desayunar en el comedor, aunque por la hora, no había nadie cocinando, así que le entró la duda de si ellos serían quienes preparasen la comida, pues en tal caso, él no sería de mucha ayuda, ya que apenas sabía cómo se hervía el agua.
Sin embargo, aunque ya había algunas personas en la cocina y empezaban a trabajar, los príncipes no se detuvieron más que para saludar, y enseguida se dirigieron a la puerta grande del salón principal. Ésta fue abierta por dos de los muchachos, y todos salieron, llegando a una pequeña playa, de dimensiones apropiadas para que cupieran todos cómodamente, pero sin espacio para más gente.
Aren quedó asombrado por el paisaje, en el que la arena y las piedritas de la orilla bailaban suavemente con el agua azul claro. Pero sobre todo, cuando vió que a lo lejos, una barranca se alzaba, y sobre ella se podía ver parte del bosque, y poniendo mucha atención, se escuchaba el correr del río que desembocaba cerca de la muralla de piedra. Esto le causó mucha curiosidad, pero no podía ir a investigar allí, pues debía seguir a sus primos, al menos hasta que conociera un poco mejor el territorio selkie.
Suspirando de desilusión, Aren buscó a Ossian con la mirada, pero se sorprendió al ver que la mayoría de los chicos se habían convertido en focas, tan rápido que no se había dado cuenta.
Uno de los pocos que faltaba por transformarse era Gunnar, y al ver que Aren estaba tan desconcertado, se acercó a él y le preguntó: -¿Qué sucede?
-Es que no vi cómo cambiaron, y no sé qué debo hacer - respondió, un poco apenado.
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No hay reinos en el mar
FantasiaSegunda historia de "La visión del hechicero". Después de volver a Heland, el príncipe Erik descubre que su reino no es el único que debe volver a vivir en paz con los seres mágicos. Corre el año 825 d.C.; Aren es el joven príncipe de Kallioinenmeri...