Tratando de no distraerse en detalles innecesarios, Helge contó: –Sucedió que, como planeamos, volvimos al castillo y cuando había menos vigilancia, entramos a la habitación del príncipe Abel para buscar información acerca de la bruja, y después de un rato y de haber revuelto muchas cosas, hallamos una carpeta donde habían guardados muchos papeles con escritos acerca de magia, por lo que la agarramos y nos fuimos de la habitación, pero infortunadamente no tardamos en encontrarnos con el príncipe, quien reconoció su carpeta y entonces fue que el asunto se puso feo.

Nilsa continuó: –Así es. No revisamos ningún documento a detalle, pero su alteza asumió que sí lo habíamos hecho y trató de quitarnos la mencionada carpeta mientras vociferaba que no debimos investigarlo. Helge y yo corrimos para que no nos la arrebatara, pero él se tropezó y el príncipe pudo alcanzarlo. Entonces, hice algo que no pensé que haría nunca porque es más tu estilo: salté por la ventana abierta con todo y los documentos, (no me atreví a soltarlos), y aterricé en el balcón de la habitación de su majestad. Me disculpo de nuevo por eso.

Engla tomó la palabra: –No hay problema, Nilsa. De hecho, si no lo hubieras hecho, no sabría de los malignos planes de Abel. Resulta que los papeles de la carpeta que encontraron no estaban relacionados con la hechicera que ustedes buscaban, sino que contienen información acerca de la magia que se practicaba anteriormente en los reinos que Heland dominó.

Aren interrumpió en ese punto: –¿Información acerca de la magia? Entonces, quizás Erik también esté implicado. El día después de que mamá se fue a Kylmä maa, cuando Delph me salvó por primera vez, Erik me dejó castigado por escaparme del castillo haciendo que no pudiera levantarme de mi asiento hasta terminar de leer los informes de los ministros y consejeros. Mencionó que había encontrado el hechizo para eso, pero no especificó en dónde. Ahora creo que pudo haberlo obtenido de allí.

–En ese caso, no podremos pedirle ayuda. Pero volviendo a lo de que fuimos encerrados, después de que me lanzé de la ventana y terminé en el balcón de su majestad, ella me ayudó, pero mientras tanto, el príncipecapturó a Helge y se dirigió a buscarme, sabiendo dónde caería.

–Abel entró a la habitación para sacar a Nilsa, y aunque yo no sabía bien qué estaba pasando, deduje que la causa de esta persecución estaba en aquella carpeta, por lo que la tomé de sus manos y miré los papeles que guardaba, pidiendo una explicación al descubrir que se trataba de fórmulas mágicas. Pero en el momento, aunque respiró hondo y pareció calmarse, no explicó nada, sólo me dijo que lo siguiera. No debí hacerle caso – continuó la reina.

Helge asintió: –Mnn. En ese momento es que nos llevó a los tres hasta los calabozos y nos encerró allí. Antes de irse, dijo que no nos haría ningún daño, pero no podía dejar que reveláramos que él guardaba esos conocimientos mágicos, por eso nos dejaría presos hasta que aparezcas, ya que cuando los selkies determinaran si te elegían como el próximo rey, sabría qué hacer con todos nosotros.

–¿Hasta entonces? Aún no comprendo, ¿cómo le beneficiaría que yo fuera rey de los selkies? – preguntó Aren.

Su mamá respondió: –Yo estaba con la misma duda, así que lo agarré y no le permití irse hasta que me explicara lo que quería. Entonces, con la calma y alegría con la que siempre habla, dijo: "No tanto como si fuera el rey de nuestros tres reinos. Pero una vez que nuestro pequeño príncipe esté al mando de aquel país, ¿no sería bueno que los reinos que lo han visto crecer estén unidos como uno solo? Antes de que supiéramos que él vendría a este mundo, ¿no queríamos lo mismo? Sólo piensa, en ese entonces requeríamos de ese territorio para eliminar la magia, ¿por qué no usarlo para restaurarla?". Luego se fue, eso es todo lo que le pude sacar.

A pesar de toda la narración anterior y de que confiaba plenamente en que su mamá y sus amigos nunca le mentirían por algo tan grave, Aren todavía no podía creer que Abel fuera quien estaba detrás del proyecto por el cual él sería el siguiente gobernante de Heland, Kallioinenmeri y Kylmä maa, y menos que fuera con intenciones malévolas. Quizás estaba bajo el influjo de algún hechizo y por eso se había comportado de esa manera, tan incompatible con su personalidad tranquila y paciente.

No hay reinos en el marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora