Alzando un poco la cabeza para escuchar mejor, Aren reconoció las voces de Helge y Nilsa, junto a la de Delph. Abrió sus ojos para mirarlos, pero al haber perdido bastante sangre por las heridas en su brazo, se mareó y no pudo ver con claridad. Cerró de nuevo sus párpados y usó la fuerza que le quedaba para llamarlos: –¡Estoy por acá!
Pudo oír que le respondieron, pero quedó inconsciente antes de que llegaran a su lado. No tenía ganas de despertar, pero lo hizo cuando ya era de noche, o eso le pareció al abrir los ojos y encontrarse con figuras oscuras frente a sí, y notar la luz tenue del fuego un poco lejos.
Ya que seguía vivo, Aren miró alrededor, encontrándose con que Delph estaba a su lado, observándolo atentamente.
El príncipe miró hacia el lado contrario y resopló: –Siempre eres tan dulce. ¿No te cansas de cuidarme?
–No me canso. Y no siempre soy dulce, créeme que cuando me veas enojado, vas a quedar traumado – respondió Delph, sonriendo tranquilo.
Aren no dijo nada más, hasta que descubrió que estaba cubierto con su capa, la que había olvidado en la cueva a la que lo llevó el joven tritón la segunda vez que lo salvó. (Para este momento, ya llevaba la cuenta, jajaja). El príncipe se sentó y observó alrededor, descubriendo que habían vuelto a esa misma cueva. Era de noche, no llegaba luz por la entrada que daba al bosque, pero Nilsa y Helge se encontraban junto a ella, y habían encendido una pequeña fogata, más para tener algo de luz que de calor.
Al darse cuenta de que ya estaba despierto, los guardias se acercaron y lo abrazaron.
–¿Cuándo dejarás de tenernos a punto del infarto? Nos asustaste mucho cuando vimos que estabas más para allá que para acá – regañó la muchacha.
Helge agregó: –Así es, y ni nos darías chance de contarte las novedades que descubrimos. Te extrañábamos mucho, no es lo mismo espiar a la gente sin ti.
Delph sonrió y dijo: –¿Lo ves? No solo yo quiero cuidar de ti. Eres importante para muchas personas.
Aren no estaba seguro de cómo responder. Todavía se sentía muy abrumado por todo lo que había pasado en los últimos días, quería descansar y no sabía cómo. Además, no ayudaba que le reclamaran.
–También los extrañé, pero, ¿podemos hablar mañana? Aún estoy cansado – pidió.
Los guardias accedieron y lo dejaron acostarse de nuevo, mientras volvían a su sitio junto a la fogata. El tritón le acarició la mejilla antes de irse también, entrando al agua silenciosamente.
El príncipe suspiró y se hizo bola, cubriéndose por completo con la capa. Realmente no tenía sueño, pero fue lo único que se le había ocurrido para no tener que explicar nada a sus amigos. Debería dejar de decir mentiras.
Intentó relajarse y descansar, pero en ese momento, se dio cuenta de que su brazo estaba completamente curado. No le habían quedado ni cicatrices de las heridas que el halcón le hizo. Impactado, Aren se incorporó y preguntó: –¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?
Helge contestó: –Más o menos, tres horas. ¿Por qué preguntas?
–¡Mi brazo se curó demasiado rápido! – exclamó Aren.
Nilsa se acercó de nuevo y le dió palmaditas en el hombro para calmarlo, explicando: –Solveig te curó con su magia, no te asustes.
–Ah... bien. Le daré gracias después – respondió Aren, más calmado, y se volvió a acostar.
La guardia lo miró atentamente, y preguntó: –¿Estás seguro que que no quieres hablar con nosotros? Te ves preocupado, y eso es raro para ti, a decir verdad.
![](https://img.wattpad.com/cover/299914477-288-k752890.jpg)
ESTÁS LEYENDO
No hay reinos en el mar
FantasySegunda historia de "La visión del hechicero". Después de volver a Heland, el príncipe Erik descubre que su reino no es el único que debe volver a vivir en paz con los seres mágicos. Corre el año 825 d.C.; Aren es el joven príncipe de Kallioinenmeri...