Aren, Helge y Nilsa llegaron nuevamente a la costa, donde Delph y Solveig los esperaban, ya un poco impacientes.
En cuanto el joven tritón, que sólo asomaba fuera del agua hasta sus ojos, vió llegar al príncipe acompañado por los guardias, se acercó más a la orilla, sacando su cuerpo hasta que apenas sus aletas tocaban el mar. En cambio, su hermanita nada más asomó hasta sus hombros, mirando con atención a los humanos.
Los guardias quedaron sorprendidos nuevamente al reconocerlo, y más al ver a la sirenita, pero dejaron que Aren les explicara: –Ya conocían a Delph porque es el que me rescató antes, y ella es su hermanita, Solveig. Y... la cuestión es que me volvieron a ayudar hoy –. Se volvió hacia los hermanos y dijo: –Ellos dos son mis amigos, Nilsa y Helge. Nos conocemos desde hace mucho tiempo.
Helge saludó agitando la mano, mientras Nilsa se acercó un poco más para observar a los hermanos, y luego de unos segundos, dijo: –Son muy lindos, ¿nos los podemos quedar?
Solveig gruñó como un lobezno y jaló las aletas de su hermano, intentando regresarlo al agua, pero él simplemente respondió: –Mejor nosotros nos los llevamos a ustedes, creo que les agradará más que permanecer aquí.
La joven guardia abrió un poco más sus ojos y miró al príncipe: –Es listo además.
Aren rió un poco, nervioso, y se sentó en una piedra para explicar algo más: –Mi mamá me dijo en secreto que vaya al reino de los selkies, porque no es seguro que esté aquí, aunque no me explicó la razón, pero supongo que tiene relación con la visita que hizo a Kylmä maa.
Helge pensó un poco y dijo: –Ahora que lo mencionas, desde que la reina nos informó que viajaría allá, todos se han comportado un poco más extraño de lo normal.
–Es verdad. ¿Pero, no será más riesgoso que te vayas al reino de los selkies? – dudó Nilsa.
Aren suspiró: –Por ahora es la mejor opción, mi abue podría protegerme. Sin embargo, si descubro que allá tampoco es seguro, escaparé a otra parte.
Delph iba a decir algo, pero se arrepintió y dejó que Aren siguiera hablando con los guardias: –Tal vez deberían venir conmigo, ustedes son mejores para darse cuenta del peligro que yo.
Nilsa y Helge se miraron uno al otro, y luego a Delph y Solveig. El joven guardia se dirigió a los hermanos: –¿Ayudarían a nuestro amigo a escapar del reino selkie en caso de ser necesario?
Solveig dudó: –Hmmm...
Delph asintió rápidamente: –Lo protegeré con mi vida.
Los humanos se quedaron un poco sorprendidos, pero conformes. Nilsa explicó al príncipe: –No podemos ir contigo, pero podemos investigar qué está sucediendo entre los reinos humanos y así saber si es seguro que regreses.
Aren palideció, y con un leve temblor en la voz, preguntó: –¿Y si les hacen algo a ustedes?
–Nos volvimos guardias para protegerte, ¿recuerdas? Además, tenemos nuestras mañas ocultas – respondió Helge, haciendo un movimiento con sus dedos para indicar misterio.
–Además, no creo que les guste a los selkies ver a humanos en su territorio. En cambio, tú eres parte de ellos – opinó Nilsa.
Esta vez, Delph se animó a hablar: –Necesitarán un mensajero; yo me apunto para ese rol.
Los guardias asintieron con entusiasmo, mas el príncipe sentía que estaba a punto de quebrarse. Abrazó a sus amigos humanos fuertemente, y dijo: –Está bien. Cuídense mucho, aún tenemos aventuras por vivir juntos.
–También ten cuidado – pidió Helge.
–No te escapes sin nosotros – agregó Nilsa.
–De acuerdo – dijo Aren antes de soltarlos.
Helge y Nilsa le sonrieron una última vez antes de marchar de regreso al castillo.
Aren los miró alejarse por unos minutos. Luego, se sentó junto a Delph y dijo: –Vamos, al reino de los selkies.
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No hay reinos en el mar
FantasySegunda historia de "La visión del hechicero". Después de volver a Heland, el príncipe Erik descubre que su reino no es el único que debe volver a vivir en paz con los seres mágicos. Corre el año 825 d.C.; Aren es el joven príncipe de Kallioinenmeri...