El príncipe de Kallioinenmeri corrió fuera de la habitación, pero no hacia un lugar dentro del castillo. Se dirigió a una ventana abierta y saltó como Nilsa había hecho antes. A diferencia del caso de la joven guardia, esta vez Abel abrió otro portal, haciendo que Aren cayera de regreso a esta habitación, pero el muchacho no se rindió. Huyó de nuevo, pero ahora entro a otra habitación antes de arrojarse de nuevo al vacío. Esta vez, el mayor tuvo que ir tras él para poder crear otro portal y devolver al chico a salvo al interior.
Ante esto, Aren no habló, pero sonrió con malicia: Solveig había dicho que los portales sólo funcionaban cuando conocías el lugar al que querías ir. La vista y la imaginación eran importantes para poder invocarlos. Abel quería mantenerlo a salvo, tanto porque realmente lo apreciaba como para poder continuar su plan. Había encontrado un fallo, un hack, un bug, una laguna legal, una regla viva y negociable.
-¿Por qué no me llevas a un sitio más seguro? -preguntó, antes de correr hacia otra habitación y saltar por otra ventana.
Quizá se creía muy inteligente, pero Abel cayó en la trampa de Aren. Cuando el joven se tiró al vacío, el mayor lo siguió y creó un portal que lo mandó a su habitación. Pero allí había otra ventana, de la que Aren se volvió a lanzar, por lo que Abel tuvo que pensar rápido y abrió su siguiente portal en el patio principal del castillo. Allí ya no había ventanas, pero Aren no se rindió con su plan, y corrió hacia la puerta.
Abel bajó al patio y corrió tras el muchacho, pero este ya estaba cerca de la salida, por lo que abrió otro portal para enviarlo de vuelta a su habitación. Esta vez, Aren salió por la puerta y corrió para bajar por la escalera, desconcertando al villano que esperaba que volviera a escapar por la ventana y tardó en encontrarlo, pero cuando lo hizo, en vez de abrir el portal hacia otra parte del castillo, lo transportó hasta Heland, siguiéndolo y apareciendo ambos frente al rey Erik, quien se encontraba escribiendo una carta y se molestó, no porque lo hubieran interrumpido, sino por cómo llegaron: -¿Qué rayos sucede? ¿Quién los transportó hasta aquí?
-Eso no es importante. Necesito tu ayuda para mantener a salvo a Aren- dijo Abel.
Aren contestó: -Él fue quien abrió el portal. Estamos en una persecución, así que...- miró hacia todos lados, y corrió hacia la puerta de la habitación.
Erik detuvo a Abel: -¿Desde cuándo sabes invocar portales?
Abriendo uno nuevo para regresar a Aren a su lado, Abel respondió: -Creo que cuatro o cinco años. No te gusta la magia, así que no te lo conté.
El rey todavía estaba muy desconcertado, pero aprovechó que el muchacho cayó junto a él para detenerlo también: -¿No deberías estar con los selkies?
-Intenté hacer que alguien tomara mi lugar, pero no funcionó.
Erik resopló y negó con la cabeza: -Todavía me pregunto por qué nos dejamos convencer de dejarte como sucesor... Oh, no te lo habíamos dicho.
Abel rió nervioso, mientras Aren contestó: -Ya lo sabía, tampoco estoy conforme con eso.
Inesperadamente, un nuevo portal se abrió, dando paso a Yngve. El hechicero aún tenía clavada la espada del príncipe, pero se había recuperado lo suficiente para hacer magia de nuevo, y tras un rápido repaso a las instrucciones, también pudo rastrear al híbrido, por lo que cuando Erik llamó a Aren por su nombre, pudo localizarlo en un instante.
Tal visión era muy aterradora para cualquier persona, provocando que los tres representantes de la realeza quedaran momentáneamente paralizados. Ygnve se arrancó la espada y corrió para atacar con ella. Aren, Erik y Abel esquivaron apenas el ataque, dando unos pasos hacia atrás. El rey desenvainó su arma para defender a los príncipes, peleando hábilmente con el joven brujo, quien, al tener menos experiencia en la esgrima, perdió rápidamente, mas no se rindió, e invocó nuevas armas, que Erik neutralizó sin pestañear.
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No hay reinos en el mar
FantasySegunda historia de "La visión del hechicero". Después de volver a Heland, el príncipe Erik descubre que su reino no es el único que debe volver a vivir en paz con los seres mágicos. Corre el año 825 d.C.; Aren es el joven príncipe de Kallioinenmeri...